II Domingo de Cuaresma, Ciclo B

VALENTIA Y ESPERANZA

Padre Pedrojosé  Ynaraja  Díaz

 

TEXTOS

 

Lectura del Libro del Génesis 22, 1-2. 9a. 15-18.

En aquel tiempo Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: —¡Abrahán! El
respondió: —Aquí me tienes. Dios le dijo:
—Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moría y
ofrécemelo allí en sacrificio, sobre uno de los montes que yo te indicaré.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí un altar y
apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor
gritó desde el cielo:
—¡Abrahán, Abrahán !
El contestó:
—Aquí me tienes.
Dios le ordenó:
—No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. ahora sé que temes a
Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la
maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:
—Juro por mi mismo— oráculo del Señor—: Por haber hecho eso, por no
haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus
descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus
descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los
pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.

de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-34.

Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros ?
El que no perdonó a su propio Hijo,
sino que lo entregó a la muerte por nosotros,
¿cómo no nos dará todo con Él?
¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica.
¿Quién condenará ?
¿Será acaso Cristo que murió,
más aún, resucitó y está a la derecha de Dios,
y que intercede por nosotros?

 

del Evangelio según San Marcos 9, 1-9.

En aquel tiempo Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos
a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de
un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó
la palabra y le dijo a Jesús:
—Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra
para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
—Este es mi Hijo amado; escuchadlo.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie lo que
habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de
entre los muertos.

 

COMENTARIO

 

El acoso de los virus Covid-19 nos obsesiona. Es justo que así sea por la gravedad de sus probables o posibles consecuencias y por la universalidad de su extensión. Los medios no son ajenos a tales acechos y conseguir noticias o dar explicaciones entendibles suponen para las empresas de difusión poco desembolso. Un corresponsal en el extranjero es caro, entretenerse otros en continuas demostraciones de cómo se inyectas las vacuna debe costar poco.

Detalles que resultarían difíciles de entender, por chocantes que puedan ser, que pueden ilustrar al profano que no caído en la cuenta de un detalle que desconocía, tengo la impresión de que no aportan el incremento de lectores. Pongo un ejemplo. Estoy pensando en que los criminales “bichitos” esos, carecen de color, es imposible que lo tengan, entenderlo supone algún esfuerzo por tanto es preferible ignorarlo y colorearlos a gusto del maquetista, si es que se precisa una ilustración.

Comentar las consecuencias de la muerte, preparar para el paso de la realidad espacio/temporal a la Trascendencia, es mejor no hurgar en ello. No hay que inquietar al lector, es mejor que acabe tranquilo la lectura de artículos insípidos, de color de rosa. Aconsejar, para enderezar comportamientos, no es propio de la situación hospitalaria, máxime si se sufre el encierro en la UCI.

Es que sintiendo la probabilidad de la muerte ¿podría el enfermo hacer algo positivo para ser acogido benévolamente por Dios?. Pues sí, se puede y debe. En la interioridad de la persona cabe el arrepentimiento y el dejarse arropar por el amor de Dios. Para dar relieve y constancia de tal actitud, en muchos casos puede escoger detalles de generosidad, como por ejemplo un donativo a una entidad benéfica o a una institución caritativa y así, acabada la vida histórica, como recomienda el Señor: con el dinero injusto… cuando está a punto de ser innecesario, ya que a la Eternidad no entran caudales, los pobres auxiliados por la caridad del enfermo, os reciban en las eternas moradas. (adaptación de Lucas 16,9).

No, no dice esto el fragmento de la carta de Pablo a los Romanos que se proclama en la misa de este domingo, ahora bien el Apóstol trata de que los fieles que la lean vivan confiados. Recuerda la generosidad de Dios que envía a su Hijo que se sacrifica abundosamente por nosotros y tal valiente esplendidez nos debe llenar de confianza. Reconocido y sintiéndose agradecido a Jesucristo, el fiel, en cualquier lugar o situación que esté, puede sentir que “no hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo;  quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero, se nos advierte en la primera carta de Juan 4,18.

Cambio de tercio.

Los escenarios de las dos otras lecturas, la del Génesis y la de Marcos, son montañas. Ninguna de las dos es designada por su nombre. La cima del cerro de la tierra de Moria, la que le indica Dios para sacrificar a su hijo, según la tradición judía y musulmana, coincidiría con el “Monte del Templo” y más concretamente con la roca albergada dentro de la comúnmente llamada mezquita de Omar. Es una tradición generalmente admitida, sin que existan pruebas históricas ni arqueológicas que lo avalen. La tradición samaritana lo sitúa en la cumbre del Garizin, su montaña sagrada, junto a la actual Nablús, en Palestina.

Los dos sitios los he visitados varias veces. El de Jerusalén es solemne, el de Samaria muy sencillo. Se limita a un cercado metálico, con el correspondiente letrero que indica el hecho que allí ocurrió, vuelvo a repetir que tal creencia es puramente samaritana.

Si uno piensa que para Abraham el segundo lugar le era más significativo ya que estaba próximo a la encina de Moré, donde agradecido por la revelación de Yahve, le había ofrecido su primer sacrificio de agradecimiento y amistad, no obstante, pocos peregrinos se acercan a recordar tal impresionante petición del Señor. La valentía del Patriarca al que se le pide sacrificar a su hijo único se medita más fácilmente aquí.

El valiente el gesto de Abraham demuestra una gran fidelidad a Dios. Es honesto preguntarse ¿se podría pedir algo semejante hoy?

Ejemplos al canto.

Pienso en un padre cristiano que durante su vida ha ido formándose un sólido patrimonio. Ha  conseguido crear una empresa que prospera y envejece, imaginando siempre que su hijo la continuará. Cuando sueña la prosperidad que conseguirá su primogénito, este le dice que no piense en ello,  quiere hacerse sacerdote o fraile.

Imagino un matrimonio que careciendo de descendencia biológica, deciden adoptar una criatura que perpetúe su amor y llegado a la madurez el chico, les dice a sus padres que quiere ser misionero.

Semejante puede ocurrir, y es histórico, que una encantadora chiquilla que desde su adolescencia está enamorada de un compañero de clase, que por su parte le corresponde también con su simpatía y afecto. Pero un día, cercano el final de los estudios secundarios, este le  confía que no piense en matrimonio, que desea entrar en el seminario o partir para servir a Dios en la misma que su Hijo vivió.

Curioso es el caso que al confiarle uno al otro sus ensueños para el futuro, más que enojarse, se pregunta con radical sinceridad si semejante debe ser su camino.

Estas situaciones son actualizaciones de la petición hecha a Abraham. En una el padre-empresario, lo acepta con pesar. En otra a la chica le da un berrinche fenomenal y siente un amargo rencor a Dios, que le arrebata a quien ella más amaba. En el otro caso, con gran entereza y Fe, respeta la libertad de su amado y se pregunta si a ella tal vez también la quiera e ella consagrada. Escoge para sí el matrimonio, sin romper la amistad de tal manera que cuando engendra y da a luz un hijo, le pide que sea él, su antiguo primer amor el que lo bautice.

Me gustaría dedicar unos cuantos párrafos a la Fe de Abraham. Me contengo, que el lector reflexione con autenticidad y generosidad.

Los anecdóticos ejemplos, vuelvo a decir históricos y conocidos por mí, le pueden ayudar.

El evangelio de la misa de este 2º domingo de cuaresma-B- se refiere al asombroso pasaje de la Transfiguración. Tampoco se da el nombre de la montaña donde acontece, pero la tradición lo identifica como el Tabor, cercano a Nazaret, hito precioso en el centro de la llanura de Esdrelón.

Si respecto al relato de la primera lectura me refería a una encina, árbol sagrado para la cultura cananea, diré que en el Tabor crece una encina peculiar que recibe el nombre científico propio del lugar, es el “Quercus ithaburensis”. Conseguí bellotas de un ejemplar de montaña, que con dificulta germinaron y conservo en mi casa dos pequeños arbolitos que aprecio mucho por lo que simbólicamente me sugieren. En dichas encinas, no robles, como indican algunas publicaciones, escucho yo también la voz del Padre que me dice dentro de mi corazón, en la lectura meditada de su Palabra, en la Eucaristía o en cualquier pobre, limitado en su indigencia o aprisionado por la enfermedad: ESTE ES MI HIJO AMADO, ESCÚCHALO.