DECIMO PRIMER  DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

                                          (Año Impar. Ciclo C)

                           SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.-  Pr. 8,22-31: Antes de comenzar la tierra, la Sabiduría ya había sido engendrada.

b.- Rm. 5,1-5: Caminamos hacia Dios, por medio de Cristo, en el amor  derramado en nuestros corazones por el Espíritu.

c.- Jn.16,12-15: Todo lo que tiene el Padre mío; el Espíritu recibirá de lo mío y os lo anunciará.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Dios Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra e la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

- “Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad…” (Jn.16,13).

El evangelio nos muestra a Jesús en diálogo de despedida con sus discípulos, donde tiene muchas otras cosas que enseñarles, pero les advierte que por el momento no pueden comprender plenamente todo lo que les diga. La comprensión, de muchos hechos, llegará con la luz de la Resurrección y sobre todo de Pentecostés (cfr. Jn. 2, 22; 12, 16). La verdad completa se comprende, no como un cúmulo de verdades, que Jesús no alcanzó a enseñar, sino que el Espíritu Santo conducirá a la plena comprensión e inteligencia de lo revelado. La verdad completa, se refiere a la comprensión en profundidad del misterio de la persona de Jesucristo y de su misión redentora, evangelizadora, santificadora. Sin el Espíritu, la revelación se convierte en una serie de verdades, insoportables e inconducentes; con el Espíritu Santo el cristiano y la Iglesia, son guiados a la verdad completa. La revelación de Cristo se entiende como dada y universal con carácter definitivo. Toda esta misteriosa realidad, no podía ser captada por los discípulos, en el momento deberán esperar la Resurrección y  Pentecostés, y el devenir de la Iglesia, para conseguir la suficiente claridad, sobre el misterio de la persona de Jesús como Mesías y Enviado del Padre, para luego exponerlo a los fieles. Juan, nos habla de la verdad completa, no nuevas verdades, sino un conocimiento más hondo de cuanto dijo e hizo Jesús (cfr. Jn. 15, 15). Guiar a la verdad plena no es otra cosa que el movimiento vital de la fe y de la comunidad eclesial en su relación viva con Jesús de Nazaret, sostenida y colmada por el Espíritu Santo. 

- “Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros” (Jn.16, 14s).

Es el Espíritu Santo quien glorifica a Jesús, porque será ÉL quien haga, comprender a los discípulos el misterio de humillación vivido por Cristo Jesús en su Pascua, principio de su exaltación y elevación hacia el Padre. Era necesario que descubrieran en Cristo, al Enviado del Padre para la salvación del mundo. Sólo Cristo Jesús que conoce los secretos de Dios, como su Espíritu, podía darlo a conocer, revelarlo a los hombres. Pero la revelación de Jesús, también apunta al futuro, es insuperable por ÉL, abierto al futuro escatológico y eterno. De ahí que en cada época  la Iglesia logra su plena realización en cuanto que el evangelio se predica pero no está plenamente establecido ni realizado, porque s palabra eterna. Es el ministerio profético el que expresa el carácter futuro de lo revelado por Cristo. Guiar a la verdad plena se realizará en la comunidad bajo la acción constante del Espíritu Santo de múltiples formas desde la exposición teológica, pasando por la catequesis y la meditación hasta la crítica profética. Esta acción vigorosa del Espíritu es obra de toda la comunidad, no sólo de la jerarquía, que nos conduce a la perfecta unión con el Padre y el Hijo.

b.-  Meditación. ¿Qué me dice?  ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.

- “El Espíritu de la Verdad os guiará hasta la verdad plena” (v.13). Me habla que hay una meta que conseguir llegar lasta la plena configuración con Cristo.

- “Todo lo que tiene el Padre es mío” (v.15). El Padre y el Hijo nos envió el Espíritu, para amarnos como ellos,  los Tres se aman.

- “Lo explicará todo” (v.15). Necesitamos que nos explique todo lo que se refiere a la persona de Jesús el Ungido.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.

- “EL Espíritu de la Verdad os guiará a la verdad plena” (v.13). Señor Jesús, que tu Espíritu me guie a conocerte y amarte mejor, te lo pido Señor.

- “EL me dará gloria” (v.14). Señor Jesús que tu Espíritu me guie para glorificarte con una vida según tu voluntad, te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

Me comprometo a dejarme guiar por las mociones del Espíritu.

5.- Relectura bíblica que hace S. Juan de la Cruz, quien nos describe esa misma vida de amor y gozo que  vive la Santísima Trinidad. La comenzamos a vivir en lo interior, si somos  conscientes de nuestra condición bautismal: saber que somos  templos de la S. Trinidad. “En ti solo me he agradado, ¡Oh vida de vida mía!. Eres lumbre de mi lumbre, eres mi sabiduría,  figura de mi sustancia, en quien bien me complacía. Al que a ti te amare, Hijo,  a mí mismo le daría, y el amor que yo en ti tengo ese mismo en él pondría, en  razón de haber amado a quien yo tanto quería” (Romance sobre el evangelio de Juan. “In principio erat Verbum” acerca de la Santísima Trinidad 65-76).

6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.

- Te alabamos S. Trinidad por vivir en comunión de amor, te alabamos Señor. 

- Te alabamos S. Trinidad hacer morada  en el alma de cada bautizado. Te alabamos Señor.

- Te alabamos S. Trinidad, por el amor que nos comunicas a nuestros corazones. Te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.

 - Te presentamos Padre, la Iglesia, para sea siempre reflejo de la unidad y comunión de amor de la S. Trinidad. Te rogamos óyenos.

- Te presentamos Padre, los contemplativos, monjes y monjas, eremitas que, en su vida escondida en Cristo, cultiven la sabia que da vida a toda la Iglesia. Te rogamos óyenos.

- Te presentamos Padre, los conflictos que vive la humanidad, inmigrantes, para que el bien común prime por sobre lo meramente económico. Te rogamos óyenos. 

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).

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P. Julio González C.

Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.