COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran
Buenos Aires)
séptimo
domingo durante el año, Ciclo A
Evangelio según San Mateo 5, 38-48. ciclo A
Jesús, dijo a sus discípulos: Ustedes
han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no
hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada
en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un
juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo
acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas
la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo:
Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus
enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en
el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la
lluvia sobre justos e injustos. Si
ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos
como es perfecto el Padre que está en el cielo.
DIOS NOS AMA PORQUE NOS AMA
Hermanos,
aquí la enseñanza es la novedad que nos trae Jesús. Ya estaba en el Antiguo
Testamento del amor -si tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber,
ya estaba-, pero el Señor lo universaliza y generaliza para todos, ¡a todos!,
¡al bueno y al malo!, ¡al que está cerca y al que está lejos!; se trata de una
característica universal y de ahí proviene CATOLICO, lo católico es UNIVERSAL.
La medida es
Él, hay que amar como ama Él. Dios no nos ama porque nos portamos bien; nos ama
porque nos ama. Ese es el gran motivo:
su amor. No nos ama porque somos buenos o no nos ama interesadamente porque le
vamos a dar cosas. Nos ama porque nos ama. Es un interés desinteresado.
Muchas veces
nosotros amamos siempre bajo condición de obtener algún beneficio; somos más
amables con aquellos que están mejor que nosotros, somos más amables con
aquellos que nos atienden, somos más amables con aquellos que nos dicen todo
que sí, es decir somos un poco interesados. Es importante tener un amor
desinteresado.
Yo creo que
hay que darse cuenta que el amor es nuestra vocación más profunda. No es más
poderoso el que grita más, no es más poderoso el que gana siempre. A veces en
la vida se pierde, muchas veces se sufre. Cuando uno ama en serio sufre por los
demás.
Estemos
convencidos que la presencia de Cristo -en mi vida y en la vida de ustedes-
tiene que llevarnos a amar más. Si estamos convencidos que Él nos lleva y nos
llama a amar más, vamos a seguirlo y vamos a imitarlo. Se lo sigue y se lo
imita. Y tenemos que buscar la perfección: “sean perfectos como es perfecto el
Padre que está en los cielos” Seamos conscientes de que caminamos hacia la
plenitud, hacia la madurez. El que ama se acerca, el que no ama se queda ahí.
Que sigamos e
imitemos a Jesús.
Les dejo mi
bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén