DOMINGO XXVI TIEMPO ORDINARIO CICLO A

¿LA CRISIS ES CULPA DEL VIRUS Y EL SECTOR FINANCIERO NOS ESTÁ AYUDANDO?

P. Emilio Betancur

 

Tenemos la impresión de estar pasando la pandemia del corona virus porque se nos están olvidando los sufrimientos por el aviso que estamos retornando a la vida normal abriendo el comercio, los bares el licor y los “cielos”. La mayor novedad del cambio está en el estudio virtual, el trabajo, la salud en casa que se quedará como el virus.

Un giro necesario: Otra novedad aparece en la prensa: La pandemia aceleró la inclusión financiera e impulsó a la banca a configurar sus productos y servicios. La confianza es hoy el gran activo.

Un sistema sólido: los bancos centrales de Colombia y del mundo reaccionaron con medidas para combatir el impacto negativo del civil-19 en los mercados, los bolsillos de los ciudadanos y las economías de los países. Este análisis permite entender cómo estamos y conocer los pronósticos para los próximos años.

La rápida respuesta: durante la pandemia por el Cavad-19, el sector bancario ha reaccionado a tiempo para mantener la confianza de los ciudadanos y darle una mano responsable a los ahorros y depósitos y así garantizar la liquidez y el flujo de dinero en la economía. Se han concedido períodos de gracia y prórrogas a las obligaciones financieras de cerca de 11,8 billones en deudas.

El sistema financiero ha sido parte de la solución de la crisis que enfrentamos actualmente. Conclusión: ¡La crisis es culpa del Virus y el sector financiero nos está ayudando! La pandemia no puede ser por ética, un negocio, el mejor de toda la vida porque no habrá otra oportunidad.

Una lectura de fe permite mirar la situación bajo otro punto de vista; pero no solo como otro punto de vista porque todos pueden ser relativos sino como clave, que no se puede suponer. La clave como experiencia de fe nos la da un laico: Pablo; y la fe se la dona otro laico, Jesús muerto y resucitado que transforma interiormente a Pablo por el bautismo. Lo que llamamos kerigma.

Lo que Pablo nos dice para que nos ocurra a nosotros en época de pandemia es lo mismo que lo transformó a él: “No se encierren, o no se dejen encerrar en su propia carne” que es igual a consumismo, materialismo, absolutización del dinero, politización que engendra polarización, o cualquiera otra cosa que nos haga menos humanos, compasivos o carentes de solidaridad. “Hermanos, si Cristo me permite una exhortación, si nos mueve la fuerza del amor, si participamos de un mismo Espíritu, nos unen la compasión y la misericordia, viviendo todos en armonía, animados por un mismo amor de Dios, unánimes, hagan que mi alegría sea completa, viviendo todos en concordia, amados por un mismo amor, unánimes con iguales sentimientos, no haciendo nada por envidia o vanidad. Humíllense más bien, y que cada uno de preferencia a los otros, y no busque sus propios intereses, sino los de los demás” (segunda lectura). “Confía en Yahvé de todo corazón y no te fíes de tu inteligencia (Prov 3,5), “Apresura a quienes te reedifican, y salgan de ti los que te arruinaron y demolieron” (Is 49,17). Ezequiel en la primera lectura nos confirma: “Si ustedes dicen que mi punto de vista no es recto, les digo: “Si un justo se pervierte para hacer el mal y luego muere, morirá por sus malas acciones. Y si el malo deja su maldad y hace lo que es recto y justo, salvará su vida (primera lectura). En el texto de Ezequiel combate una mentalidad que representa una defensa o resistencia clásica a no convertirse, no querer cambiar: “Yo soy así y no me cambia nadie”. Sabiendo que es Dios el que convierte, cambiar lleva enormes beneficios porque son, dones de Dios para los demás. Haciendo las experiencias de relación con los demás en la lista que nos da Pablo en la segunda lectura y poniendo cuidado a Ezequiel que Dios puede convertirlos para cambiar de mentalidad; iremos pasando del grupo que está encerrado, o se ha dejado encerrar en su propia carne, al grupo de humanos que por la acción del Espíritu en nuestro interior nos va haciendo menos egoístas pero más compasivos, humanos y solidarios. Así podemos decir que en cada uno de nosotros en esta pandemia podemos ir pasando de la “carne” al “Espíritu”. En ese sentido podemos decir que nos falta espiritualidad. No nos preocupemos si hemos hecho propósitos y no logramos realizarlos; somos el hijo a quien su papá le pidió que fuera a trabajar con él, y él dijo no quiero, Un poco después se convirtió y fue. Con el otro hijo el padre repitió lo mismo y el hijo respondió: Si señor, pero no fue (evangelio). El paso de la carne al Espíritu se llama conversión, cuenta con el don de la libertad humana del padre Dios para sus hijos.