TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXVI C

(29-septiembre-2019)

 

Jorge Humberto Peláez S.J.

jpelaez@javeriana.edu.co

 

Las escandalosas diferencias sociales

 

ü Lecturas:

o   Profeta Amós 6, 1ª. 4-7

o   I Carta de san Pablo a Timoteo 6, 11-16

o   Lucas 16, 19-31

 

ü La liturgia de este domingo tiene un foco eminentemente social. Trata un tema que es tan antiguo como la humanidad: el escandaloso contraste entre la riqueza de unos pocos y la pobreza de millones de seres humanos. Son unos textos fuertes, incómodos, que no nos permiten evadir el tema.

 

ü Empecemos con la meditación sobre el profeta Amós, quien hace una descripción que impacta por su realismo: “Se acuestan en divanes adornados con marfil, y se la pasan descansando en la cama; banqueteando con cordero y con ternera escogida del establo. Se divierten con música de arpas…” El profeta Amós hace una apasionada denuncia social al contemplar los excesos en el estilo de vida de estos personajes.

 

ü Estos descendientes de Abrahán estaban muy lejos de las austeras costumbres de sus antepasados, que eran pastores nómadas. Como vivían en continuo movimiento con sus rebaños, viajaban ligeros de equipaje. Sus descendientes relajaron sus costumbres y adquirieron un estilo de vida característico de algunas sociedades orientales caracterizadas por su sensualidad y disfrute de los placeres de los sentidos.

 

ü El profeta Amós no sólo les echa en cara sus excesos, sino también su falta de solidaridad: “Nada les importa la ruina de las tribus de José”. Con frecuencia – no siempre – el exceso de dinero anestesia la sensibilidad y la capacidad de compasión. La sociedad de tiempos de Amós no se daba cuenta de que marchaba hacia el abismo, pues semejante estilo de vida genera tensiones y conflictos, y distrae las energías de la nación. Por eso el profeta les anuncia: “¡Por eso serán ellos los primeros en ir al destierro! ¡Se acabaron el ocio y las orgías!”.

 

ü El exceso de comodidades es muy dañino para los individuos y para la sociedad, porque se pierde el sentido de la disciplina, del esfuerzo, del ahorro. Son muchas las familias que han terminado arruinadas por la irresponsabilidad de sus herederos que en poco tiempo se gastaron el patrimonio construido pacientemente por sus mayores.

 

ü Este problema debe ser afrontado por padres y madres de familia, exitosos en sus actividades profesionales, que desean rodear a sus hijos de confort y oportunidades. ¡Atención! Si no hay un sentido de las proporciones, esta buena intención puede traer nefastas consecuencias para esos niños y jóvenes que no apreciarán lo que no les ha costado ningún esfuerzo obtener, y perderán la capacidad de admirar y disfrutar. Todo les parecerá poco e insuficiente.

 

ü Cuando leemos el texto de la I Carta de san Pablo a Timoteo encontramos la otra cara de la moneda, pues el apóstol presenta un perfil de creyente y de ciudadano completamente diferente: “Tú, como hombre de Dios, esfuérzate en la honradez, la piedad, la fe, el amor, la fortaleza y la mansedumbre”. El profeta Amós nos presentó los peores rasgos de una sociedad decadente, y el apóstol Pablo nos propone el perfil ideal.

 

ü Al contrastar estos dos perfiles, nos acordamos del Papa Francisco y de su insistente llamado a cambiar los hábitos de consumo que han hecho del mundo un inmenso basurero. La vida en los océanos está seriamente amenazada por el plástico que arrojamos y por los desechos tóxicos que irresponsablemente ponemos a circular. Por eso tiene tanto sentido comprometerse con una economía circular que aprende a reciclar y reutilizar.

ü Después de meditar sobre estos inspiradores textos del profeta Amós y de la I Carta de san Pablo a Timoteo, los invito a explorar el hondo contenido de la parábola del hombre rico y Lázaro. En pocas palabras y con imágenes muy expresivas, el evangelista presenta la ofensiva riqueza de uno de los personajes de la parábola y la inhumana pobreza de Lázaro, la cual se hace todavía más dramática con la descripción de sus llagas y de los perros que merodean.

 

ü Ese profundo desequilibro de las relaciones humanas, fruto del egoísmo, es corregido por la justicia divina: “Recuerda que tus bienes los tuviste en vida, cuando Lázaro solo tuvo males; ahora él tiene aquí felicidad y tú tormentos”.

 

ü Al leer los textos que nos propone la liturgia de este domingo no los consideremos como relatos que ocurren lejos de nosotros. Dejemos que nos interpelen. Revisemos nuestro estilo de vida, la solidaridad con los más necesitados. Y preocupados por las graves consecuencias que está teniendo el cambio climático, seamos críticos respecto a nuestros hábitos de consumo. Aunque dispongamos de recursos económicos, la austeridad es un valor que vale la pena cultivar pues expresa un sentido de responsabilidad frente a las necesidades de los más pobres y frente a la sostenibilidad de la vida sobre el planeta Tierra.