DOMINGO
I TIEMPO DE CUARESMA CICLO C
LAS
TENTACIONES Y EL BAUTISMO
El evangelio de hoy dice que “Jesús
lleno del Espíritu Santo se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu
al desierto; donde permaneció cuarenta días, siendo tentado por el diablo. En
ese tiempo no comió nada, pero al final sintió hambre” (Lc
4,1-3)
En Lucas el relato de las tentaciones
(4,1-13), sigue al bautismo (3,21-22) y la genealogía de Jesús (3, 22-38). Hoy
la liturgia con su pedagogía nos habla de las tentaciones a creyentes que han
recibido el don del Espíritu en el bautismo y tienen una tradición en la fe. El
mismo Espíritu de Jesús es el que nos lleva a los bautizados a estar con Él en
el desierto “En efecto la Escritura dice: “El que tenga fe en Él, no quedará
defraudado… y todo el que invoca el nombre del Señor, se salvará” (Segunda lectura)
Las tentaciones ocurren a Jesús porque
es ser humano; y a nosotros por cargar como humanos con la tendencia que es
fuente de todo pecador, el egoísmo; que debilita la vida propia y subestima la
de los demás. El egoísmo que siempre se resiste a ver a Dios en los demás para
hacerlos prójimos. El egoísmo no tiene compasión porque se fascina así mismo y
se siente herido cuando no lo tienen en cuenta para los debidos
reconocimientos.
LAS
TENTACIONES DEL EGOÍSMO
La primera prueba tiene que ver con el
símbolo del pan que el evangelio Lucas simboliza la vida. No se refiere Jesús a
quienes carecen de pan; sino a los egoístas que buscan acumular la vida en
únicas manos solo para sus proyectos. “Tengan mucho cuidado con toda clase de
avaricia, que, aunque se nade en la abundancia; la vida no depende de las
riquezas…” (Lc 12.15-21). Al rico confiado lo llama
el evangelio “torpe”. El único camino es mantener como referencia a Jesús, para
vivir la vida como don y servicio. De lo contrario la vida no sirve como pan de
nadie.
Los Hechos de los Apóstoles le dieron
un nombre a la segunda tentación: “el poder del Mal” (Hch.
26,18). El diablo es el signo de los poderes del “egoísmo” que exige
arrodillarse y ser aclamado. El poder no es malo por la función social que
entraña; pero siempre corre el riego de absolutizarse como el dinero,
fabricando ídolos. Para Jesús la relación son su padre
Dios y con sus hermanos en la fe, es de amor y servicio.
La tercera tentación tiene relación
con la ciudad de Dios, Jerusalén y el templo, la casa del Padre; tomando la
tentación una forma religiosa. También las cosas de Dios se pueden convertir en
tentación. No faltará quienes sigan buscando imagen, prestigio y dinero dentro
de la Iglesia, bien sean religiosos o laicos haciendo a un lado el seguimiento
de Jesús, para crecer ellos.
“HASTA
OTRA OCASIÓN”, “NO NOS DEJES CAER”
Si no fuera porque somos humanos como
Jesús no hubiera dicho satanás “hasta otra ocasión”; es decir que las
tentaciones son una constante de la vida, pero, con una esperanza; “No nos
dejes caer en la tentación; más líbranos del Mal. Amén” “Entonces pondrás esos
frutos, victoria sobre las tentaciones, delante del Señor, y te postrarás para
adorarlo” (Primera lectura)
El bautismo es lo que en nuestro
desierto de egoísmo y sus secuelas nos permite
participar de la victoria de Jesucristo sobre el mal, cuyo signo es la muerte.
El bautismo es lo que vence en todos los niveles y momentos de la vida las
tentaciones del “egoísmo”. Tenemos cuarenta días para que Jesús nos enseñe a
afrontar nuestras tentaciones y decir: “No tentarás a un Hijo de Dios, hermano
de Jesucristo”