Carta del Obispo de Posadas para el 28° domingo durante el año 09 de octubre de 2011.
DIA DE LAS MISIONES .
Este domingo la Iglesia en la Argentina celebra el día de las Misiones, y por lo tanto en nuestra
Diócesis rezaremos por esta intención. El Papa acompaña esta jornada con un mensaje que
empezamos a reflexionar el domingo pasado y que lo tituló con la cita bíblica que dice: “Como el
Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn 20, 21).
En dicho mensaje el Papa señala la necesidad y urgencia de dimensionar la importancia de
asumir la dimensión misionera en este inicio del siglo XXI : “Destinatarios del anuncio del
Evangelio son todos los pueblos. La Iglesia “es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que
tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre”
(CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Ad gentes, 2). Esta es “la dicha y vocación propia de la Iglesia,
su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (PABLO VI, Exhort. ap. Evangelii
nuntiandi, 14). Consiguientemente, nunca puede encerrarse en sí misma. Se enraíza en
determinados lugares para ir más allá. Su acción, adhiriéndose a la palabra de Cristo y bajo la
influencia de su gracia y de su caridad, se hace plenamente y actualmente presente a todos los
hombres y a todos los pueblos para conducirles a la fe en Cristo (cfr. Ad gentes, 5).
Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, “la misión de Cristo Redentor, confiada a la
Iglesia, está aún lejos de cumplirse. [...] una mirada global a la humanidad demuestra que esta
misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras
energías en su servicio” (JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris missio, 1). No podemos quedarnos
tranquilos si pensamos que, después de dos mil años, todavía existen pueblos que no conocen
a Cristo y que todavía no han escuchado su mensaje de salvación.
No solo eso, sino que se amplía el número de quienes, aun habiendo recibido el anuncio del
Evangelio, lo han olvidado y abandonado, y ya no se reconocen en la Iglesia; y muchos
ambientes, incluso en sociedades tradicionalmente cristianas, son hoy renuentes a abrirse a la
palabra de la fe. Se está dando un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por
movimientos de pensamiento y por el relativismo imperante; un cambio que lleva a una
mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del mensaje evangélico, como si Dios no
existiera, y que exaltan la búsqueda del bienestar, de la ganancia fácil, del logro profesional y
del éxito como finalidad de la vida, incluso en menoscabo de los valores morales.
La misión universal implica a todos, a todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de
quien lo ha recibido, sino que es un don que hay que compartir, una buena noticia que hay que
comunicar. Y este don-compromiso le es confiado no solamente a algunos, sino a todos los
bautizados, los cuales son «un linaje elegido, [...] una nación santa, un pueblo adquirido por
Dios» (1 Pe 2, 9) para que proclame sus obras maravillosas.
Están implicadas en ello también todas las actividades. La atención y la colaboración con la
actividad evangelizadora de la Iglesia en el mundo no pueden limitarse a algunos momentos y
ocasiones particulares, ni tampoco se pueden considerar como una más entre otras actividades
pastorales: la dimensión misionera de la Iglesia es esencial, por lo que hay que tenerla siempre
presente. Es importante que tanto cada bautizado como las comunidades eclesiales se
interesen en la misión no de manera esporádica y ocasional, sino de manera constante, como
forma de la vida cristiana. La misma Jornada Mundial de las Misiones no es un momento
aislado en el curso del año, sino que es una ocasión preciosa para pararse a pensar si
respondemos y cómo respondemos a la vocación misionera; una respuesta esencial para la
vida de la Iglesia”.
Como Diócesis estamos en un camino post Sinodal en donde hemos asumido un compromiso
de acentuar la dimensión misionera no como un hecho extraordinario, sino en nuestro estilo de
vida, en la cotidianidad tanto personal como en la pastoral de las comunidades. Esta jornada de
oración y reflexión por las misiones nos ayudará a profundizar en este camino que vamos
transitando en la Diócesis.
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo. Mons. Juan Rubén Martínez.