DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo A)
Lecturas
bíblicas:
Abrimos
nuestra Biblia y buscamos:
a.- Lecturas:
a.-
Is. 55, 10-11: La lluvia hace germinar la tierra.
b.-
Rm. 8, 18-23: La creación espera la manifestación de los hijos de Dios.
c.-
Mt. 13, 1-23: Salió el sembrador a sembrar.
Esquema
1.-
Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven
Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. Y todas cosas serán creadas. Oh Dios que
has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo haznos
dóciles a tus inspiraciones para que gustemos el bien y gocemos siempre de su
consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
2.-
Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de
todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….
3.- Oración
colecta: ¡Oh Dios!, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados,
para que puedan volver al buen camino; concede a todos los cristianos rechazar
lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por
nuestro Señor.
4.-
Lectio divina:
a.-
¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.
- “Y
se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a una barca… (Mt. 13,1-2).
Jesús
sale de casa y se sienta en la orilla del lago de Genesaret, mientras las
gentes se acercan para escucharle, llega tanta gente, que necesita subir en una
barca para hablar a todos y cerca de la orilla, se pone delante de ellos. Están
pendientes de sus labios, no quieren perder ninguna de sus palabras: tenían
verdadera hambre de Dios. Hay que destacar la fuerza atractiva de la persona de
Jesús, acuden, porque pueden oír la voz de Dios, donde el Espíritu da
testimonio de sí mismo, usando palabras humanas. Estar sentado en la barca (v.
2), separado de la gente, por la playa y el agua, se puede decir, que Jesús
habla desde la otra orilla; distinto es cuando Jesús, enseñó en la montaña las
bienaventuranzas, sentado pero como maestro enaltecido sobre el pueblo y por lo
mismo fuera de su ambiente, su mensaje procedió desde arriba (cfr. Mt. 5,1).
Sólo el maestro enseñaba sentado, Jesús es el maestro, enviado por Dios a su
pueblo, por lo mismo lo hace, con toda autoridad.
- Y
les habló en muchas parábolas” (Mt. 13, 2-9).
En
este evangelio encontramos una experiencia común en Palestina como es la
siembra, no siempre de buena calidad. El sembrador esparce la semilla (cfr. Mt.
13, 1-9), consciente en que no todo el grano caerá en buena tierra, pero, el
resultado será un éxito, es decir, una buena cosecha el 30, 60 y el 100 por
uno (cfr. Mc. 4, 11). El evangelista nos
enseña así la manera de cómo enseña Jesús, luego expresa el contenido, el Reino
de Dios, para finalmente establecer el sentido del lenguaje parabólico de
Jesús. La intención del evangelista es que se preste atención a este lenguaje,
corazón y pensamiento de la primitiva comunidad cristiana, que hay que escuchar
y saber comprender justamente en su contexto.
-
“Por qué hablas en parábolas? (Mt.13,10-17).
Los
discípulos preguntan la razón de su hablar en parábolas (cfr. Mt. 13, 10-17), y
lo hacen en público, porque interesa a todos los que oyen a Jesús. Las
parábolas, son una forma de enseñar al hombre, cómo mirar su corazón y entender
la realidad que lo circunda, y si ha conservado la fe que le permite
interpretar, ver y entender, su vida. Jesús responde afirmando, que Dios es la
causa última de la fe, y de la incredulidad (vv. 11-12); la fe es un don
gratuito de Dios al hombre. Don maravilloso que ayuda a entender el de la fe,
pero que hay que pedir esa sabiduría y ciencia, realidad fundamental que irá
creciendo más y más “se le dará y sobrará” y quien no lo pide, no posee la
capacidad de comprender. Con estas palabras, Jesús establece que la vida de fe
es dinámica por esencia, entendiendo por ello, un movimiento ascendente o
descendente. Los creyentes poseen ese dinamismo de entender, y los judíos
incrédulos no comprenden nada. Afirmación tan categórica, significa, que los
incrédulos ¿son responsables de no comprender nada, sobre el reino de Dios?
Para Jesús sí son responsables, porque el hecho de escuchar las parábolas y no
comprender nada, les parece enigmáticas esas palabras, es decir, no pasan de
las palabras para acoger su contenido. Recordemos que en la Biblia, el
conocimiento pasa por el corazón, más aún, controla ese comprender; sólo así se
comprende que “viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden” (v. 13; cfr. Is.
6,9-10). La razón de fondo, es que tienen un corazón duro, que no quiere ver,
ni oír, ni entender: no se quieren salvar, por lo mismo, los culpables son
ellos (v. 15). Mateo, atribuye la incredulidad a Dios, retirada de la gracia,
pero también la responsabilidad humana es resaltada. Esta primera parte,
termina con una invitación a la alegría, porque ellos si han recibido el don de
ver y oír (vv. 16-17), poseen un don que mucho profetas y justos desearon en el
pasado, por ello se les exhorta a la responsabilidad.
-
“Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador” (Mt. 13,18ss).
Finalmente
encontramos la explicación de la parábola (cfr. Mt. 13,18-23). Encontramos
aquí, una segunda respuesta al problema de la incredulidad, que quiere recalcar
la responsabilidad del hombre que acoge la palabra, como semilla que cae en la
tierra. La que cae a lo largo del camino, si no es comprendida, la arrebata
Satanás, por su incredulidad (v.19); la que cae en el pedregal, brota, pero sin
raíz, es inconstante y ante la tribulación, sucumbe, o sea una religiosidad
superficial (v. 20); la que cayó entre abrojos, oye la palabra, pero las
preocupaciones y riquezas la ahogan, queda sin fruto, son los que quieren
servir a Dios y al dinero (v. 22). La sembrada en buena tierra, y la entiende, da
frutos y produce una espléndida cosecha, representa al discípulo ideal, porque
oye y entiende, la palabra y obra en consecuencia (vv. 18-23). En este pasaje
se subraya el hecho de oír y entender (Mt. 13, 13.14.15.16.17.18.19.20.22.23),
realidad, que subyace en las palabras de Isaías: “Dijo: Ve y di a ese pueblo:
Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha
embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han
cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón
entiendan y se conviertan, y yo los sane” (Is. 6,9-10). La buena tierra, es
obra de Dios y del hombre, de su salvación aceptada y comprendida, puesta por
obra con la fuerza del Espíritu de Jesús; lo que le corresponde al hombre, es
responsabilizarse de su fe y comprometerse, dejarse guiar por el amor de Dios,
su poder salvador, y la realidad que la necesita para que tenga sentido
vivirla. La Iglesia y sus ministros, siembran la palabra con la predicación y
celebración de los Sacramentos, los agentes pastorales y laicos en general, lo
hacen en las múltiples pastorales que sirven a la comunidad con los cual la
tierra se mejora en la vida de los hombres y los frutos de justicia, paz,
verdad y amor, los vemos por doquier en la existencia de muchos cristianos. Si
bien estos medios, son los que el mismo
Dios ha proporcionado y los acogemos, es necesario que hoy el mejor medio de
comunicar la palabra de Dios o la fe, es el testimonio personal o comunitario
lo que ilumina, convence a creyentes y no creyentes.
b.-
Meditación. ¿Qué me dice? - ¿Qué palabra
o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da
razón de tu elección.
- “Salió
el sembrador a sembrar…” (v.3). Jesús
siembra su evangelio con confianza en el terreno.
- “Unas
semillas cayeron…” (v.4s). El terreno representa las respuestas de los hombres.
- “Unas
cayeron en tierra buena…” (v.8). Las cifras marcan lo óptimo, hay que comenzar
por mínima… de la respuesta.
-
Otros testimonios…
c.-
Oración. ¿Qué le digo al Señor a propósito de este texto? Escoge una palabra
con la que inicias tu oración personal.
- “¿Por
qué les hablas en parábolas?” (v.10). Señor Jesús abre nuestros oídos para
escucharte siempre. Te lo pedimos Señor.
- “Se
os ha concedido conocer los misterios del Reino” (v.11). Señor Jesús, enséñanos
a gustar esos misterios y secretos de la sustancia de la fe que eres tú mismo.
Te lo pedimos Señor.
- “Y
el que fue sembrado en tierra buena…” (v. 23). Señor Jesús que pueda producir
el treinta y tú harás el resto. Te lo pido Señor.
5.-
Relectura bíblica S. Juan de la Cruz, cuando habla del desordenado gozo de los
bienes de la tierra, enseña que debe estar dirigido a Dios: “Que por eso el
Señor las llamó [a las riquezas] en el Evangelio espinas (Mt. 13, 22; Lc. 8,
14), para dar a entender que el que las manoseare con la voluntad quedará
herido de algún pecado. [.] No se debe el hombre gozar en las riquezas, pues a
tanto peligro se pone” (3Subida 18,1).
6.-
Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, por enseñarnos los secretos del Reino. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, por tu Hijo que nos comunicó tu voluntad. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre, por darnos el amor como guía y la fe como los pies que nos conducen
al Reino. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por hacer de nuestras almas la buena tierra y la espiga que da
el treinta por uno. Te alabamos Señor.
-
Otras alabanzas…
7.-
Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por toda esta humanidad herida por el pecado y el virus, para
que sanes de todo mal. Óyenos Señor.
- Te
pedimos Padre, por la Iglesia para siga sembrando la palabra. Óyenos Señor.
- Te
pedimos Padre, por los que atienden a los enfermos en este tiempo para que
bendigas sus esfuerzos. Óyenos Señor.
- Te
pedimos Padre, por los difuntos del corona virus para que alcancen la gloria
eterna. Óyenos.
-
Otras preces…
8.-
Padre Nuestro
9.-
Abrazo de la paz
10.-
Bendición final.
En
el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro
no ordenado, se dice:
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén.
Conclusión.
S.
Juan de la Cruz nos exhorta: “Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad
orando y abriros contemplando” (D 162).
www.carmelitas.cl.
P.
Julio González C.
Pastoral
de Espiritualidad Carmelitana.