Miércoles 05 de Octubre de 2011
Miércoles 27ª semana de tiempo ordinario 2011
Jonás 4,1-11
Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos
términos: "Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me
adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la
cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame
la vida; más vale morir que vivir." Respondióle el Señor: "¿Y tienes tú derecho a
irritarte?" Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había
hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad.
Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle
sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino.
Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual
dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento
solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer. Deseó
Jonás morir, y dijo: "Más me vale morir que vivir." Respondió el Señor a Jonás:
"¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?" Contestó él: "Con razón siento
un disgusto mortal?" Respondióle el Señor: "Tú te lamentas por el ricino, que no
cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy ha
sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil
hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de
ganado?"
Salmo responsorial: 85
R/Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, / que a ti estoy llamando todo el día; /
alegra el alma de tu siervo, / pues levanto mi alma hacia ti. R.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, / rico en misericordia con los que
te invocan. / Señor, escucha mi oración, / atiende la voz de mi súplica. R.
Todos los pueblos vendrán / a postrarse en tu presencia, Señor; / bendecirán
tu nombre: / "Grande eres tú, y haces maravillas; / tú eres el único Dios." R.
Lucas 11,1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos," Él
les dijo: "Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino,
danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque
también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en
la tentación.""
COMENTARIOS
Con la oración del Padre Nuestro, Jesús quiere hacer conscientes a sus
discípulos de su condición de hijos de Dios. La oración del cristiano es la oración de
un hijo que se dirige a su Padre Dios con confianza filial. Al llamar a Dios Padre
Nuestro, reconocemos que la filiacin divina nos une a Cristo, ”primogénito entre
muchos hermanos” (Rom 8, 29), por medio de una verdadera fraternidad.
Por ello, la santidad cristiana, aun siendo personal e individual, nunca es
individualista o egocéntrica: “Si rezamos de verdad el Padre Nuestro, salimos
del individualismo, porque de él nos libera el amor que recibimos. En la
oracin del Seor, a la invocacin inicial: “Padre Nuestro, que estás en el Cielo”,
siguen siete peticiones. Las tres primeras tienen por objeto la gloria del Padre: la
santificación de su nombre, la venida de su Reino y el cumplimiento de su divina
voluntad. Las otras cuatro presentan al Padre nuestros deseos: estas peticiones
conciernen a nuestra vida, para alimentarla o para curarla del pecado, y se refieren
a nuestro combate por la victoria del bien.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)