DOMINGO FIESTA DE LA ASCENSIÓN  

 

LAS “ASCENSIONES” REQUIEREN DE DISCERNIMIENTO.

 

En una nueva perspectiva en la lectura de la biblia empezando por Pablo; por haber sido el primer laico que recibió en su bautismo el Espíritu del resucitado, el Espíritu Santo lo transformó interiormente para que él transformara a otros. Todos los encuentros del resucitado empiezan y terminan en la misión de la comunidad: “vosotros sois los testigos de estas cosas” cierra la descripción de la misión. Lo apóstoles y evangelizadores de hoy no debemos iniciar la misión antes de haber recibido o reanimado el bautismo que es pentecostés y el pentecostés que es el bautismo. Si esta experiencia de la fe se supone, como puede ocurrir hoy, dejamos la predicación, la misión y en general la pastoral sin piso; corriendo el riesgo de priorizar la doctrina sin ser testigos de la experiencia de la fe, llamada también evangelio o kerigma.

 

VIVIR SIN ESCLAVITUDES ENEMIGAS.

 

La carta a los Efesios puesta por la liturgia como segunda lectura da razón de la meta ultima de la misión en el camino cristiano: el Espíritu de sabiduría, Espíritu Santo. La misión del cristiano no es hacer cosas sino comprenderlas desde la sabiduría del Espíritu que obra en el corazón. “Que Él mantenga su luz en nuestro corazón para apreciar mejor los bienes que esperamos, con la misma fuerza y poder que desplegó al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, venciendo la muerte y todos los signos de la muerte Pablo deduce que el cristiano no puede ser esclavo de fuerzas enemigas, principados, potestades o dominaciones; ante el poder del Resucitado, obrando en favor del hombre. Pablo invita a los creyentes de Éfeso a no ver la vida como un teatro de fuerzas del mal sin reconocer el poder salvífico del Resucitado que está en nuestro interior. La carta a los efesios, como vemos, está escrita en un contexto de Ascensión y resurrección.

 

EL ESPÍRITU OBRA PARA HACER TESTIGOS.

 

Hechos de los Apóstoles, primera lectura, confirman lo dicho por Pablo en la carta a los efesios. Pasa a un segundo plano el querer saber por parte de Jesús cuando iba a restaurar el reino de Israel; pero lo importante para Jesús era: “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y será mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”.

 

LA COMUNIDAD ES EL PUENTE.

 

El capítulo 24 del evangelio de hoy muestra las mujeres, y los discípulos con dificultades de leer los acontecimientos ocurridos, a la luz de la sabiduría de la resurrección. La lectura de lo ocurrido vista desde la razón, con criterios humanos, “no solo, de pan (comida o razón), vive el hombre” (Lc 4,4); es una situación penosa e inhumana. La salida es una comunidad como camino de luz y referente para vivir la fe en términos de comunión; la comunidad es el puente de la ausencia a la bendición del Resucitado “Entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (Lc 24,3); luego los sacó a Betania, levantó las manos y los bendijo; mientras los bendecía se alejó de ellos y fue subiendo al cielo” (Lc 24,51-52). La ausencia se convirtió en la responsabilidad de recibir la sabiduría del Espíritu para el bien de los demás. Faltando el cuerpo se dejó sentir de manera diversa: el Espíritu.

 

Si la resurrección es el triunfo de la vida sobre la muerte, la Ascensión es el triunfo de la libertad sobre todo lo que deprime y rebaja al hombre. El Espíritu es quien da el discernimiento acerca de las ascensiones humanas.

No todas las ascensiones son humanas, ascender por dinero sin compartir, por poder sin servir, ascender por corrupción o mal uso de dineros que nos confían las personas, ascender por cualquier tipo de violencia, ascender para aparentar, avanzar o progresar pisoteando gente en sus derechos. En nuestra sociedad hay avances aparentes que en fondo son retrocesos sobre todo en lo moral. Para muchos la Ascensión expresa una aspiración del corazón: Subir, ser más, tener un mejor nivel social. Otros pensarán en la Ascensión como esfuerzo de dificultades por superar o ansias de altura para estar satisfechos. Por la Ascensión el cristiano puede hacerse hombre de futuro con compromisos presentes. “Galileos, ¿qué hacen ahí parados mirando el cielo?”