SEPTIMO DOMINGO DE
PASCUA
(Ciclo A)
ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS
Jornada de oración por los Medios
de Comunicación Social
Lecturas
bíblicas:
Abrimos
nuestra Biblia y buscamos:
a.- Hch. 1,1-11: Se elevó a la vista de ellos.
b.- Ef. 1,17-23: Los sentó a su derecha en el
cielo.
c.- Mt.
28,16-20: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo llena los corazones de
tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. Y
todas cosas serán creadas. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus
inspiraciones para que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
2.-
Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de
todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….
3.- Oración colecta: Concédenos,
Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de
alabanza, porque la Ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y
donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también
nosotros, como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.
4.- Lectio divina:
a.-
¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo Domingo.
“Por su parte los once discípulos fueron a Galilea, al
monte donde Jesús les había ordenado. Y al verlo lo adoraron, pero algunos
dudaron” (Mt.28,16ss).
El
evangelio nos da a conocer las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos.
Es en Galilea donde fueron citados por el ángel y luego por el mismo Resucitado
(cfr. Mt. 28, 7. 10). El monte es lugar del encuentro de Dios con el hombre,
espacio de grandes revelaciones y proclamaciones, como la Ley de Moisés y las
Bienaventuranzas (Mt.5,1). Ahora Jesús, desde un monte
manda hacer discípulos a todos los hombres y mujeres, enseñándoles su palabra y
bautizarles en nombre de la Santísima Trinidad. Hay que destacar esta nueva
reunión, el Maestro y sus discípulos, menos el que lo traicionó (cfr. Mt.
26,32); el pequeño rebaño con su Pastor. Se postran y adoran al Señor de cielo
y tierra, y de todo el universo (cfr. Mt.14,33). Posee
todo poder en el cielo y en la tierra, porque ahora el Padre recompensa su
obediencia concediéndole, no sólo el perdonar los pecados (cfr.Mt.9,6), enseñar (cfr.Mt.21,23), dar la salud y expulsar los
demonios, sino un poder sin límites como Hijo de Dios y Juez de vivos y muertos
que regresará al final de los tiempos. Este es el mesianismo que Dios le otorgó
y que manifestó en el ministerio de Cristo Jesús que pasó por este mundo
haciendo el bien.
- “Así que id, haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todo lo que os mandé” (Mt. 28,19ss).
Las
palabras de Jesús, hay que entenderlas como un traspaso de mando, es decir, les
confía su poder para realizar su misión en el tiempo de la Iglesia: hacer
discípulos suyos a todos los pueblos de la tierra. El método será por medio de
la enseñanza y el Bautismo, pero esto no basta, hay que prolongar esta realidad
doctrinal y sacramental a la vida de cada día con la aceptación continua de la
enseñanza del Maestro. El bautismo será en nombre de la Trinidad, no tendrá un
carácter penitencial, como el bautismo de Juan, para el perdón de los pecados,
tampoco será un bautismo de muerte como el de Cristo en la Cruz (cfr. Mt. 3,6.11;
Mc. 10, 38); el bautismo suyo será para la vida abundante que nos prometió
(cfr. Jn. 10,10).
Los hombres serán bautizados en el nombre del Padre, lo que significa
que reciben el don de la filiación divina; serán hijos de Dios, pero para
mantener tan alta dignidad, deben vivir como hijos, a imitación del Hijo, hasta
alcanzar la perfección, don y meta de ser santos como el Padre es Santo (cfr.
Mt. 5,45.48; Rm. 8,29). Pero también será bautizados
las gentes en el nombre del Hijo, se establece una comunión con su misterio
pascual con su vida y salvación. Todos los bautizados serán hermanos de Jesús y
toda obra buena que se haga al prójimo tiene el sello de amistad con ÉL, es
como si esa obra se la hubiésemos hecho al mismo Jesús (cfr. Mt. 10,40). Cada obra
referida al prójimo tiene repercusiones en el día del Juicio final, porque
Jesús se declarará a favor sólo de quien
lo reconociera en su prójimo necesitado. Negará a quien lo haya negado, así
como quien hizo una obra caritativa con el prójimo tendrá el gozo de descubrir
que lo hizo al propio Jesús (cfr. Mt. 10,32; Mt. 25,40). Jesucristo es hermano
de todos, porque hizo a todos partícipes de su filiación divina (cfr. Gál. 4, 6ss). El Espíritu Santo es invocado sobre el
bautizado y se establece la unidad de vida con ÉL. Es el Espíritu quien lo hizo
hombre en el seno de María Virgen, lo entronizó en su misión de Mesías en su
bautismo en el Jordán y lo condujo al desierto para pasar la primera prueba
como Mesías probado en lo que afecta a la vida de todo hombre mortal: la
seducción del mal (cfr. Mt. 4,1). Con esa misma fuerza del Espíritu Santo,
trajo el Reino de Dios, expulsó a los demonios, resucitó a los muertos, dio la
salud a los enfermos y sobre todo predicó la Buena Nueva al pueblo (cfr. Mt.
12,28). Si deben dar testimonio ante los tribunales, no deben temer qué van a
decir, porque el Espíritu de vuestro Padre hablará en vosotros” (Mt. 10, 20).
Con este Espíritu los creyentes podrán no sólo seguir a Cristo sino imitarlo,
configurar su existencia con la suya, aunque ello incluya la entrega de la vida
en el martirio. Poseen el testimonio de Cristo que se ha ofrecido a sí mismo en
sacrificio redentor por la humanidad (cfr. Hb.
9,14). La instrucción que nutrirá la
vida de los cristianos debe consistir en todo lo que Jesús les ha encargado, o
sea, el evangelio, en especial los grandes discursos, diálogos íntimos donde
deja claro quién es el verdadero discípulo y se inicia el camino del evangelio
de la gracia que conduce a Dios. Se trata del “camino de la justicia” (Mt. 21,
32), su palabra permanece pura, inalterable, que ahora el Resucitado, el Señor,
Kyrios, confirma para siempre. Llevar el mensaje del
evangelio a todos los pueblos no es una empresa humana, no están abandonados a
sus fuerzas, cuentan con la presencia de su Espíritu Santo, su palabra, su
Eucaristía y sobre todo la comunidad. Todos son espacios donde están presentes
los discípulos convocados por el Resucitado. Donde se dan todos estos elementos
Jesús asegura su presencia en medio de ellos para siempre. La Eucaristía reúne,
de alguna forma, todos estos elementos, pero con una clave misionera o
evangelizadora. Si escuchamos y celebramos la Palabra de Dios y el evangelio,
si recibimos a Jesús en la comunión, luego que abandonamos la reunión, estamos
suficiente capacitados para anunciar el mensaje salvador de Cristo a todos.
b.- Meditación. ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me
habla al corazón? Escoge un texto o versículo y da razón de tu elección. T e
escuchamos.
- “Los
Once marcharon a Galilea” (v.16). Los Once obedecen al Resucitado a volver
donde todo había comenzado, Galilea, palabras y obras de Jesús de Nazaret.
- “Y
al verlo lo adoraron; algunos dudaron…”
(v.17). Mientras unos están despiertos a la fe, otros están todavía
dormidos.
c.-
Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una
palabra con la que inicias tu oración personal. Te escuchamos.
- “Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes…” (v.19). Señor Jesús, habiendo recibido el bautismo, haz que vivamos su
mística día a día. Te lo pedimos Señor.
- “Enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado” (v.20). Señor Jesús que tu palabra no la olvidemos y la sepamos
comunicar a las nuevas generaciones. Te lo pedimos Señor.
-
Otros testimonios…
d.-
Contemplación y acción. ¿A que me compromete este evangelio?
Me comprometo a vivir mí condición de
hijo de Dios, miembro de la Iglesia y heredero de la vida eterna.
5.- Relectura bíblica que hace S. Juan de la Cruz de este
pasaje evangélico: San Juan de la Cruz, cuando
comenta los versos: “Y luego me darías/ allí, tú, vida mía, / aquello que me
diste el otro día”, comenta: “Llamando a el otro día al estado de la justicia
original, en que Dios le dio a Adán gracia e inocencia, o el día del bautismo,
en que el alma recibió pureza y limpieza total, la cual dice el alma en estos
versos que luego se la daría en la misma unión de amor” (CA 37,5).
6.-
Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te adoramos Padre por darnos a Jesús, camino
que nos lleva a ti, te adoramos Padre.
- Te alabamos Padre, por invitarnos a tu Casa y
tenernos un lugar preparado para nosotros, te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, desde los medios de Comunicación Social de Iglesia para que
comuniquen la verdad del hombre y de Dios, desde ellos y con ellos, te alabamos
Señor.
- Te alabamos Padre, por los catequistas, cual
escribas del Reino, comunican el evangelio a niños, jóvenes y adultos, desde
ellos y con ellos, te alabamos Señor.
- Otras
alabanzas…
7.-
Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por tu Iglesia, llamada a comunicar el evangelio de la gracia a
toda la humanidad, para que sostenida por el Espíritu continúe en su tarea
evangelizadora. Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, para que abierta la vía que nos conduce a ti, la recorramos
llenos de fe y aumento de obras de caridad a la hora de presentarnos hoy en la
oración al terminar el día y en la hora definitiva del encuentro. Te lo pedimos
Señor.
- Te
pedimos Padre, por todos los misioneros, catequistas, formadores en la fe para
que con inspiración del Espíritu formen las nuevas generaciones de cristianos. Te
lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por los periodistas y comunicadores sociales, para que lejos de
la mundanidad sean fieles a la verdad a la hora de informar. Te lo pedimos
Señor.
-
Otras preces…
8.-
Padre Nuestro
9.-
Abrazo de la paz
10.-
Bendición final.
En el
rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no
ordenado, se dice: V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve
a la vida eterna. R. Amén.
P.
Julio González C.
Pastoral
de Espiritualidad Carmelitana.
San
Juan de la Cruz nos exhorta: “Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad
orando y abriros contemplando” (Dichos de luz y amor 162).
www.carmelitasviña.cl