«LLAMADOS A EVANGELIZAR»

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas,

para el 1° domingo de Cuaresma

[10 de marzo de 2019]

 

Nos disponemos a celebrar el tiempo cuaresmal como tiempo de gracia y penitencia que nos prepara a vivir más intensamente el misterio central de nuestra fe que es la Pascua. Nuestra fe centrada en la persona de Jesucristo el Señor, de quien queremos ser discípulos y misioneros, nos lleva a revisar nuestra vida y nuestra espiritualidad a la luz del seguimiento de Aquel en quien creemos. Aquel que se hizo uno de nosotros para salvarnos y revelarse para que comprendamos que nuestra vida está cargada de sentido y que todos los bautizados tenemos una vocación y una misión.

En la Pascua celebramos el misterio del Amor de Dios, de un Dios cercano que se hizo hombre, de Jesucristo el Señor, que por nosotros murió y resucitó. En estas semanas de Cuaresma, a través de la espiritualidad de la liturgia, nos disponemos a renovar nuestra fe, esperanza y caridad.

Esta carta cuaresmal tiene por título: «Llamados a evangelizar». Y el texto bíblico de referencia es tomado del apóstol Pablo donde dice «¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1Cor 9,16b).

Este tiempo fuerte de la Cuaresma que nos prepara a celebrar la Pascua nos puede ayudar a revisar nuestra vida en sus diversos aspectos considerando nuestra vocación bautismal, nuestro llamado específico, y, sobre todo, la misión que corresponde a ese llamado, teniendo en cuenta el compromiso que todos tenemos de evangelizar.

Si nos preparamos para celebrar la Pascua internalizando nuestro seguimiento de Jesucristo muerto y resucitado, siendo discípulos suyos, esto nos permitirá fortalecernos en la esperanza para anunciar, en un mundo con tantas sombras, la Buena Noticia de que Jesucristo el Señor, vive.

El propósito de esta carta cuaresmal es que renovemos el compromiso que implica el sabernos llamados desde nuestro bautismo a evangelizar. Por eso quiero invitar a todos a que revisemos en esta preparación para la Pascua qué cosas nos paralizan y nos impiden vivir gozosamente el llamado de anunciar a Aquel que es el único capaz de llenar de sentido nuestra vida, considerando que todos tenemos una misión y que Dios tiene un proyecto para cada uno de nosotros.

Cuánto deseo que Durante este tiempo cuaresmal tomemos la primera exhortación apostólica del Papa Francisco «Evangelii Gaudium» y la podamos meditar. De hecho, en esta carta tomaré algunos textos para que nos sirvan al revisar cómo vivimos nuestra condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, el Señor. El Papa Francisco empieza diciéndonos el propósito de la exhortación: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años» (EG 1).

Así el Papa Francisco expresa su deseo de acompañarnos a renovar, con la ayuda del Espíritu Santo, la misión evangelizadora que nos encomienda el Señor y que es la razón de ser de la Iglesia evangelizadora. El mismo Señor, antes de partir junto al Padre, les dijo a los apóstoles, y con ellos a nosotros: «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos» (cfr. Mt 28,19). Son numerosos los textos bíblicos que nos señalan la alegría que provoca este encuentro con el Señor, con su presencia. Su proyecto es la alegría de la Buena Noticia.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas