Solemnidad. La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María (8 de Diciembre)

LA CONCEPCIÓN INMACULADA DE SANTA MARÍA

Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz

 

TEXTOS

Gn 3, 9-15. 20

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: -«¿Dónde estás?» Él contestó: -«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.» El Señor le replicó: -«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?» Adán respondió: -«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.» El Señor dijo a la mujer: -«¿Qué es lo que has hecho?» Ella respondió: -«La serpiente me engañó, y comí.» El Señor Dios dijo a la serpiente: -«Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.» El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Ef 1, 3-6. 11-12

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Lc 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre yarás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

 

COMENTARIO

El sujeto es Santa María, que es a la que hoy rendimos homenaje.

Me siento tan querido por Ella que no me atrevo a decir que la amo. Parecería que mi actitud quisiera compararla con la suya y esto sería fatal error. Su amor es siempre discreto, silencioso, plácido, pero yo no puedo dejar de proclamarlo.

Conversando con cristianos adheridos, de una forma u otra, a la Reforma, los que llamamos y ellos mismos se acostumbran a llamar, evangélicos, surge con frecuencia la pregunta por su parte ¿para qué necesito yo a la Virgen, si con Jesucristo tengo bastante?. La pregunta es lógica en apariencia. Ahora bien, lo que es fundamental siempre no implica por ello. desprecio de lo que pueda acompañarlo.

Santa María es la madre de Jesús. A veces la amistad con una persona implica una relación estrecha también con toda su familia y a veces, con esa persona que es amiga, se da un distanciamiento, un enojo, una ofensa y lo lamentamos y no sabemos cómo arreglar la amistad deteriorada. Si existe una buena relación con su madre, a ella acudimos y a ella le encomendamos que colabore para que el aprecio que existía anteriormente, vuelva y renazca.

Quiero advertir que el distanciamiento que existe entre la mayor parte de comunidades o Iglesias cristianas no católicas, no es un error del que sean ellas únicamente las culpables.

Hablamos y elogiamos los esfuerzos actuales de ecumenismo. Es una gran ilusión de los últimos papas de Roma, pero implícitamente, pensamos que la unión, la conversión, la comunión, implicará que sean estas comunidades o Iglesias las que se vuelvan a nosotros. Pedimos un lenguaje de reconciliación, sin darnos cuenta de que alrededor nuestro hemos establecido una especie de barrera invisible que dificulta el acercamiento. Me estoy refiriendo a las advocaciones.

El amor a una persona, el cariño, no tiene ni nombre, ni distingos. Es un hondo sentimiento positivo y bueno, enraizado en lo más profundo de nuestro ser. Amamos, yo por lo menos, amo a la Virgen, no a una imagen de la virgen. A Ella me encomiendo. Me gusta, me entusiasma, estar en aquellos lugares que con Ella se relacionan. Con Ella, sin distingos ni calificativos.

Estoy seguro de que muchos lectores o de que muchos que podrían leer lo que voy a decir, se enojarán conmigo. Me irrita cuando oigo que alguien dice: la Virgen de Lourdes, sí que me gusta, pues a mí me gusta más la de Fátima, dice otro. (he puesto dos ejemplos que no corresponden la historia de un pueblo, ciudad o cultura y me he referido con palabras correctas, la verdad es que entre poblaciones, cofradías, asociaciones, movimientos o prelaturas, existe un sentimiento de rivalidad, que se manifiesta tristemente en enfados o acusaciones. Procesionaban por Roma dos peregrinaciones una del este de la penísula, otra del centro. En un cruce se encontraron. Vituperaron cada uno a “la suya”, acabaron insultando a la de los otros)  Me crispa que autoridades eclesiásticas acaben sus disertaciones o documentos diciendo que la Virgen de… patrona nuestra, nos ayude o proteja.

Observe el lector que he puesto puntos suspensivos para no citar advocaciones determinadas.

Si deseamos que Santa María sea amada, debemos empezar por corregir nuestro lenguaje. Por ejemplo, evitar decir voy a saludar, algunos se atreven a decir a adorar, a la Virgen, cuando lo propio es voy a venerar a la imagen de la Virgen, o voy a rezar cerca de tal imagen que me ayuda a hablarle con mi oración. Ofende observar en algunas ocasiones, como al paso de una imagen famosa de la Virgen, algunos se arrodillan y se santiguan. Son signos que reservamos exclusivamente a Dios o su Hijo Jesucristo-

¡se siente uno tan bien en Nazaret, bajo el mismo techo que abrigó a la Jovencita que dijo un sí rotundo y definitivo a Dios! Allí y con Ella, con más facilidad me comunico, a Ella me encomiendo, pero en cualquier sitio o momento le suplico ayuda, sin creer que tendrá menos valor.

Había titulado inicialmente este escrito, simplemente: la Inmaculada. Después lo he corregido. Observe el lector que dice: la concepción inmaculada de la Virgen. Por este “fenómeno” por esta gracia, por esta predilección, hoy especialmente, me alegro y lo celebro. Otro día será por otra predilección que Dios tuvo con Ella.

Cambio de tercio.

La primera lectura es un fragmento del episodio del Paraíso. Es un texto precioso, no me canso de leerlo o de contemplar tantas representaciones plásticas que existen. Quiero señalar únicamente dos detalles. Adán está desnudo y tiene miedo, se esconde, trata de protegerse y que nadie le afrente. ¡Cuanto miedo, cuanta depresión, son únicamente consecuencia de saberse pecador! ¡Y con lo fácil que es, si uno lo sabe, librarse de tal mal!

(No es cuestión de vergüenza, sentimiento que va ligado a características culturales. La vergüenza de desnudarse se vence si sin reparo, si la asistencia médica lo exige, es un ejemplo).

(Alerta, que lo dicho no significa que la depresión no pueda ser una enfermedad, que el profesional deba ayudar a curar).

Eva es la que inicia la situación pecaminosa. Por una parte es nuestra madre-eva, por otra la madre de los vivientes, que reclama la venida de una nueva Eva. No lo olvidemos, es la función benévola que sobre nosotros ejerce Santa María.

Tampoco ignoremos, para entender el “personaje”, que junto a la historieta la tradición hebrea conserva el mito de Lilit, que aunque su origen parece ser que es babilónico, no desapareció del todo en Israel. Lo menciona Isaías 34, 14.

(Entretenerme en este mito, que lo tengo estudiado y es estéticamente interesante y bello, considero que sería hoy, ahora y aquí, una profanación)

El texto evangélico es precioso y creo que no necesita comentario.

Me he referido a las advocaciones, pues bien, hay una que me place: Nuestra Señora del Sí. Se refiere a este momento maravilloso de Santa María. He dicho que me satisface y reconozco que he olvidado como plásticamente se expresa.