COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran
Buenos Aires)
Domingo sexto del Tiempo Ordinario,
Ciclo C
Evangelio según San Lucas 6,17.20-26.
"En aquellos días Jesús fue a
orar a un cerro y pasó toda la noche en oración con Dios. Al llegar el día
llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó apóstoles. Al
bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos
y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la
región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus
discípulos, dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios
les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán
saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices
ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los
proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y
llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el
cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero
¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que
ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora
ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos
los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos
profetas!»
LAS BIENAVENTURANZAS: anuncio que
transforma el mundo
Queridos
hermanos, estas son Las Bienaventuranzas donde el Señor bendice y alaba a los
pobres, a los que tienen hambre, a los que lloran, a los perseguidos; y estas
no son realidades simplemente sociales o estáticas donde se pretende que la
gente sea pobre, sea hambrienta, que llore, que sea perseguida, sino que estas
cosas pasan, son dinámicas, pero que Dios habla más cercanamente a nosotros
desde estas realidades. Porque el pobre puede abrirse a Dios, el que tiene
hambre reconoce su necesidad, los que lloran expresan su sufrimiento y los
perseguidos, por su nombre, o se fortalecen o se quebrantan. Son realidades
dinámicas y no estáticas.
Pero
fundamentalmente esto surge de algo que es importante: un anuncio que
transforma el mundo, ese anuncio son Las Bienaventuranzas. Pero este anuncio,
que es de Cristo, es porque Él es el Señor, nuestro Dios, que nos recuerda lo
que le dice a Israel, “te he sacado del
país de Egipto, te he sacado de la esclavitud y te llevo a otro lado, a otro
lugar, a otro ámbito.” Salir de la esclavitud para vivir en la libertad.
Pero siempre
hay oposiciones, obstáculos, que muchas veces las podemos provocar nosotros
mismos. Aquellos dicen: los ricos que ya tienen su consuelo, están hartos de lo
que tienen y desprecian a los demás; los que son satisfechos, que no reconocen
la indigencia y el sufrimiento de los otros; los que ríen para, de alguna
manera, soliviantar los sufrimientos y quedarse en la superficialidad de las
cosas; los que buscan los elogios para ser reconocidos por los demás pero que,
muchas veces, ese reconocimiento tiene altos costos; uno se vende, uno es
comprado, uno es manipulado, uno es utilizado, o uno también utiliza, o
manipula, siempre para sacar resultados personales, individuales, pero que
no les interesa para nada la verdad ni
la objetividad.
Muchas veces
hablamos de los pobres para usarlos. Otras tantas veces para “salir en la
foto.” Pareciera que la foto es la realidad, sin embargo muchas veces la foto
nos aleja de la realidad. Es un mundo difícil, contradictorio, pero hay que
saber discernir y llamar las cosas por su nombre. Las realidades se transforman
desde adentro, de lo más profundo. Y lo más profundo es que el Señor quiere que
seamos felices a través de Las Bienaventuranzas.
Les dejo mi
bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén