TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XII A
(21-junio-2020)
Jorge Humberto Peláez
S.J.
Ser buen papá, un oficio que no se improvisa
·
Lecturas:
o
Jeremías
20, 10-13
o
Carta
de san Pablo a los Romanos 5, 12-15
o
Mateo
10, 26-33
·
En
Colombia, estamos celebrando el Día del Padre en medio de fuertes restricciones
que limitan los encuentros familiares. Los invito a superar estas barreras
físicas y expresar creativamente nuestro agradecimiento. Aprovechemos esta
fecha para meditar sobre el sentido profundo de la paternidad.
·
El
ejercicio de un oficio o de una profesión requiere unos conocimientos
especializados y el desarrollo de unas destrezas. Y para ello hay que estudiar.
Es impensable salir al mundo laboral para realizar tareas complejas sin haberse
preparado convenientemente.
·
Pues
bien, el oficio de ser papá, que es uno de los más exigentes del mundo, se
suele ejercer sin preparación, con una enorme dosis de improvisación. Más aún,
muchos jóvenes se convierten en papás, no por una decisión madurada en pareja,
sino como el resultado de un exceso de tragos o de una rumba enloquecida.
·
Dada
la importancia de este tema, quiero invitarlos a reflexionar, en este Día del
Padre, sobre el significado de la paternidad cuando es asumida con amor y responsabilidad.
·
Ser
papá es mucho más que contribuir a la conservación de la especie humana. Es participar
del poder creador de Dios. El encuentro sexual de la pareja es el comienzo de
un largo camino, lleno de responsabilidades, de momentos muy bellos y también
de sufrimientos. El hombre que engendra un hijo, no solo le transmite su código
genético, sino también se compromete a darle las herramientas básicas de conocimientos
y valores para que pueda ser autónomo y ser feliz. ¡Gigantesco reto y compromiso!
·
Para
ser buen papá, hay que despojarse de los prejuicios machistas que siguen muy
arraigados en nuestra sociedad. Mencionemos algunos de estos dogmas equivocados
del machismo:
o
Algunos
cavernícolas piensan que corresponde a los hombres proveer los bienes materiales
y que es tarea de las mujeres encargarse de la educación de los hijos.
¡Mentira! Los dos, papá y mamá, son responsables de la marcha de ese hogar, y
los dos son educadores.
o
Algunos
dinosaurios creen que la presencia del papá debe estar acompañada del temor.
¡Mentira! ¡Ser respetado no significa ser temido! Las figuras autoritarias y
duras dejan profundas heridas en la afectividad de los hijos.
o
Con
frecuencia escuchamos que los papás deben consentir a las hijas mujeres, y
tener mano dura con los hijos varones. ¡Mentira! Todos los hijos, mujeres y
hombres, están sedientos de ternura y afecto; todos necesitan que papá y mamá
los abracen y los besen. Todos los hijos, mujeres y hombres, necesitan la
figura paterna que marque limites, establezca horarios, fije unas reglas del juego.
Todo esto se debe hacer con amor, sin gritos, sin amenazas.
·
La
marcha del hogar y la educación de los hijos son un trabajo compartido. Por eso
hay que superar esa Psicología pasada de moda que establecía una rígida
separación de los roles del hombre y de la mujer. Eso ya no funciona. Todos los
miembros de la familia deben colaborar, en la medida en que su edad se los
permita, en todas las tareas: cocinar, limpiar, tender camas, organizar. Hay
que reconocer que las nuevas generaciones de maridos y papás son mucho más colaboradoras.
Los maridos y papás de antes eran bastante inútiles en estas tareas domésticas.
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En
este Día del Padre, quiero invitarlos a reflexionar sobre la importancia que
tiene el ejemplo. La razón es muy sencilla: los seres humanos aprendemos por
imitación; si el niño ve en su casa agresión verbal y física, creerá que esa es
la manera normal de relacionarse los seres humanos, y replicará esos comportamientos
violentos. El trabajo educativo de los padres de familia no necesita discursos
especializados; los padres educan con el ejemplo.
·
En
este Día del Padre, quiero invitar a todos ustedes a revisar la calidad de la
comunicación que existe en sus familias. Comunicarse es mucho más que
intercambiar información funcional: ¿para cuándo quedó la cita médica?, ¿ya se
pagaron los servicios?, ¡Que no se nos olvide el cumpleaños de tu mamá!
Comunicarse es mucho más que eso. Es poder compartir vivencias, sentimientos,
proyectos, preocupaciones y temores, sabiendo que a la otra persona le interesa
lo que le estoy contando, me entiende y quiere apoyarme. La incomunicación es
un problema que afecta todas las relaciones sociales. Todos hablan y nadie
escucha. Todos exigen derechos, pero nadie piensa en los deberes que hay que
cumplir.
·
En
el relato evangélico que acabamos de escuchar, Jesús da unos consejos muy pertinentes
a sus Apóstoles. Su fina percepción le ha permitido captar que sus inmediatos
seguidores están desasosegados, inquietos, inseguros. Algo los perturba. Y
varias veces les repite: NO TEMAN. “No tengan miedo a los hombres, porque no
hay nada cubierto que no llegue a descubrirse; no tengan miedo a los que matan
el cuerpo, pero no pueden matar el alma”.
·
En
este Día del Padre, Jesús le dice a cada uno de ustedes: Aunque el ambiente es
machista, no le tengan miedo a la ternura, no le tengan miedo a acariciar y
besar a sus hijos; aunque los pícaros parecen triunfar porque la impunidad los
protege, no tengan miedo a ser honestos y a rechazar la propuesta indecente de
recibir una coima o mordida; no le tengan miedo a conversar desprevenidamente
con su pareja y con sus hijos en una atmósfera libre de censuras y
autoritarismo; no le tengan miedo a comportarse como creyentes desafiando al
qué dirán.
·
Que
este Día del Padre sea un alto en el camino para reflexionar sobre lo que significa
dar la vida a un ser humano, participando así en la obra creadora de Dios.