TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XI A
Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo
(14-junio-2020)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Corpus
Christi en cuarentena
ü Lecturas:
o Deuteronomio
8, 2-3. 14b-16ª
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 10, 16-17
o Juan
6, 51-58
ü Hoy
celebra la liturgia la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. Durante siglos, esta
celebración estuvo acompañada de procesiones, cantos y arreglos florales. Este
año todo es diferente. Las iglesias han estado cerradas durante semanas. No nos
hemos podido encontrar con los amigos de la parroquia para hablar de nuestras
rutinas, orar juntos y compartir el Pan de Vida. Afortunadamente, las misas por
TV y el encuentro semanal con el Papa Francisco nos han traído una voz de
aliento.
ü Durante
esta cuarentena nos sentimos identificados con el pueblo de Israel que, como
nos lo narra el texto del Deuteronomio que acabamos de escuchar, caminaba por
el desierto, agobiado por la incertidumbre, el hambre y la sed. Pero no estaban
solos. El Señor los acompañaba. Esa dura experiencia los sensibilizó a otras realidades
y acogieron la gracia de Dios; leemos en la Escritura: “Él hizo que brotara
para ti agua de la roca de granito; y en el desierto te dio a comer el maná,
que tus padres no habían conocido”.
ü Estas
semanas de cuarentena, que son como caminar a través del desierto, nos han
abierto los ojos a valores y estilos de vida que no tomábamos muy en serio.
Hemos comprendido el drama padecido por millones de seres humanas que deben
afrontar la cuarentena sin tener un ingreso mínimo garantizado, sin protección
social y sin una morada digna. También estamos añorando los encuentros familiares.
Hemos aprendido a prescindir de muchos productos de consumo. En pocas palabras,
hemos redescubierto la riqueza de los valores humanos y la necesidad de una espiritualidad.
Como ese pueblo errante por el desierto, tenemos hambre y sed de humanidad y espiritualidad.
ü Por
eso tiene tanto sentido esta fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo en medio de
la cuarentena. Es muy significativa la respuesta del Salmo responsorial de la misa
de este domingo: “A los hambrientos los colmó de bienes el Señor”.
ü En
su I Carta a los Corintios, el apóstol Pablo expresa, con emoción y profundidad,
la unión que se genera alrededor del Cuerpo y la Sangre del Señor: “Hermanos: El
cáliz de nuestra acción de gracias, ¿no nos une a todos en la sangre de Cristo?,
y el pan que partimos, ¿no nos une a todos en el cuerpo de Cristo?”. Ojalá que
los dolores causados por esta pandemia nos ayuden a madurar como ciudadanos y
demos prioridad al bien común sobre los intereses particulares. Que seamos
capaces de comprometernos con un proyecto solidario de país. En lugar de
desgastarnos en debates políticos estériles, focalicemos nuestros esfuerzos
para superar las crueles inequidades que han quedado al desnudo y generemos
bienestar para todos los colombianos.
ü ¿Por
qué hago esta conexión entre eucaristía y desarrollo del país? Recordemos que
en la teología católica no hay separación sino integración entre los valores espirituales
y las acciones conducentes a promover la justicia y la equidad. El Evangelio no
es teoría, sino que exige ponerlo en práctica. El Reino de Dios lo empezamos a construir
desde ahora. Los cielos nuevos y la tierra nueva requieren de nuestra
colaboración y esfuerzo.
ü Las
palabras que Jesús pronuncia en la sinagoga, y que nos transmite el evangelista
Juan, son de un enorme impacto: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que
coma de este pan vivirá eternamente. Y el pan que voy a dar es mi carne, para
la vida del mundo”.
ü Como
miembros de la Iglesia, tenemos el privilegio de ser invitados cada domingo a
la Mesa del Señor. Estas semanas de encierro obligatorio, iglesias cerradas y
misas por TV nos han permitido valorar y añorar la riqueza del encuentro
eucarístico. ¡Qué bueno que pronto volvamos a sentarnos todos a la Mesa del
Señor, escuchar su Palabra y buscar caminos concretos para ponerla en práctica;
juntos podremos convertir en oración nuestros miedos e incertidumbres y
alimentarnos con el mismo Pan y beber del mismo Cáliz! Que esta dura
experiencia del Covid-19 nos ayude a crecer en la fe y a madurar como ciudadanos
sensibilizándonos a valores más profundos y humanos.