DECIMO
PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo A)
SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE
DE CRISTO
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- Dt. 8,2-3.14-16: Te alimentó con el maná.
b.- 1Cor. 10, 16-17: Formamos un solo cuerpo.
c.- Jn. 6, 51-59: El que come de este pan vivirá para
siempre.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo llena los corazones
de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu.
Y todas cosas serán creadas. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus inspiraciones para
que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de
escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana.
Perdón Señor….
3.- Oración colecta: ¡Oh
Dios!, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión;
te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo
y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas…
4.- Lectio Divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
Domingo.
- “Yo soy el Pan vivo bajado del cielo” (Jn. 6,51s).
El
evangelista nos presenta el discurso sobre el Pan de la Eucaristía en toda su
realidad de banquete y de unión con Jesucristo, Pan de vida eterna. Además de
creer en Jesús, hay que comer su Cuerpo, y más que su Cuerpo su carne. El Padre
nos dio a su Hijo, pero este nos da su carne y su sangre, para ser comida y
bebida. Hay un progreso en el lenguaje y en el sentido respecto al discurso del
Pan de vida. “El pan que yo les daré es mi carne” (v. 51). Alusión a la
institución de la Eucaristía realizada por Jesús, el Jueves Santo, donde carne
viene a reemplazar cuerpo, quizás más cercana a las palabras usadas por el
Maestro esa noche. El evangelio nos dice que si la persona de Jesús, por medio
de la fe es el camino a la vida eterna, ahora se agrega que es su Carne, el
verdadero Pan de la vida. Hay un progreso ya no es el Padre el protagonista, si
no el Yo del Hijo (v. 35. 48. 51), se pasa del presente al futuro. Se alude a
la Encarnación, “mi carne” pero también a la muerte, muy asociada a la
Eucaristía “vivirá para siempre (v. 51) y a la resurrección (v. 54). En el
texto: “Es mi carne por la vida del mundo” (v. 51), hay una clara alusión a la
muerte de Cristo, con lo que entiende el apóstol, hay una íntima relación entre
la Eucaristía y su sentido de sacrificio cruento, es decir, con derramamiento
de sangre (cfr. 1 Cor. 11, 24), en el altar de la Cruz, considerando la
voluntad del Padre que entrega su Hijo amado, por la salvación del mundo (cfr.
Jn. 3, 15-16).
- “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”
(Jn. 6, 54).
Comer
su Carne y beber su Sangre, en el propósito del evangelista, consiste en
oponerse a la herejía del docetismo: se afirma la realidad de la humanidad de
Cristo, su Encarnación (cfr.1Jn.1,1-2), precisamente para evitar la espiritualización
de su humanidad, es decir, Cristo tiene Cuerpo y Sangre, que ahora, se ofrece
para ser comida y bebida en el banquete eucarístico. Lo más opuesto a esta
corriente del docetismo, es comer y beber su Cuerpo y su Sangre. Con ello se
quiere presentar la Eucaristía, como continuación de la Encarnación, donde el
Verbo se hizo carne, y la Eucaristía donde su carne se come y su sangre se
bebe, para poseer la vida eterna. Todo este misterio eucarístico se vive en la
fe en Aquel que nos amó hasta el extremo, por lo mismo, sin ella, no hay
sacramento de vida eterna. Si no hay fe en la Eucaristía, tampoco la habría en
el misterio de la Encarnación ni en la Pasión y Resurrección, de la cual es
actualización. Respecto a esto último, hay que decir que hay claras referencias
a la escatología final: “yo lo resucitaré el último día” (v. 54) y “vivirá para
siempre” (v. 58). En ambos casos se demuestra que tener la vida, significa
estar unido a Jesús. El evangelista, en el fondo, se suma a otros autores del
NT., que unen la Eucaristía al tema de la vida eterna o escatología final (cfr.
1Cor. 11, 26; Mc. 14, 25; Lc. 22, 18). En el aquí y ahora de la vida
encontramos estas palabras: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece
en mí y yo en él” (v. 56). Esta comunión con Jesucristo es una participación
sacramental, pero muy real de aquella que existe entre el Padre y el Hijo,
comunión sellada con su sangre preciosa y con cada uno de los que cree en este
misterio de amor humano y divino de entrega y consumación. Si Jesús
Sacramentado es llevado por nuestras calles y ciudades hoy en solemne
procesión, es para darnos vida y salud de resucitados. Su bendición debe llegar
a todos.
b.- Meditación. ¿Qué
me dice? - ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge
un texto o versículo y da razón de tu elección. T e escuchamos.
- “Yo
soy el pan vivo bajado del cielo” (v.51). Jesús nos ama tanto que se preocupa
de alimentarnos con el Pan de vida eterna. Esta participación en la Eucaristía abre
las puertas para compartir con el prójimo.
-
“¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (v.52). No todos aceptan esta
presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
- “El
que come de este pan vivirá para siempre” (v.58). El Padre nos entrega su Hijo,
el cual se hace Sacramento y Sacrificio por nosotros en la Eucaristía.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración.
- “Y
yo lo resucitaré en el último día” (v.54). Señor Jesús, que aprenda a nutrirme
de eternidad con tu palabra y la Eucaristía. Te lo pido Señor.
- “Yo
vivo para el Padre” (v.57). Señor Jesús, fortalece nuestro deseo de vivir de
cara al Padre para hacer su voluntad. Te lo pido Señor.
-
“Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm” (v.59). Señor Jesús, que
aprendamos a comunicar siempre mejor esta doctrina acerca de la Eucaristía a
las nuevas generaciones de cristianos.
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- Me
comprometo a vivir y celebrar en la Eucaristía, la presencia de Jesús,
resucitado.
5.- Relectura bíblica que hace San Juan de la Cruz, el
místico del amor divino, descubre en la fe, la fuente de comprensión de una vida
eucarística: “Aquesta eterna fonte está escondida en este vivo pan para darnos
vida, aunque es de noche. Aquesta viva fuente que deseo en este pan de vida yo
la veo, aunque es de noche” (Poesía del alma que se huelga de conocer a Dios
por fe).
6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por darnos a tu Hijo en la Eucaristía. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Jesús Sacramentado por quedarte con nosotros en el Sagrario. Te
alabamos Señor.
- Te
alabamos Espíritu Santo por actualizar en cada Eucaristía la presencia de Jesús
Resucitado. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre con la Adoración Nocturna y grupos eucarísticos, desde ellos y
con ellos, te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Oremos hermanos, al Señor Jesús, pan de vida, y
digamos llenos de gozo:
R.- Dichosos los invitados a comer el pan de tu reino.
-.
Cristo Jesús, sacerdote de la alianza nueva y eterna, que sobre el altar de la
cruz presentaste al Padre el sacrificio perfecto, enséñanos a ofrecerlo contigo
en el sacrificio eucarístico. R.-
-
Cristo, Señor nuestro, rey supremo de justicia y de paz, que consagraste el pan
y el vino como símbolo de tu propia oblación, enséñanos a ofrecernos contigo al
Padre en el sacrificio eucarístico. R.-
-
Cristo Jesús, verdadero adorador del Padre, cuyo sacrificio ofrece tu Iglesia
desde la salida del sol hasta el ocaso, reúne en tu cuerpo a los que alimentas
de un mismo pan. R.-
-
Cristo, Señor nuestro, maná bajado del cielo, que alimentas a tu Iglesia con tu
cuerpo y con tu sangre, fortalécenos con este alimento en nuestro camino hacia
el Padre. R.-
- Cristo
Jesús, huésped invisible de nuestro banquete, que estás junto a la puerta y
llamas, entra en nuestra casa y cena con nosotros. R.-
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
En el rezo individual o en una celebración comunitaria
presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amén.
S. Juan de la Cruz nos exhorta: “Buscad leyendo y hallaréis
meditando; llamad orando y abriros contemplando” (D 162).
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