TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XXVII A
(4-octubre-2020)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Somos
administradores, no propietarios, de la viña del Señor
ü Lecturas:
o Profeta
Isaías 5, 1-7
o Carta
de san Pablo a los Filipenses 4, 6-9
o Mateo
21, 33-43
ü Los
libros del Antiguo Testamento son muy diferentes en los relatos que contienen y
en el género literario que caracteriza su redacción. Pero en medio de esta
enorme diversidad, hay una columna vertebral que le da consistencia a todos
ellos: el amor misericordioso de Dios que quiso auto-manifestarse en la
historia del pueblo de Israel, con el que estableció un pacto muy singular: “Yo
seré tu Dios y tú serás mi pueblo”.
ü En
esta historia de salvación, que alcanza su plenitud en Jesucristo, revelador
del Padre, hay una continua tensión entre la fidelidad de Dios y las numerosas infidelidades
del pueblo. Como se trataba de un pueblo de dura cerviz, Dios actúa como pedagogo
justo y exigente. En medio de esa tormentosa historia de gracia-pecado, fidelidad-
infidelidades, la misericordia y la paciencia de Dios fueron infinitas y, a
pesar de todo, tuvo el mayor gesto de amor, que fue enviar a su Hijo eterno
para que asumiera nuestra condición humana y reconciliara a los hombres con
Dios.
ü En
la eucaristía de este domingo se narra esta historia de amor e infidelidad utilizando
una imagen muy familiar a este pueblo de campesinos. Es la imagen de la viña. Este símbolo aparece en el relato del profeta
Isaías, el Salmo 79 y la parábola de Jesús.
ü El
relato del profeta Isaías es de una gran
emotividad. El tono emocional queda claramente definido desde el comienzo,
cuando declara cuál es su intención: “Quiero cantar en nombre de un amigo la canción de su viña”. En esta canción,
podemos identificar tres momentos: los hechos, los sentimientos y las
decisiones:
o Los
hechos -. El profeta describe, con delicadeza, el proyecto de un agricultor
que, con gran ilusión, decide sembrar un viñedo: la preparación del terreno, el
sistema de riego, la selección de las mejores cepas y la construcción de la infraestructura
necesaria para cuando llegara el momento de la cosecha.
o Los
sentimientos -. A medida que pasan los meses, aumentaban las expectativas.
Esperaba que la cosecha compensaría la inversión y las largas horas de trabajo.
El profeta expresa, en pocas y dramáticas palabras, el paso de las ilusiones a
la realidad: “Esperó de su viña uvas dulces, pero le dio solo uvas agrias”.
o En
el interior de este campesino estalla una tempestad de preguntas y sentimientos:
“¿Había algo más que hacer por ella, que yo no hiciera? ¿Por qué ha dado uvas
agrias, cuando yo esperaba uvas dulces?”.
o Con
este lenguaje simbólico, el agricultor expresa el dolor profundo que causa la ingratitud.
Todos los seres humanos hemos conocido, en algún momento, este dolor. Muchas de
las preguntas que nos hacemos tratando de entender lo ocurrido, se quedan sin
respuesta. El profeta Isaías expresa, a través de esta desgarradora canción de la
viña, el drama de la ingratitud humana frente a la infinita generosidad de
Dios. El orgullo y el egoísmo son la explicación de las decisiones equivocadas
que tomamos.
o Las
decisiones -. Ante semejante realidad, ¿cuáles son las decisiones que toma el
dueño de la viña? “Quítenle el vallado para que la devasten, derriben su cerca
para que la pisoteen”. El pueblo de Israel vivió una durísima experiencia cuando
el exilio a Babilonia. Vio cómo era destruido el Templo, los objetos dedicados
al culto fueron saqueados y el pueblo fue esclavizado. El pueblo pagó un precio
muy alto por sus infidelidades. Unos duros aprendizajes que sirvieron para redireccionar
el comportamiento de la comunidad; en el post-exilio, la comunidad vivió un
intenso proceso de purificación y reflexión.
ü El
Salmo 79 es una emotiva oración, en
la que el salmista pide perdón, expresa la voluntad de cambio y se acoge a la misericordia
de Dios. Esta oración retoma la imagen de la viña y la relaciona con la
liberación de la esclavitud de Egipto:
o “Sacaste
una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles y la trasplantaste”. La liberación
de la esclavitud y el asentamiento en la Tierra Prometida es la experiencia fundacional
de Israel, que le sirve de referente a
lo largo de su historia.
o “Ven
a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. No
nos alejaremos de Ti; danos vida para que invoquemos tu nombre”.
ü En
este relato del evangelista Mateo,
el Maestro retomar la imagen de la viña, que tenía un profundo significado en
la tradición profética. A través de esta imagen, Jesús hace una dura crítica al
pueblo, a quien había sido confiada la administración de la viña. Cuando Yahvé
pidió cuentas, a través de los profetas, reaccionaron violentamente y los persiguieron.
Mediante la imagen del hijo del propietario de la viña que es enviado a pedir
cuentas, Jesús está refiriéndose a la pasión y muerte que le esperan. Seguramente,
las palabras de Jesús suscitaron una fuerte reacción entre sus oyentes.
ü ¿Cuál
es el mensaje final de esta historia contada a través de la imagen de la viña?
A pesar de las incontables infidelidades de su pueblo, el Señor permanece fiel
a su palabra. Envía a su Hijo para que asuma nuestra condición humana y
recomponga la relación entre Dios y la humanidad. Pero sí hay un
replanteamiento en cuanto a los destinatarios de la Buena Noticia, que ya no
estarán circunscritos a una raza; es la humanidad. Se trata del nuevo Pueblo de
Dios, que es la Iglesia que no conoce límites geográficos ni culturales. “Por
eso les dijo: Dios les va a quitar su Reino para confiárselo a un pueblo que
produzca frutos”.
ü La
Iglesia es la viña del Señor y nos encomienda su administración. Debernos
permanecer vigilantes porque la tentación acecha. Con mucha facilidad, los valores
del Reino de Dios pueden ser suplantados por nuestros intereses personales.
Así, en lugar de anunciar al Señor resucitado, estaremos promoviendo nuestra propia
agenda. No olvidemos que somos administradores, no propietarios, de la viña.