TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO VII A

(23-febrero-2020)

 

Jorge Humberto Peláez S.J.

jpelaez@javeriana.edu.co

 

Un Manual de Convivencia Ciudadana

 

ü Lecturas:

o   Levítico 19, 1-2. 17-18

o   I Carta de san Pablo a los Corintios 3, 16-23

o   Mateo 5, 38-48

 

ü El viernes 7 de febrero, la Jurisdicción Especial para la Paz JEP fue sede de un encuentro de reconciliación entre las víctimas del atentado al club El Nogal, donde perdieron la vida 36 personas; allí estuvieron representantes de las víctimas, miembros de las FARC y ex paramilitares. La representante de las víctimas, quien tomó la iniciativa para esta convocatoria, expresó la voluntad de paz y dio unas declaraciones que nos hacen reflexionar sobre el futuro del país: “Queremos saber qué pasó y cuál fue la verdad en este atentado. Le estamos diciendo al país que sí podemos trabajar juntos. Los que antes nos odiábamos, ya no. Ese fue el sentido de este abrazo”. Fue un emotivo encuentro que nos hace reflexionar.

 

ü El abrazo y la declaración de la representante de las víctimas son un vigoroso mensaje para todos aquellos que observan con escepticismo el presente y el futuro del país, y afirman que se trata de un proceso semi-fallido. Quienes se encontraron en esta esperanzadora reunión nos están diciendo que sí podemos vivir juntos.

 

ü Teniendo como telón de fondo este encuentro, los invito a iniciar nuestra meditación dominical sobre los textos de este VII domingo del Tiempo Ordinario. Ellos proponen un inspirador Manual de Convivencia Ciudadana, que arroja luz sobre la compleja situación en que nos encontramos.

 

ü Empecemos por el libro del Levítico. Se trata de un antiguo texto que contiene las prescripciones rituales que debían poner en práctica los sacerdotes de la tribu de Leví. En el texto que nos ocupa hoy, hay unas recomendaciones que Yahvé hace a Moisés para que sean comunicadas al pueblo: “No odiarás en tu corazón a tu hermano. Reprende sin vacilación a tu compatriota, y así no serás responsable de su pecado. No te vengarás y no guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Son unos consejos simples, precisos, para garantizar la convivencia dentro de las tribus que integraban la comunidad de Israel.

 

ü Estas instrucciones siguen resonando a través de los siglos sin perder su actualidad. A través de la educación, hay que sembrar los valores de la convivencia, pues el odio destruye el tejido social. Un tema prioritario en Colombia es la formación de los maestros, que tienen la tarea de modelar las mentes y las actitudes de los niños, particularmente de aquellos que han padecido las diversas formas de violencia. Los procesos educativos deben permitir que cicatricen las heridas que el conflicto ha dejado en ellos y sean capaces de mirar hacia el futuro con esperanza.

 

ü Las mujeres son protagonistas principalísimas en la puesta en práctica de este Manual de Convivencia Ciudadana. Así como ellas están en la primera fila de las víctimas, ellas son y serán los motores de reconciliación y paz. A lo largo y ancho del país han florecido innumerables organizaciones de mujeres comprometidas con la paz.

 

ü ¿Cómo justificar este llamado del libro del Levítico a dejar a un lado el odio y la venganza? Para los creyentes, hay un argumento muy poderoso: Dios es misericordioso. Esto lo expresa con elocuencia el Salmo 102: “Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas”. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios; en consecuencia, debemos dar testimonio de misericordia, pues Él es misericordioso, dejando a un lado el odio y la venganza.

 

ü Finalmente, exploremos el relato del evangelista Mateo, que nos recapitula una catequesis de Jesús sobre el perdón y la convivencia social, donde nos propone un ideal muy alto que algunos consideran imposible.

 

ü Leamos cuidadosamente el texto: “Saben que está mandado: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No opongas resistencia al que te haga algún mal. Al contrario, si alguno te pega en la mejilla derecha, preséntale también la otra”.

 

ü En la vida diaria, funciona una lógica diferente; pensemos, por ejemplo, en el consejo de los padres de familia a su hijo que padece matoneo en su colegio: Mijo, no se deje; péguele; que aprenda a respetarlo.

 

ü Todo parece indicar que Jesús está en descuerdo con este consejo. ¿Por qué? La propuesta de Jesús está dirigida a desactivar la lógica de la violencia. Si cada acto de violencia va acompañado de una reacción igual o más agresiva, alimentaremos un círculo infernal en el que quedaremos atrapados. La historia de la violencia en Colombia está llena de relatos de familias y pueblos que, durante generaciones, se desangraron en esta cadena sin fin de las venganzas. Hay que romper esta dinámica perversa. ¿Cómo? La respuesta ha quedado consignada en los Acuerdos de Paz firmados entre el gobierno y la guerrilla: verdad – justicia – reparación – no repetición.

 

ü El único camino para construir un proyecto de país que sea viable y que ofrezca esperanza a los jóvenes es la reconciliación. De ahí la importancia de tomar en serio este Manual de Convivencia Ciudadana que nos ofrecen las lecturas de este VII domingo del Tiempo Ordinario.