DOMINGO I TIEMPO CUARESMA CICLO A
UN TIEMPO PARA RETORNAR: CONVERSIÓN
El tiempo es
la pelea mas grande que
sentimos en nuestro interior. Nos mantenemos en una lucha perdida con el tiempo
cuando al final del dia decimos: “…hoy no tuve tiempo
para…” Occidente por querer dominar el espacio perdió el dominio sobre el
tiempo, sin acordarnos que lo que nos ganamos en espacios termina
dramáticamente perdido en tiempo. Alguien decía que a la eternidad jamás
llegarían los que cambiaban el tiempo por el espacio. Los temas principales de
la fe residen en el dominio del tiempo; recordamos la pascua y pentecostés,
adviento y navidad cuaresma y pascua.
La Cuaresma
es un tiempo que siendo de Dios nos lo devuelve para que retornemos a su casa
que es el corazón de todos y cada uno de los hombres; a servirle que es la
gloria de Dios y nuestra conversión.
SOMOS EVA Y ADÁN ANTE JESÚS
Dejémonos
comparar por Pablo quien dice que somos Adán y Eva quienes dejaron envenenar su
vida por la astucia de la mentira simbolizada en la serpiente quien les
prometía que serían como dioses si no hacían caso a las promesas de Dios.
Sentirse desnudos fue el signo de abandonar a de Dios.
La
experiencia del Génesis se repitió en el desierto con las tentaciones a Jesús.
“Si tu eres el hijo de Dios di que estas piedras se
conviertan en pan”; si eres el hijo de Dios tírate para que los ángeles te
recojan…” si te postras y me adoras, te daré todo esto” (evangelio)
Nos quedan asi, para afrontar las tentaciones las acitudes
de Jesús: La palabra de Dios, como pan, la fidelidad a Dios en el seguimiento y
el servicio como sustituto de los egoísmos que adoramos. Toda tentación es un
obstáculo que nos impide servir a los harmanos,
particularmente a los pobres, olvidándonos así de lo que Dios quiere de
nosotros, menos egoísmo y más espiritu de
solidaridad.
LA DESESPERACIÓN CULMEN DE TODA
TENTACIÓN.
En realidad
la tentación mas grave es la desesperación y la
angustia; porque nos impide sentirnos queridos por Dios. El culmen de toda
tentación es la desesperación que nos hace sentir separados de Dios.
Oremos con el
“padre nuestro” para que Dios no nos deje caer en las tentaciones y si por
nuestra obstinación caemos; líbranos de todo mal porque "Dios quien es
fiel, no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; al
contrario, junto con la prueba os proporcionará fuerzas suficientes para
superarla" ( 1 Cor
10,13).