El enemigo lo ha hecho
Vivimos tiempos de competencia, de desconfianza, de rivalidades. Esta
realidad nos va llevando por senderos equivocados. Ya no sabemos quién es el
amigo y, peor, quién es el enemigo. Vamos creando un mundo de fantasías, de apariencias. Así
podemos descalificarnos fácilmente. Excluimos, rechazamos, seleccionamos,
creamos élites, grupos que a la postre, resultan también nuestros críticos y
contendores.
Jesús nos dice enfáticamente que nadie puede constituirse en ‘juez de nadie’.
Él mismo nos dijo que “no he venido a juzgar, sino a salvar”. Resulta que hoy
medio mundo juzga al otro medio mundo. Hay quienes se autodefinen como “los
mejores, los auténticos” y manejan la verdad como propiedad, como referente
último de su rechazo a los demás. Definitivamente, esto crea fronteras y
abismos insuperables.
De aquí nacen tres jurados bien calificados, con raíces y tentáculos tan
peligrosos que destruyen a quienes definen como sus adversarios. Ellos son: El
puritanismo, la intolerancia, y el fundamentalismo. Los tres se identifican en
su misma naturaleza, crean sus propias leyes, definen sus principios y, lo
peor, crean grupos de choque que persiguen y condenan a todos aquellos que no
califican según sus dogmas.
Jesús, en intuición profunda, dice: “Dejen que crezcan juntos, trigo y
cizaña, no sea que al arrancar la una, arranquen también el trigo”. En toda
sociedad quien define entre bien y mal, son los poderosos, los ‘buenos’, los de
condición social alta en menoscabo de la plebe, del bajo mundo… De ahí nacen
los fanáticos que degeneran en violencia y terror. Aceptar que el bien y el mal
vayan juntos y que la verdad también está en el corazón del otro, ayuda a
construir un mundo de paz, de convivencia, de respeto mutuo.
Cochabamba 19.07.2020
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com