El tesoro escondido
Winston
Churchill, advertía que “nunca se debe desperdiciar una buena crisis”. Y es que
hoy nos movemos de crisis en crisis. Hablamos de crisis de valores, crisis de
las religiones, crisis de la sociedad en general. Tenemos como resultado una
crisis de personalidad, de principios, de madurez. Es el corazón el más afectado y por lo mismo, nuestras relaciones, la
convivencia, la armonía de la vida y el equilibrio de la misma naturaleza.
El
Evangelio nos invita a quedarnos con lo esencial. Y a esto lo llama “el
tesoro”. Para llegar a descubrirlo y apropiarnos de él, es necesario el
sacrificio, la renuncia, el dejar muchas cosas y pensar en serio en aquello que
nos hace personas, gente buena, hermanos de corazón universal, con la mirada
limpia y el sentido del humor, búsqueda de paz y fuerza constructiva de
humanidad.
Habría
que preguntarse qué llama hoy la gente, el ‘tesoro’, la ‘perla’ fina como deseo
último de su vida, de sus anhelos y conquistas. A veces colocamos nuestros
sueños en cosas tan efímeras, pasajeras, volátiles que se esfuman con la
rapidez del viento o del ruido que escuchamos y que nos enferma.. Habría que llegar a consensos más humanos, consensos de
respeto, bondad, tolerancia, afecto, cariño, ternura.
La
madre le dice a su creatura, “mi tesoro”. El enamorado habla con orgullo de su
“tesoro”. A veces el tesoro es un algo, una cosa, un objeto. En la escuela del
discipulado aprendemos a descubrir el “Tesoro”, una persona, el Amigo, quien de
verdad sacia nuestra sed de felicidad: Jesús. Quienes le han descubierto y le
han seguido sienten que sus vidas tienen sentido, razón de ser hasta la dar su
vida, la vida misma por Él.
Cochabamba
26.07.2020
jesús
e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com