DOMINGO
XVI TIEMPO ORDINARIO CICLO A
UNA
PROPUESTA EN PANDEMIA Y DESPUES.
P.
Emilio Betancur
Del domingo pasado a
éste hemos tenido una semana en la que nos hemos sentido más temerosos porque
según los datos parece que nos haya cercado más la muerte a nosotros y a los
otros; con serias dudas que colapse el sector de las UCI y no tengamos el
recurso humano suficiente, los profesionales de la salud para atendernos.
Hechos como el de la explosión del carro tanque de gasolina cuando estaba
siendo saqueado o el del propietario de un carro asaltado para robarle todo el
pescado; además de no tener ninguna justificación, carecían todos de “una renta
básica” de subsistencia.
A la gravedad de la
situación podemos agregarle que la cuarentena en casa es una excelente
experiencia de cuidarnos entre nosotros y los más cercanos para ser más egoistas, porque lo que les está ocurriendo a los demás lo
vemos por televisión; a casi todos nos conmueven las malas noticias pero, no
alcanzan a cambiarnos el corazón de piedra por un corazón solidario
Con la Palabra en la
liturgia de este domingo, el Resucitado quiere proponernos a la multitud tres
parábolas para comprender qué es y que interés tiene
para todos el Reino de Dios. Este nombre hacia parte del lenguaje de Jesús
desde su uso en la primera Alianza, A.T, como un modo de ser de Dios al
interior de las personas intentando impregnarlas. Quien sienta que Dios actúa
en su interior progresivamente está teniendo la experiencia del Reino de Dios.
Pues bien, el reino de Dios es como una buena semilla sembrada en un campo
durante el dia, cuando todos se durmieron el enemigo
sembró mala yerba en medio del trigo y se fue. En la biblia ese Mal, enemigo se
llama diablo (dia-bolos), porque es el que separa, el
que divide. El mal es diabólico no porque provenga de una fuente externa al
hombre sino, porque lo encuentra indefenso, impotente, degrada tanto al hombre
que de responsable lo hace irresponsable, echándole la culpa al otro, por culpa
tuya o de los tuyos… nunca por culpa mía o de los nuestros. La cizaña y el
trigo están mezclados en nuestro interior. Es en la libertad humana donde
florece la cizaña, amenaza a la buena semilla, razón para que Jesús nos pida
que la cizaña no se arranque en cuanto empieza a brotar trigo, porque Dios
tiene la paciencia de esperar que el trigo nazca; sólo al final se sabrá quien es quien; entre tanto demos testimonio por nuestra
manera de vivir que en nuestro interior hay más trigo que cizaña, procurando
ser más humanos y solidarios. Esta lucha interior la vivió primero Pablo que la
comunidad cristiana: “Lo que realizo no lo entiendo, porque no hago lo que
quiero (trigo), sino que hago lo que detesto (cizaña). Ahora bien, no soy yo
quien hace eso, sino el pecado (dia-bolos) que habita
en mí. El deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. No
hago el bien que quiero, sino que practico el mal que no quiero. Pero si hago
lo que no quiero, ya no soy yo quien lo ejecuta, sino el pecado que habita en
mí.” (Ro 7,15-20)
El pasado domingo la
tierra, nuestro interior o corazón podía dar respuestas diferentes a la palabra
sembrada; hoy el Reino de Dios sea como sea crece incluso donde el maligno haya
sembrado una malébola semilla. Los oyentes de Jesús
estaban acostumbrados a comparar el reino de Dios como reino de los cielos, con
los cedros del Libano que se elevan hasta el cielo pero,
jamás de imaginar que el reino fuera como una semilla pequeña, uno o dos
centímetros solo con un gramo de peso que se convirtiera en un arbusto en cuyas
ramas descansaran los pájaros. ¡Hasta dónde llega el
reino de Dios en nuestro interior casa de descanso¡ (evangelio).
Algunos biblistas consideran que la explicación del Reino de los
cielos como una mujer que mezcló la levadura con tres medidas, artesas, de
harina, y con solo eso fermentó la casa (evangelio), como la parábola Reina.
Jesús es el primero que experimenta a Dios creciendo en su interior hasta
saturarlo como Reino de Dios en Él. Dios por el Bautismo en el Espiritu satura al ser humano; luchando desde nuestro
interior, para que nos abramos y seamos semejantes a Jesús en el servicio
solidario a los demás. Ésta fue la experiencia fundamental de la fe antes de
cualquier otro escrito.
La experiencia de Jesús
que es la nuestra la confirma el libro de la Sabiduría: “Teniendo dominio sobre
todos, puedes tener de todos compasión, obrando así enseñaste a tu pueblo que
el justo, creyente, puede ser humano con los otros; y colmaste a tus hijos de
esperanza, (trigo) pues, cuando han pecado, (cizaña), les das oportunidad de
conversión” (trigo, reino de los cielos). (primera
lectura). El correr de la vida es sembrar, crecer y cosechar, no hora por hora,
sino ahora en pandemia, intentando dejar de ser como hemos sido masa; sino para
el resto de vida ser levadura por experiencia de lo ocurrido pero, ya
corregido. Hermanos: El Espiritu santo viene en ayuda
de nuestra debilidad, gime en nosotros aún sin palabras intercede en favor de
los fieles para que estén de acuerdo con lo que Él desea para nuestro bien”
(Segunda lectura)