TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XXXIV A
FIESTA
DE CRISTO REY
(22-noviembre-2020)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Seremos
juzgados por la solidaridad que manifestemos
ü Lecturas:
o Profeta
Ezequiel 34, 11-12.15-17
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28
o Mateo
25, 31-46
ü Hoy
celebra la liturgia la fiesta de Cristo Rey. Antes de entrar en los contenidos
teológicos de este domingo, digamos una breve palabra sobre el año litúrgico,
que es diferente del año civil. El año litúrgico se inicia con la preparación
para la primera venida del Señor, en la humildad de un establo, y concluye solemnemente
con la segunda venida del Señor, en la plenitud de su gloria al final de los
tiempos. Así, domingo a domingo, vamos meditando en los diversos momentos de la
vida de Jesucristo y en sus enseñanzas. Con esta fiesta de Cristo Rey concluye,
pues, el año litúrgico, y volvemos a empezar con la preparación del Adviento.
ü El
evangelista Mateo nos transmite las palabras de Jesús sobre su segunda y solemne
venida al final de los tiempos: “Estas son las últimas instrucciones de Jesús a
sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos
sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en
su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas
de las cabras”. Estas palabras de Jesús desbordan nuestra capacidad de
comprensión. Nuestro lenguaje expresa realidades que se dan dentro de un
espacio y un tiempo específicos. Pero las palabras de Jesús se refieren a algo
que está más allá de lo espacio-temporal.
ü Una
de las maravillas del arte universal es el EL JUICIO
FINAL, de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina. Los visitantes enmudecen cuando
se detienen frente a esta obra colosal. La energía de las figuras y la majestad
de la composición suscitan emociones muy hondas y una oración de alabanza se
eleva desde lo más profundo del corazón.
ü Las
palabras de Jesús, que han llegado hasta nosotros recopiladas por el evangelista
Mateo, nos describen cuál será el libreto en esta solemne rendición de cuentas.
La solidaridad será el criterio con el cual nos juzgará Jesucristo, Juez y Señor
del universo: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que
está preparado para ustedes desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre y
ustedes me dieron de comer; tuve sed, y ustedes me dieron de beber…” “Yo les aseguro
que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron
conmigo”.
ü Hay
personas que hacen una lectura equivocada del hecho religioso y centran la
relación con Dios en unos cuantos principios doctrinales o en el cumplimiento
de unos ritos externos o en un código ético. La relación con Dios es mucho más
que eso. Es una relación centrada en el amor. Recordemos que los dos mandamientos
principales son el amor a Dios y el amor al prójimo, que son como las dos caras
de una misma moneda. Y este texto del evangelista Mateo que nos propone la liturgia
de este domingo nos ayuda a entender qué significa, en concreto, el amor a Dios
y a los hermanos. Es un amor que se expresa en acciones concretas de solidaridad.
ü El
mundo sería muy distinto si atendiéramos este llamado. Pero el egoísmo es el sentimiento
que mueve muchas de las decisiones políticas y económicas. Por eso el Papa Francisco
hace un vigoroso llamado a la fraternidad y la amistad social en su reciente Encíclica
Fratelli tutti (Todos hermanos).
ü El
próximo domingo empieza el tiempo litúrgico del Adviento, que es la preparación
para el Nacimiento de Jesús. Como consecuencia de la pandemia, estas Navidades
serán muy tristes para millones de hermanos nuestros por la enfermedad y muerte
de sus seres queridos, por la pérdida del empleo y por la enorme tensión que hemos
vivido durante estos largos meses de encierro. Hagamos de estas Navidades un
ejercicio de solidaridad. Arrojemos un poco de luz en medio de la oscuridad.