TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XXXI C
(3-noviembre-2019)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Una
espiritualidad inspirada en la ecología integral
ü Lecturas:
o Libro
de la Sabiduría 11, 22 – 12, 2
o II
Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11 – 2, 2
o Lucas
19, 1-10
ü Hace
pocas semanas el mundo pudo ver, con enorme preocupación, los incendios en la
Amazonia que han destruido miles de hectáreas de bosques, con graves
consecuencias para el equilibro ecológico. La Amazonia ha vuelto a estar en
primer plano a propósito del Sínodo Panamazónico convocado por el Papa Francisco
con el objeto de reflexionar sobre los grandes retos evangelizadores en un
contexto de gran diversidad cultural, desafíos ambientales, intereses políticos
y económicos.
ü Hay
un poderoso movimiento mundial que está tomando muy en serio los problemas
socio-ambientales y que está revisando el modelo económico, cuyo apetito de
lucro se ha convertido en una grave amenaza para el futuro de la vida.
ü En
este contexto de una preocupación creciente por los asuntos socio-ambientales,
la liturgia de este domingo, en particular el pasaje del libro de la Sabiduría
que acabamos de escuchar, nos ofrece elementos muy ricos que nos ayudan en esta
revisión del modo de relación que hasta ahora hemos tenido con el mundo que nos
rodea, y que nos exige avanzar desde una relación de explotación y dominio
hacia una relación diferente de manejo responsable y comunión. Podemos afirmar
que este texto del Antiguo Testamento nos ofrece pistas muy sugerentes para lo
que el Papa Francisco llama una espiritualidad inspirada en la ecología integral.
ü En
un lenguaje poético y delicado, este pasaje del libro de la Sabiduría explica
tres aspectos: 1) Dios y su relación con el universo del que hacemos parte; 2)
Dios y su relación con nosotros; y 3) Dios como fuente última del ser y de la
vida.
ü Empecemos
con la exploración del primer aspecto que nos ofrece el texto. ¿Qué leemos en
él? “Señor, el mundo entero frente a ti pesa lo que pesa un grano en un
platillo de balanza, es como una gota de rocío que al amanecer cae a tierra y
se evapora”. Estas dos imágenes, el grano y la gota de rocío, nos ayudan a
visualizar el binomio Dios – mundo.
ü Todos
los días los científicos nos sorprenden con nuevos hallazgos. Gracias a equipos
cada vez más sofisticados, vamos conociendo, poco a poco, los misterios de la
vida. La euforia de los nuevos hallazgos no puede alimentar la soberbia y la
auto-suficiencia de la comunidad científica. Todo lo contrario. Cada descubrimiento
debe reforzar la humildad del científico y apropiarse de la idea de Sócrates,
quien afirmaba “sólo sé que nada sé”. Cada hallazgo plantea nuevas preguntas…
ü Cuando
observamos la vida en su infinita variedad de formas y contemplamos el cielo
tachonado de estrellas, nos sentimos sobrecogidos. Pues bien, esa enorme complejidad
es apenas un grano colocado en el platillo de una balanza o una gota de rocío
en comparación con la infinitud de Dios. Esta comparación nos deja sin
palabras. Sólo nos queda adorar y bendecir a Dios, y establecer una íntima
comunión con el mundo que nos rodea. Si la Tierra y el universo son un grano y
gota de rocío, ¿qué somos nosotros? Por una parte, somos absolutamente
insignificantes; pero, al mismo tiempo, estamos llamados a participar de la
vida divina gracias a Jesucristo, nuestro Salvador.
ü Avancemos
ahora hacia el segundo aspecto tratado en este hermoso pasaje del libro de la
Sabiduría: Dios y su relación con nosotros. A pesar del abismo que separa al
Creador de la creatura, existe una conexión muy especial que es expresada con
precisión por el texto bíblico: “tú tienes compasión de todos porque lo puedes
todo; y pasas incluso por alto los pecados para llevar al pecador a
arrepentirse”. Insignificantes como somos, el amor infinito y misericordioso de
Dios establece una relación única e impensable desde la razón humana: somos constituidos
hijos de Dios y coherederos con Cristo. El amor infinito de Dios, manifestado a
través de Jesucristo, reescribe la historia humana pues nos da una perspectiva totalmente
diferente. ¿Qué sentimientos surgen en nuestro interior? Humildad, agradecimiento,
confianza.
ü Llegamos
así al tercer aspecto desarrollado con extrema finura por el autor del libro de
la Sabiduría, quien nos dice que la explicación última del universo, que va más
allá de la evolución y del big bang, y los trasciende, es el amor infinito de
Dios que está presente en todas sus creaturas: desde las galaxias hasta las partículas
que manipulan los científicos en sus laboratorios. Leemos en el libro de la Sabiduría:
“Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que creaste. Movido por
el odio, nada hubieras creado. Y ninguna creatura habría subsistido si tú no lo
hubieras querido, ni la habrías conservado si no la hubieras llamado a la
existencia. Todo, pues, es tuyo y por eso con todos te muestras indulgente,
Señor, amigo de la vida. Tu espíritu incorruptible está en todas las cosas”.
ü Concluyamos
nuestra meditación dominical. Esta reflexión sobre el libro de la Sabiduría nos
ha llevado a avanzar en tres aspectos de hondo impacto en nuestra espiritualidad:
1) Dios y su relación con el universo del que hacemos parte; 2) Dios y su
relación con nosotros; 3) Dios como fuente última del ser y de la vida. Este
texto enriquece una espiritualidad que ve al ser humano en comunión con Dios,
con los demás y con la naturaleza que nos rodea – nuestra casa común -. Una
espiritualidad inspirada en las enseñanzas del Papa Francisco sobre la ecología
integral.