COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

Cuarto domingo durante el año, Ciclo A

Evangelio según San Mateo 5,13-16 - ciclo A

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

SAL Y LUZ = IDENTIDAD

Luz del mundo y sal de la tierra, son las cosas que tienen identidad. Claro, si la sal pierde su gusto no sirve para sazonar la comida. Si la luz, que es para iluminar, se la esconde, se la mete en un ropero, en un cajón, no ilumina. Así también es nuestra vida; nuestra vida como personas y también como creyentes, como católicos. Tenemos que iluminar; no sólo vivir para Dios sino también vivir para los demás. Tenemos que dar un testimonio.

Dar luz es comunicar, es expresar, es vivir en comunión, también significa tener coherencia de vida -de lo que uno es, de lo que uno piensa, de lo que uno hace, de lo que uno obra- y esto es importante porque no basta decir “Señor, Señor” ni decir muchas cosas; lo que hay que hacer es poner por obra.

Cada uno de nosotros -en nuestros ámbitos, en nuestros lugares, en nuestros espacios- tenemos que vivir de acuerdo a nuestra identidad, a nuestra pertenencia y darle gusto a las cosas. El famoso “no te metas”, o “lavarse las manos”, o “mirar para otro lado”, o “que no nos compliquen la vida”, o “no ocuparnos de los demás”, o “ignorar las cosas que pasan”, son una PEREZA, una MEDIOCRIDAD. Y hay gente que no se mete porque no quiere salir de esa mediocridad. La responsabilidad responsable sobre los demás es muy importante.

Hoy en día los padres se ven en figurillas, para ser responsables ante sus hijos. Veamos las actitudes de los menores, lo que pasa, los problemas que hay, es porque a veces no hay un NO a su debido tiempo.

Queridos hermanos, todos tenemos que afrontar la vida y tenemos que ser responsables. Que demos gusto a las cosas, hagamos el bien y veremos que seremos más felices; y cuanto más felices seamos menos cosas nos vamos a llenar de ellas; porque hay gente que, como no es feliz, se quiere llenar de cosas para “inventar” la felicidad. La felicidad y la paz no están en la acumulación de cosas; están en la sencillez de las cosas simples.

SEAMOS SAL Y DEMOS LUZ.

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén