TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO VI A

(16-febrero-2020)

 

Jorge Humberto Peláez S.J.

jpelaez@javeriana.edu.co

 

La ética y los valores socialmente aceptados

 

 

ü Lecturas:

·        Libro del Eclesiástico 15, 16-21

·        I Carta de san Pablo a los Corintios 2, 6-10

·        Mateo 5, 17-37

 

ü Las lecturas de este domingo giran alrededor de un tema de gran actualidad: la importancia de la ética y los valores en la vida social. Cuando la humanidad ha prescindido de estos referentes, nos hemos hundido en profundas crisis pues la ambición del poder y del dinero se desbocan, son atropellados todos los derechos y las instituciones se derrumban.

 

ü Esta meditación sobre la ética y los valores la desarrollaremos en tres puntos, siguiendo el ritmo de los textos litúrgicos:

·        El libro del Eclesiástico nos hace un llamado de atención sobre lo que significa la capacidad de tomar decisiones. Una cosa es gritar consignas callejeras exigiendo los derechos fundamentales y otra muy diferente es preguntarse: la libertad ¿para qué?

·        El apóstol Pablo establece una diferencia entre la sabiduría de este mundo, que se mueve por conveniencias e intereses, y la sabiduría espiritual que nos lleva a explorar otro tipo de argumentos y valores.

·        El evangelista Mateo sintetiza una catequesis de Jesús, quien fustiga la mediocridad de quienes se contentan con el cumplimiento de los mínimos legales.

ü Iniciemos, pues, nuestra reflexión, a partir de la propuesta que leemos en el libro del Eclesiástico. La libertad humana conduce a las cumbres más sublimes de civilización, conocimiento, organización social. Pero cuando se la utiliza de manera equivocada, conduce a las guerras y a la explotación de los débiles. Mucha gente no reflexiona sobre el uso que hace de su libertad y cree que ser libre es actuar de manera caprichosa sin respetar límites. Olvidan que los derechos individuales llegan hasta donde empiezan los derechos de los otros.

 

ü El uso de esta poderosa herramienta que es la libertad, que permite construir y destruir, requiere un cuidadoso entrenamiento. Los padres de familia son los primeros educadores a quienes corresponde establecer los límites entre el bien y el mal, los derechos y los deberes, la prevalencia del bien común sobre los intereses particulares.

 

ü Las palabras del libro del Eclesiástico son muy elocuentes: “Tienes delante fuego y agua: extiende tu mano a lo que quieras. Frente a cada uno se encuentran vida y muerte, cada cual recibirá lo que desee”. Estas son las dos alternativas que se nos presentan, no solo para las opciones privadas sino también para los proyectos políticos y el modelo de sociedad que queremos construir.

 

ü La formación de los niños en ética y valores exige un acompañamiento para ir descubriendo qué es fuego y qué es agua, distinguir cuáles son aquellos comportamientos que permiten que la vida florezca y los que son causa de destrucción y muerte. Esto exige que los padres de familia y los maestros hayan alcanzado la claridad suficiente sobre estos tópicos tan sensibles; si ellos están confundidos, transmitirán caos y oscuridad a sus hijos y alumnos.

 

ü Pasemos ahora al texto de san Pablo en su I Carta a los Corintios. Allí establece una diferencia muy interesante entre la sabiduría de este mundo y la sabiduría espiritual. La sabiduría de este mundo analiza la conveniencia de las alternativas en función del costo-beneficio, y los réditos políticos y económicos que se pueden esperar. Estas consideraciones son pragmáticas y deben ser tenidas en cuenta, pero no son suficientes pues fácilmente quedaremos atrapados en una visión de corto plazo. Los procesos educativos deben abrir horizontes más amplios, descubrir que la felicidad se encuentra en el servicio a los demás y no en la satisfacción egoísta. La sabiduría espiritual nos ayuda a valorar la riqueza de la solidaridad y del cuidado de la casa común. La sabiduría de este mundo es cortoplacista e interesada; la sabiduría espiritual, aquella que tiene como referente la persona y el mensaje de Jesús, nos abre a horizontes insospechados. En este contexto, nuestra libertad tomará decisiones inspiradas en el amor y la justicia.

 

ü El Salmo 118 hace una oración muy bella sobre la ética y los valores: “Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón”.

 

ü El evangelista Mateo nos sintetiza una catequesis de Jesús en la que expresa una ácida crítica a la mediocridad de aquellos que se contentan con cumplir el mínimo de las leyes. ¡Creen que son ejemplares miembros de familia y ciudadanos de bien porque no han asesinado o no han hecho el robo del siglo al Banco de la República!

 

ü Con gran sentido pedagógico, Jesús contrapone las exigencias de la Ley antigua y la propuesta que Él hace en esta nueva etapa de la historia de salvación:

·        “Saben que desde antiguo se mandó: No matarás. Y el que mate debe ser sometido a juicio. Pero yo les digo: Debe ser sometido a juicio todo el que se enoje con su hermano”

·        “Saben que está mandado: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: Todo el que mira a una mujer con malos deseos, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”.

 

ü En esta catequesis, Jesús asume una posición muy firme ante la ética y los valores. Los que hemos seguido el llamado de Jesús como miembros de la Iglesia, no podemos sentirnos satisfechos porque cumplimos unos mínimos. No podemos instalarnos en esa zona de confort. Siempre es posible ser mejores miembros de familia, más afectuosos y serviciales, mejores ciudadanos.

 

ü Las lecturas de este domingo nos dan unas lecciones muy concretas sobre la ética y los valores en la vida diaria. A la luz de estas enseñanzas, hagamos un riguroso examen de conciencia: ¿en nuestras decisiones nos dejamos arrastrar por la comodidad y la conveniencia inmediata?, ¿somos conscientes de que nuestras acciones y omisiones afectan a las personas que están a nuestro alrededor?, ¿somos unos mediocres que obramos buscando el menor esfuerzo?