DOMINGO VIGÉSIMO PRIMERO DEL TIEMPO ORDINARIO.

                                   (Año Impar. Ciclo C)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.- Is.66, 18-21: Traerán a todos nuestros hermanos de entre las naciones.

b.- Hb. 12, 5-7.11-13: El Señor reprende a los que ama.

c.- Lc.13, 22-30: Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán en el Reino de Dios.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. Y todas cosas serán creadas. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus inspiraciones para que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: ¡Oh Dios! que unes los corazones de tus fieles en una mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza de tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

- “Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (v. 23).       

El evangelio nos presenta a Jesús, en la segunda parte de su viaje camino de Jerusalén (cfr. Lc.17, 10). Hay un doble tema de fondo, la muerte de Jesús en la ciudad santa y la amenaza de excluir del Reino a los suyos, si no responden a su llamada a la conversión. Encontramos dos temas más cercanos: el primero de la puerta estrecha (vv.22-24), y el rechazo a los judíos y la vocación de los gentiles (vv.25-30).  Jesús ha iniciado un camino (cfr. Lc.9, 51), y tiene una misión, que cumplir. Recorrer ciudades y aldeas, viene significar que ofrece la salvación a todos, todos son llamados a tomar una decisión a favor o en contra, en este tiempo de salvación que Jesús inaugura. Esta actividad del Maestro, itinerante, es modelo para la futura actividad apostólica (cfr. Lc. 13, 33; Hch.1,10; 8,25.40; 9,51;13,22; 16,17).  Uno que escuchaba a Jesús, le pregunta, por el número de ¿cuántos se salvarán? (v. 23). Le llama Señor, como alguien que sabe acerca de la salvación, una autoridad en la materia (v. 23; cfr. Lc.17, 20; 18,18; 22,28; Hch.1,6). La pregunta era frecuente en el ambiente de los rabinos, unos afirmaban que todos tenían participación en la salvación, por lo tanto, todo Israel se salvaría, excepto los pecadores más empedernidos (cfr. Is. 60,21). Olvidaban al “resto de Israel” anunciado por los profetas, lo que habla de que no todos se salvan. La consumación gloriosa, era otro tema de discusión el juicio, si inmediatamente después de la muerte o había que esperar al final de los tiempos.  Jesús no responde  a la curiosidad del que pregunta, que seguramente se contaba entre los elegidos, cuando lo que importa, es el ofrecimiento de salvación de parte de Dios. Jesús pone a todos sus oyentes frente a una puerta estrecha con la intención de demoler toda presunción y seguridades respecto a la salvación (v.23). Estrecha, apunta a que no todos podrán entrar (cfr. Mt. 7,13-14). Pasar la puerta, es signo de la presencia de los tiempos mesiánicos, porque sólo el Mesías, posee la llave, abrirá y cerrará, y sólo ÉL lo podrá hacer esto de admitir y rechazar (cfr. Is. 22, 21; Mt. 7,13-14). Luchar, es necesario para atravesar la puerta, lo que supone escuchar y poner en práctica la palabra de Dios (cfr. 1Tm. 6,12). Pero esta lucha no es sólo contra uno mismo y sus pasiones, sino que tiene un adversario, Satanás, por lo que la lucha es continua (cfr. Prov. 2,1-5).  La puerta, además de ser estrecha, pareciera que se está cerrando y el tiempo se acaba.   

- “¡Señor, ábrenos!’, él os responderá así: ‘No sé de dónde sois vosotros…! ¡Retiraos de mí, todos los malhechores!”  (v. 25s).

En un segundo momento, toda la escena cambia. El dueño de casa se levantó, comienza el banquete del Reino, y cerró la puerta. Muy a deshora los invitados han descubierto su verdad, el dueño de casa, es Portero y Juez, deja fuera a los que han llegado tarde, pero lo más grave, es que los desconoce totalmente: “No sé de dónde sois” (v. 25). Quedan excluidos del Reino, como Esaú, que era heredero, pero perdió la bendición, por ello, fue  desechado (cfr. Hb.12,17). Pero ellos insistirán, recordándole al dueño de casa, a Jesús, que han comido a su mesa, conocen y han enseñado su doctrina. Lo único que escucharán es otro rechazo, porque ese mismo mensaje que predicaron, no llegó como se esperaba a sus corazones (cfr. Mt.7, 22-23; 25,10ss). Unido al rechazo hay una acusación: “Hacedores de maldad” (v.27). Muchos, han escuchado su palabra y participado en la Eucaristía, vienen con derecho a exigir que les abra la puerta del banquete, creen ser de la familia de Jesús, pero son agentes de iniquidad, sus enemigos, no los reconoce porque no han hecho su voluntad. ¿Quiénes son éstos? Primeramente los judíos, que no se convirtieron ante la predicación del Mesías, más tarde, los cristianos que le llaman Señor, oyen su palabra, comen a su mesa, pero no cumplen su palabra, por eso quedarán fuera del banquete mesiánico.  No vale llamarle Señor o haberle escuchado o si no se guarda su palabra (cfr. Mt.7, 21; 25,10ss). Todo lo necesario para ingresar al banquete debe ir unido a la obediencia de las obras a las palabras de Jesús, con una decisión firme en su voluntad. Si no nos decidimos por Jesús, es decir, no le obedecemos, la vida sacramental y de oración, no nos sirve de nada, si no hacemos la voluntad de Dios, que ÉL nos anuncia. Cerrada la puerta, así y todo, podrán contemplar a todos los invitados al banquete, patriarcas y profetas sentados a la mesa (cfr. Lc. 14,15; 22,16.30). Los excluidos gemirán y rechinarán sus dientes (cfr. Sal. 6,9; Jr. 3,21), pero su mayor dolor, será contemplar la salvación escatológica de otros que ellos no conocían ni esperaban, como los gentiles, es más,  vendrán de los cuatros lados del mundo a sentarse a la mesa del Reino de Dios (v. 29). “Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.” (v. 30). Muchos que se creían seguros de su salvación, debieron quedar sorprendidos de las palabras de Jesús, que en la puerta del Reino serán rechazados, porque seguros de entrar por su sangre judía, hijos de Abraham, en cambio, los gentiles ingresarán a los primeros puestos del banquete (cfr. Lc.2,34; 14,15-24). Para los que están en la Iglesia, es una invitación a la responsabilidad de la propia salvación, para los que están fuera una esperanza e invitación a descubrir que la palabra de Jesús, más que de condena es una exhortación, para todos los pueblos de la tierra, todos los hombres pueden ver y acoger la salvación de Dios para unirse a todos los redimidos que ingresará al banque definitivo del Reino de Dios.

b.-  Meditación. ¿Qué me dice?  ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.

- “Luchad por entrar por la puerta estrecha…” (v.24). La puerta angosta es Cristo, su Evangelio. Si queremos seguirle debe ser por amor, desnudando la voluntad de todos los gustos y caprichos del sentido; el camino estrecho del espíritu, es para alcanzar la dichosa unión con Dios en pura fe.

- “Cuando el dueño de casa…cierre la puerta” (v.25). Llamada de atención, para vivir más profundamente la Palabra y la Eucaristía, porque sólo quien escucha comprendiendo y celebra la fe, ingresará al banquete de su Señor.

- “Y vendrán de oriente y occidente…” (v.29). Alegrémonos por la venida de otros invitados que no conocemos, que eran quizás últimos y ahora serán primeros. Lo importante será caminar juntos e ingresar a la Vida plena de Dios.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.

- “Luchad por entrar…” (v. 24). Señor Jesús, que tu gracia me acompañe siempre para poner por obra tu evangelio. Te lo pido Señor.

- “Señor ábrenos…” (v.25). Señor Jesús, que podamos abrir puertas y no cerrarlas para que todo aquel que te quiera conocer, pueda entrar al banquete, te lo pido Señor.

- “Los últimos serán los primeros…” (v.30). Que todos los que has dispuesto que se salven puedan encontrar los caminos de salvación para sus vidas, y gozar en el banquete del Reino, te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

Me comprometo… a poner por obra tu palabra Señor.

5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús del Evangelio.

La Santa comprendió muy bien que este banquete de la  Eucaristía, es anticipo del banquete celestial del que participamos ya desde este mundo. “Que no pide más de hoy, ahora nuevamente, que el habernos dado este pan sacratísimo para siempre. Su Majestad nos le dio  como he dicho  este mantenimiento y maná de la humanidad; que le hallamos como queremos, y que si no es por nuestra culpa, no moriremos de hambre; que de todas cuantas maneras quisiere comer el alma, hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación. No hay necesidad ni trabajo ni persecución que no sea fácil de pasar si comenzamos a gustar de los suyos” (CV 34, 2).

6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por hacer de tu Hijo, la Puerta camino hacia tu casa del Cielo, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, por darnos a conocer tu voluntad salvífica, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, desde los que todavía no te conocen, pero te buscan a tientas, desde ellos y con ellos, te alabamos. Señor.

- Te alabamos Padre, desde los que ahora son últimos y que en tu Casa serán los primeros, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre por la paz en toda la tierra, en la mente los corazones y en la voluntad de los gobernantes, te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre por la Iglesia, el Papa Francisco, y la evangelización de nuestra sociedad, te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre, por los enfermos del cuerpo y del alma, para que los sanes, te lo pedimos Señor.

- Te pedimos por los últimos de nuestra sociedad, para que sean los primeros también en nuevas oportunidades de trabajo, estudio, progreso, en nuestra sociedad y en el reino de los cielos, te lo pedimos Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).  www.carmelitasviña.cl

P. Julio González C.

Pastoral de Espiritualidad.