TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO IV B

(31-enero-2021)

 

Jorge Humberto Peláez S.J.

jpelaez@javeriana.edu.co

 

Jesús sorprende a sus contemporáneos

 

ü Lecturas:

o   Deuteronomio 18, 15-20

o   I Carta de san Pablo a los Corintios 7, 32-35

o   Marcos 1, 21-28

 

ü Al terminar el mes de enero de 2021, nos sigue acompañando la misma incertidumbre que nos agobió durante año pasado. A pesar del aburrimiento que nos invade, no podemos bajar la guardia, particularmente ahora que nos encontramos en el segundo pico de la pandemia, y los servicios de salud están saturados. Ya brilla una luz al final del túnel. En pocos meses tendremos acceso a la anhelada vacuna. Mientras tanto, sigamos cuidándonos.

 

ü ¿Qué nos dice la Palabra de Dios en este IV domingo del Tiempo Ordinario? Identificamos en las lecturas dos temas de gran pertinencia:

o   El libro del Deuteronomio se refiere a la fidelidad con que debe ser transmitida la Palabra de Dios, sin introducir otros temas o discursos que puedan distraer.

o   El evangelista Marcos describe una escena en la sinagoga de Cafarnaúm que nos permite conocer las reacciones que suscitaba Jesús en sus primeras correrías apostólicas.

 

ü Empecemos por el texto del Deuteronomio. El autor pone en labios de Yahvé unas contundentes palabras sobre el ministerio profético: “El profeta que se empeñe en decir en nombre mío lo que yo no le haya ordenado o hable en nombre de otros dioses, ese profeta morirá”. El mensaje es claro: no se le pide al profeta que exprese sus opiniones personales sobre los diversos aspectos de la vida diaria. No está llamado a ser creativo. Su principal responsabilidad es trasmitir con fidelidad la Palabra de Dios.

 

ü Este antiguo texto del Deuteronomio, leído desde la Iglesia, es un fuerte llamado a anunciar con fidelidad la Buena Nueva. Cuando leemos las páginas de los Hechos de los Apóstoles, que contienen las crónicas de la Iglesia Apostólica y la construcción de las primeras comunidades cristianas, descubrimos que allí está expresado cuál es el núcleo del mensaje evangélico o kerigma fundamental de la Iglesia: es el anuncio del Señor resucitado. Esto es lo que tenemos que proclamar los predicadores y los catequistas. Nuestra tarea no consiste en expresar nuestras opiniones personales sobre la política o la economía.

 

ü De ahí la importancia de dar una sólida formación teológica a los agentes pastorales, y dotarlos de las herramientas que les permitan comunicarse con los diversos públicos con los que interactúan. Cada colectivo tiene sus particularidades culturales.

 

ü Vayamos ahora al texto del evangelista Marcos. Allí encontramos una interesante descripción de las reacciones que Jesús suscitaba entre quienes lo escuchaban. Para poder comprender los comentarios y sentimientos del público, debemos recordar la gradualidad de la revelación de Jesús como Señor y Salvador. ¿Qué significa esto? La plena manifestación de Jesús como Hijo Eterno de Dios hecho hombre sólo se da después de la resurrección. Durante sus correrías apostólicas, quienes lo escuchaban y veían sus milagros se preguntaban quién sería. Y circulaban todo tipo de rumores y comentarios. El texto del evangelista Marcos que acabamos de escuchar es un fiel testimonio de esta diversidad de reacciones. En este relato identificamos tres segmentos:

 

o   El primero de ellos expresa las reacciones ante su forma de hablar: “Se asombraban de su enseñanza, pues lo hacía como quien tiene autoridad y no como los escribas”. En general, la gente es muy perspicaz e identifica claramente quién dice la verdad y quién está engañando, quién habla con convicción y quién está repitiendo discursos prefabricados. Los que oían a Jesús percibían en Él una fuerza superior. Se sorprendían y lo admiraban.

 

o   El segundo segmento de este relato describe la reacción de aquel que estaba poseído por un espíritu maligno. “¡Déjanos en paz, Jesús de Nazaret! ¡Viniste a destruirnos!”. Este episodio es muy diciente, pues la Palabra de Dios desacomoda. Pensemos, por ejemplo, en la predicación de la Iglesia sobre la justicia social, que despierta la oposición y rabia de los que explotan a los demás. Esto quiere decir que debemos anunciar la Palabra sin preocuparnos por los aplausos  o por los gritos de desaprobación.

 

o   El tercer segmento de este relato es la admiración que producen las acciones que lleva a cabo Jesús: “¿Qué es esto? Hasta a los espíritus malignos les da órdenes, y lo obedecen”. Las palabras y las acciones extraordinarias de Jesús muestran que nos encontramos ante una realidad nueva, es decir, el Reino de Dios está presente en medio de nosotros.

 

ü Al concluir esta meditación dominical, pidámosle al Señor que seamos fieles comunicadores de su mensaje y que no nos dejemos desviar por las ideologías de moda. Pidamos también que no nos acostumbremos a leer los relatos de la vida del Señor como si fueran un texto más de los que circulan por las redes sociales; que cada vez que leamos sus parábolas y los relatos de sus milagros nos sorprendamos ante el horizonte nuevo que nos abren y la riqueza del mensaje que nos comunican.