DÉCIMO SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO  ORDINARIO

                                          (Año Impar. Ciclo C)

 

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.- Gn. 18,1-10: Señor, no pases de largo junto a tu siervo.

b.- Col.1, 24-28: El misterio escondido por siglos ha sido revelado a su pueblo.

c.- Lc. 10, 38-42: Marta y María.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

El evangelio nos presenta una escena familiar: Jesús en casa de Marta y María (cfr. Jn.11,1-44).  Tema central del texto es la comparación de eta dos discípulas en la que una se  deja llevar por una actividad exagerada, la otra se limita sólo a escuchar a Jesús.  Ambas podría representar, en una segunda interpretación eclesial, las hermanas  representa la diaconía una y la otra la proclamación de la Palabra. Por medio de  Lucas y Juan, encontramos el testimonio de mujeres ricas que ayudaron a Jesús y  los apóstoles con sus bienes en la tarea evangelizadora (cfr. Lc.8, 1-3). Marta lo  recibe en su casa lo que la hace hija de la paz, la que ha escuchado el evangelio del  reino y que heredará la vida eterna (cfr. Lc. 10, 6.9. 25); su hermana María parece  más joven. En su hogar se va a celebrar un banquete, por ello se afana en preparar  una comida digna del huésped que tiene que atender; Jesús y María mientras tanto  conversan, ÉL habla ella escucha sentada a los pies del Maestro. Su postura es la  de los discípulos judíos a los pies de sus maestros (cfr. Jn.12,3; Hch. 22,3).   Mientras la primera se dedica al servicio, la otra escucha a Jesús, goza de su  compañía en forma casi exclusiva. La primera protesta, está agobiada, está  haciendo demasiadas cosas y está perdiendo la oportunidad de estar con el  huésped (cfr. Eclo. 11,10-11). Se queja doblemente a Jesús, primero porque  no se  percata del trabajo que ella está haciendo, y por otra parte, le pide interceda ante  su hermana para que le ayude en su quehacer. Las dos terminarían pronto la labor,  lo que le permitiría también a ella a sentarse a escuchar a Jesús. Jesús la reprende  cariñosamente, suavemente, pero con la intención que reflexione (cfr. Lc.6, 46;  8,24; 13,34; 22,31). “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y  hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que  no le será quitada.” (vv. 41-42). No la va a regañar por que trabaje, sino por la  forma en que lo está haciendo, inquieta y nerviosa, lo que la puede conducir a nada  (cfr. Lc.12, 25). Jesús quiere que Marta se preocupe de lo esencial para su vida  como es escuchar la palabra de Dios, que constate que tanto trabajo, como  creyente la puede alejar de la fe y de ÉL que la visita. Incluso que piense que los  manjares los puede reducir al mínimo, con tal de no perder su paz y poner sus  preocupaciones en las manos de Dios. Mientras Marta representa el trabajo  agobiante y repetitivo, esclava de hacer muchas cosas, no tiene tiempo para  escuchar acerca del misterio del reino de Dios que llega; su hermana, en cambio,  María escucha la palabra de Jesús, hace una sola cosa, la única necesaria (v.42),  para ponerla por obra. Marta representa la acción que no está plenamente en  comunión con la palabra de Jesús, como no abierta a la palabra de Jesús; María, al  estar abierta a su palabra, está dispuesta a amar al prójimo y servirlo. Conocer a  Dios en Israel significaba escuchar a Yahvé, y poner en práctica su palabra, María  corresponde plenamente al Israel, que escucha a Dios. Ella atiende a Jesús y lo  escucha, porque le revela el misterio escondido, así como el judío escucha la Ley de  Yahvé, revelada en el pasado. El AT, insiste en la importancia de la escucha, lo  mismo encontramos en el Nuevo (cfr. Dt. 8, 1-3; Lc.19,1-10; 1Cor. 7, 32-35).  María representa al verdadero cristiano, que cumple la palabra de Dios. Para que  las acciones de amor al prójimo del creyente, estén  cimentadas en la escucha de la  palabra de Dios, es necesario, acoger el misterio del amor de Dios, que se refleja  en Cristo Jesús. En la medida que se mantiene la comunión de amor con Jesucristo,  es decir, la fuerza de su misterio revelado, se puede ser apóstol de ese amor que lo  inunda en su vida interior. Esta experiencia,  produce un tipo de cristiano que  profundiza en su fe, porque escucha a Jesús, como María, lo que se convierte en  fundamento de la verdadera contemplación, es decir, obediencia a la palabra y gozo  de convertirla en realidad desde la fe, la esperanza y la caridad teologal. Pensemos  en una María misionera, que comunica la palabra escuchada, de lo contrario  hubiera sido reprendida por Jesús como Marta. 

b.-  Meditación. ¿Qué me dice?  ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.

- “Marta, le recibió en su casa” (Lc.10, 38). Me enseña que Jesús acepta la hospitalidad de esta familia.

- “María, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras” (Lc.10, 39). Como discípula escucha atenta la enseñanza del Maestro.

- “Marta…dile que me ayude” (Lc.10, 40). Si bien, su afán era servir al Huésped, olvidaba lo principal, estar con ÉL.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.

- “Una mujer le recibió en su casa” (v.38). Señor Jesús que no pierda la oportunidad de darte hospedaje en mi vida. Te lo pido Señor.

- “Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas” (v.41). Señor Jesús, que nunca las preocupaciones me aparten de estar contigo. Te lo pido Señor.

- “María a escogido la mejor parte, que no le será quitada” (v.42). Señor Jesús, que lo único necesario sea siempre  guardar la experiencia de estar contigo como lo más valioso. Te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

Compromiso. Cuidar los momentos de oración con el Señor.

5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús.

S. Teresa de Jesús, queriendo resaltar la vida contemplativa, aconseja, que primero   tenemos que ser Marta y luego María. La vida activa y contemplativa han de ir muy  unidas porque ambas pretender servir al Señor Jesús, que viene a visitarnos.  “Marta y María han de andar juntas para hospedar al Señor… ¿Cómo le diera  hospedaje María, sentada siempre a sus pies, si su hermana no le ayudara?” (7 Moradas  4,12).

6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por darnos a Jesús que nos enseña con paciencia en la oración. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por darnos en tu Hijo, la única Palabra que alimenta y reconforta de veras. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, desde los grupos de oración que cultivan la intimidad con tu Hijo. Desde ellos y con ellos, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, desde las casas de acogida de enfermos y ancianos, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre, para que siempre acojamos a tu Hijo en nuestras vidas. Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre, para como María, escuchemos la enseñanza de tu Hijo. Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre, para que como Marta aprendamos a servirte también en los trabajos cotidianos, después de echa la oración. Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre, para que enseñemos a orar a nuestro prójimo y descubran que lo único necesario es estar con el Señor, y luego servirlo en los hermanos. Te rogamos óyenos.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).

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P. Julio González C.

Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.