COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)
Tercer domingo de Cuaresma, Ciclo A
Evangelio según San Juan 4,5-42
Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo
José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la
hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo:
"Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar
alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me
pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se
trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de
Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras
pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no
tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua
viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este
pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le
respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que
beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le
daré se convertirá en él en manantial
que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de
esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a
sacarla"(…)La mujer le dijo: "Señor, veo que
eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que
es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme,
mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al
Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha
llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en
verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y
los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le
dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga,
nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla
contigo" (…) Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él (…) Por
eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con
ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su
palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho;
nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador
del mundo".
CUARESMA 3: EL AGUA VIVA
Este texto, como los que vamos a meditar en
los próximos domingos, nos dice que Jesús es el Agua Viva; Él es el único capaz
de saciar ese apetito de sed infinito que tenemos. Es un simbolismo ya que no
se está refiriendo al agua material, es el agua espiritual, es aquello que es
más profundo.
San Agustín decía muy bien: “mi corazón está
inquieto hasta que no repose en Ti”; ciertamente el único que puede colmar y
saciar el apetito infinito de un ser humano es Dios. Ninguna cosa creada por
más bella, por más buena y por más bondad que tenga, puede saciar infinitamente
aquello que sólo Dios puede dar y sólo nosotros podemos recibir y adorar.
Jesús es el Agua Viva que sacia nuestro
apetito de infinitud, de lo eterno, de lo absoluto; Él es el único que puede
colmar nuestra sed. Usted no se lo niegue, no se contente con otras “aguas”, no
pierda el tiempo; porque cuando uno es capaz de valorar y encontrarse con lo
definitivo, la vida se constituye en cosas definitivas de otra manera. Es muy
distinto vivir creyendo en Dios y siguiéndolo, que vivir negándolo o
ignorándolo.
¡Nos hiciste Señor para Ti; mi corazón está
inquieto hasta que no repose en ti!
Que Jesús, el Agua Viva, sacie nuestra sed.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén