ADVIENTO
– DOMINGO III A
(15-diciembre-2019)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Adviento,
un canto de alegría y optimismo
ü Lecturas:
o Profeta
Isaías 35, 1– 6ª. 10
o
Carta
del apóstol Santiago 5, 7-10
o
Mateo
11, 2-11
ü Las
lecturas de este III domingo de Adviento nos transmiten un clima espiritual de optimismo
porque expresan las profundas transformaciones que acompañan la venida del
Mesías. Es muy interesante comparar los dos relatos centrales: Por una parte,
el profeta Isaías describe, con siglos de anticipación, los hechos que llevará
a cabo el Ungido de Dios; y el evangelista Mateo, teniendo como telón de fondo
el texto de Isaías, dice cómo esas realidades ya están presentes en la
comunidad: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo”.
ü Lo
que celebramos en este tiempo litúrgico es la realización de una promesa hecha
al pueblo de Israel, la cual transformará la historia espiritual de la humanidad.
El profeta Isaías se refiere a estos cambios a través de diversas imágenes:
o La
primera de estas imágenes está tomada de la naturaleza: “Se alegrará el
desierto, tierra estéril, la estepa se llenará de flores y de júbilo. Florecerá
como florecen los narcisos, desbordará de gozo y de alegría”.
o La
segunda imagen describe esta realidad nueva mediante cambios en el estado de
ánimo de la gente: “Fortalezcan al que va con los brazos caídos, robustezcan al
que tiene encogidas las piernas. Digan a los cobardes: ¡Valor! ¡No tengan
miedo! Miren: ya llega su Dios a hacer justicia”.
o La
tercera imagen se refiere a la curación de los enfermos. Este texto será retomado
por Jesús como respuesta a las preguntas que le hacían los discípulos de Juan Bautista:
“Entonces los ciegos recobrarán la vista, los oídos del sordo se abrirán, los
cojos tendrán agilidad de venados, los mudos cantarán”.
ü Estas
tres imágenes del profeta Isaías (la transformación del paisaje, los cambios en
el estado de ánimo y la curación de los enfermos) son la manera de darnos a entender
las profundas transformaciones que llevará a cabo el Ungido de Dios. Este
anuncio se hace realidad en Jesús de Nazaret.
ü El
tiempo de Adviento es una preparación espiritual para acoger al Hijo eterno del
Padre que se hace presente en medio de nosotros. Algo inimaginable que cambió el
curso de la historia.
ü El
Salmo 145 expresa el clima espiritual de expectativa y preparación que impregna
estas semanas de Adviento: “Ven, Redentor nuestro, y danos la salvación”. Nos
preparamos para acoger a nuestro Salvador. Este sentimiento espiritual debe
prevalecer sobre las presiones consumistas que nos llegan a través de los mensajes
comerciales.
ü El
texto del evangelista Mateo nos permite conocer un encuentro muy interesante
entre Jesús y los discípulos de Juan Bautista:
o ¿Qué
nos dice el texto del evangelista Mateo? “Estando Juan Bautista en la cárcel, oyó
hablar de las obras mesiánicas realizadas por Jesús. Entonces mandó a unos
discípulos suyos a preguntarle: ¿Eres tú el que debe venir, o tenemos que
esperar a otro?”. Según este texto, Jesús y Juan no se conocían personalmente
sino por los comentarios que la gente hacía sobre ellos.
o A
esta pregunta de los discípulos del Bautista, Jesús responde con el texto del
profeta Isaías que acabamos de escuchar. Lo que el profeta había anunciado
sobre los tiempos mesiánicos se ha hecho realidad en Jesús. La promesa ya está presente
y actuante en medio de la comunidad. ” Vayan a contar a Juan lo que están
viendo y oyendo: los ciegos recobran la vista, y los cojos andan; los leprosos
quedan limpios de su enfermedad, y los sordos oyen (…)”
ü Esta
respuesta de Jesús es de una gran profundidad teológica y marca un derrotero
para la acción evangelizadora de la Iglesia: el Reino de Dios no consiste en un
cuerpo doctrinal ni en unos discursos retóricos. El Reino se expresa a través
de hechos concretos que muestran cómo actúa Dios liberándonos de todo aquello
que nos esclaviza: la enfermedad, el dolor, la muerte, el pecado. Estas
acciones realizadas por Jesús son signos de este orden nuevo que ha venido a
instaurar.
ü Siguiendo
el ejemplo del Señor, la Iglesia anuncia la buena noticia de la salvación a través
de gestos concretos de amor y solidaridad. El testimonio, es decir, el lenguaje
de los hechos concretos de solidaridad, hace creíble el anuncio sobre la
persona y el mensaje del Señor.
ü La
mejor predicación es el ejemplo de vida. Y el peor daño que podemos hacer a la
comunidad es el escándalo, que tiene un efecto demoledor para la credibilidad
del mensaje evangelizador. Esta afirmación es válida, no sólo para la Iglesia,
sino para todos los procesos formativos: los padres de familia y los maestros
educan principalmente a través de su testimonio de vida.
ü Se
acerca la conmemoración del Nacimiento del Señor. Dispongámonos interiormente
para esta celebración. La petición de estos días es: Ven, Señor Jesús. Los
textos litúrgicos de este domingo nos describen, a través de diversas imágenes,
la novedad que significa la presencia de Jesucristo en medio de nosotros. Superemos
nuestras preocupaciones diarias y sintonicémonos con la alegría que nos
transmite el Adviento.