COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

III Domingo de Cuaresma, Ciclo C

Evangelio según San Lucas 13,1-9.  

En cierta ocasión, se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

LA PACIENCIA DE DIOS

El misterio de los fallecimientos, las muertes trágicas, las matanzas que se hacen de un lado o del otro; a veces no concuerdan con que se merecen ese castigo, en realidad nadie tiene derecho de matar a nadie; pero sí, las cosas pasan y pasan de un lado y del otro.

Es cierto que ninguno de nosotros sabe cuántos días le va  agregar a su vida -o cuánto tiempo vamos a vivir- porque no sabemos. Hay tantos imprevistos, tantas dificultades, tantas contradicciones, ¡hay muchas cosas!, por lo tanto, como no sabemos, hay que estar preparados. Preparados para vivir en este hoy, en la presencia de Dios. Preparados para vivir en serio y dar la vida en serio HOY, no dejarla para más adelante porque el “más adelante” quizá sea NUNCA.

Por otra parte, hay que dar las cosas en vida: en vida se ama, en vida se sirve, en vida se es fiel, en vida se acompaña y se transmite bondad a los demás ¡en vida! Cada uno tiene que decidir.

Todos tenemos que dar frutos; en el relato del Evangelio de la higuera, durante tres años se esperaron sus frutos y ella no dio nada; ¿qué querían?, podarla, cortarla, sin embargo el viñador dijo “déjenla un año más todavía”; nos habla de la paciencia de Dios. Esa paciencia que nos tiene a nosotros pero que no nos permite abusar de ella. Dios nos tiene paciencia, pero no abusemos de esa paciencia.

Por eso la Cuaresma es el tiempo de la escucha atenta de la Palabra de Dios, de la conversión, de la respuesta, de la caridad. Hay que convertirse y todos tenemos esa posibilidad porque Dios nos tiene paciencia.

Que tengamos paciencia con nosotros, paciencia con los demás y que saquemos frutos de esta Cuaresma.

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén