TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XIII C
(30-junio-2019)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Valoremos
el tesoro de libertad que nos regala Jesucristo
ü Lecturas:
o I
Libro de los Reyes 19, 16b. 19-21
o Carta
de san Pablo a los Gálatas 5, 1. 13-18
o Lucas
9, 51-62
ü Para
muchos cristianos, la pertenencia a la Iglesia hace parte de una larga lista de
hechos que tejen nuestra historia y que no nos sorprenden. Por ejemplo, nos parece
muy natural haber nacido en Colombia, uno de los países con mayor biodiversidad
del mundo; no valoramos nuestro idioma, el español, que nos permite comunicarnos
con cientos de millones de personas; llevamos unos apellidos que nos conectan
con unos antepasados de los que hemos heredado, no solo el patrimonio genético,
sino también unos valores y tradiciones. Esta lista de realidades, que hacen
parte de nuestro equipaje existencial, no es valorada suficientemente. Y lo que
no se valora, no se cuida. Y lo que no se cuida, puede perderse fácilmente.
ü Pues
bien, en el texto de la Carta a los Gálatas que acabamos de escuchar, san Pablo
nos habla de un tesoro que hemos recibido de Jesucristo. Si no somos
conscientes de él, podemos perderlo. Los invito a leer las palabras de san
Pablo: “Hermanos: Nosotros gozamos de la libertad que os dio Cristo.
Manténganse, pues, firmes en esta condición y no se dejen poner de nuevo el
yugo de la esclavitud”.
ü Este
texto contiene dos mensajes muy claros:
o En
primer lugar, nos invita a tomar conciencia de lo que ha significado la
redención obrada por Jesucristo; para ello, Pablo utiliza la palabra libertad, que expresa las más profundas
aspiraciones del ser humano, y cuya defensa ha inspirado acciones heroicas.
o En
segundo lugar, el apóstol Pablo nos hace un llamado de atención. Toda esa
riqueza que hemos recibido del Señor puede perderse si no la cuidamos. Es un
tesoro que tenemos guardado en el frágil vaso de arcilla de nuestra capacidad
de tomar decisiones, que es caprichosa y se deja deslumbrar por valores aparentes.
San Pablo expresa en términos muy directos este llamado de atención: “No se
dejen poner de nuevo el yugo de la esclavitud”.
ü En
esta meditación dominical, profundicemos en el significado de este tesoro de libertad que nos regala
Jesucristo.
ü Por
influjo de los escribas y fariseos, el pueblo de Israel había quedado atrapado
en una asfixiante telaraña de preceptos y ritos que regulaban cada uno de los aspectos
de la vida. Se había perdido la frescura de la Alianza entre Yahvé y su pueblo.
En la mentalidad de los líderes religiosos, la salvación era el resultado del
esfuerzo por cumplir unas obligaciones.
ü Jesucristo
hace saltar en mil pedazos esta desviación y nos enseña que la salvación es un
don de Dios que se recibe con infinito agradecimiento. En el nuevo orden que instaura
Jesús, la fatigante lista de mandamientos quedó reducida a dos principios revolucionarios:
el amor a Dios y el amor al prójimo. Por eso san Pablo afirma: “Nosotros
gozamos de la libertad que nos dio Cristo”.
ü Cuando
Jesucristo inicia su predicación, se encuentra con unas crueles barreras que
separaban a amplios sectores de la población, quienes eran discriminados y se
les impedía participar plenamente de la vida social y religiosa: los cobradores
de impuesto, los samaritanos, los portadores de algunas enfermedades, las
prostitutas, etc. Jesucristo derribó esos muros de discriminación y se
convirtió en el defensor de los excluidos, a quienes declaró como los
preferidos en el Reino de los cielos. Por eso, los excluidos de Israel
entienden perfectamente las palabras de san Pablo: “Nosotros gozamos de la libertad
que nos dio Cristo”.
ü Una
de las principales causas de incertidumbre es la realidad de la muerte. Para
los materialistas, la muerte pone punto final a la aventura humana. Enfrentan
esta realidad de diversas maneras: unos viven intensamente el presente, evitando
pensar en el final; otros asumen una posición estoica de auto-control ante cualquier
sentimiento pesimista que trate de expresarse; otros pretenden prolongar su
huella en este mundo a través de la ciencia o del arte o de la filantropía.
ü Los
seguidores del Señor resucitado hacemos una lectura absolutamente diferente de
la muerte biológica. La vemos como una puerta que nos abre el acceso a la
plenitud de la Verdad y del Amor. Por eso la resurrección de Jesucristo nos ha liberado
de la esclavitud de la muerte. Cristo resucitado nos ha precedido en la casa
del Padre.
ü Finalmente,
la máxima liberación llevada a cabo por Jesucristo es haber restablecido la
relación con Dios que había sido rota por el orgullo humano que alimenta la
absurda pretensión de llegar a ser como Dios. El sacrificio del Señor en la
cruz ha establecido una alianza nueva y eterna que ya nada podrá romper. En Cristo
hemos sido constituidos hijos de Dios y coherederos del Reino
ü De
ahí la enorme importancia de comprender el significado del sacramento del Bautismo,
que nos hace partícipes de la vida divina y nacer a esta realidad nueva que san
Pablo expresa con la palabra libertad.
ü Motivados
por este texto de la Carta a los Gálatas, valoremos este inmenso tesoro que
hemos recibido. Como la fe cristiana hace parte de nuestro acervo cultural,
este formidable tesoro de la libertad que nos regala Jesucristo no nos sorprende.
Y cuando algo no se aprecia en su justo valor, fácilmente queda subordinado a
otros intereses, descritos por san Pablo como “el yugo de la esclavitud”. Nos dice
en esta Carta a los Gálatas: “No se dejen poner de nuevo del yugo de la
esclavitud”.