EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 6,12-18.
No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos
deseos.
Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del pecado, sino
ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la muerte a la
Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio de Dios.
Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están sometidos a la
Ley, sino a la gracia.
¿Entonces qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos sometidos a la Ley sino a la
gracia? ¡De ninguna manera!
¿No saben que al someterse a alguien como esclavos para obedecerle, se hacen
esclavos de aquel a quien obedecen, sea del pecado, que conduce a la muerte, sea
de la obediencia que conduce a la justicia?
Pero gracias a Dios, ustedes, después de haber sido esclavos del pecado, han
obedecido de corazón a la regla de doctrina, a la cual fueron confiados,
y ahora, liberados del pecado, han llegado a ser servidores de la justicia.
Salmo 124(123),1-3.4-6.7-8.
Canto de peregrinación. De David. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -
que lo diga Israel - ,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando los hombres se alzaron
contra nosotros,
nos habrían devorado vivos. Cuando ardió su furor contra nosotros,
las aguas nos habrían inundado, un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
¡Bendito sea el Señor, que no nos entregó como presa de sus dientes!
Nuestra vida se salvó como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se
rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Evangelio según San Lucas 12,39-48.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no
dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora
menos pensada".
Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para
todos?".
El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá
al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?
¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los
servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la
misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y
no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos
severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió
mucho, se le reclamará mucho más.
Leer el comentario del Evangelio por
Beato John Henry Newman (1801-1890), presbítero, fundador de
comunidad religiosa, teólogo
PPS, t. 4, Nº 22
«Estad preparados»
Nuestro Señor nos ha hecho esta advertencia en el momento en que estaba a
punto de dejar este mundo, por lo menos de dejarlo visiblemente. Preveía los
cientos de años que podían transcurrir antes de su retorno. El conocía su propio
destino, el del Padre; dejar gradualmente este mundo y su propio curso, retirando
poco a poco las prendas de su presencia misericordiosa. Preveía el olvido en que
caería, incluso entre sus discípulos...Preveía el estado del mundo y de la Iglesia tal
como los vemos hoy, donde su ausencia prolongada ha hecho creer que ya no
volvería nunca más...
Hoy, nos susurra al oído con gran misericordia que no nos fiemos de aquello
que vemos, que no participemos en la incredulidad general, que no nos dejemos
arrastrar por el mundo, sino de «velar y orar en todo tiempo» (Lc 21,36) y de
esperar su venida. Este aviso misericordioso tendría que estar siempre en nuestro
corazón por ser tan necesario, solemne y urgente.
Nuestro Señor había anunciado su primera venida; y sin embargo, fue una
sorpresa cuando apareció. Volverá de modo más imprevisto aun en su segunda
venida, sorprenderá a los hombres, pues no ha dicho nada sobre el espacio de
tiempo que media antes de su vuelta y nos encomienda la vigilancia y la guarda de
la fe y del amor. .. No debemos sólo creer sino velar; no sólo amar sino velar; no
sólo obedecer sino velar. Velar ¿por qué? Por el gran acontecimiento de la venida
de Cristo. Nos parece un deber particular esta invitación a velar, no sólo creer,
temer, amar y obedecer, sino también velar; velar por Cristo, velar con Cristo.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”