DOMINGO-4º-CUARESMA-B-

Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz

 

TEXTOS

del segundo libro de las Crónicas (36,14-16.19-23):

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»
En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia:
"El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!"»


de la carta del apóstol Pablo a los Efesios (2,4-10):

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados–, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.

del evangelio según san Juan (3,14-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»

 

COMENTARIO

 

Lamento que la redacción y envío de este comentario semanal que os remito, queridos lectores, os llegue muy tarde. No se trata de que no haya pensado en vosotros, ni en los textos litúrgicos de esta dominica, que los tenía copiados mucho antes y pensados. Os debo una explicación de mis divagaciones al respecto, que estoy seguro os serán útiles también a vosotros.

 

Yo soy yo y mi circunstancia, decía Ortega y Gasset. Y las mías y las vuestras, seguramente, serán muy diferentes a las que nos han envuelto durante los años anteriores a la invasión de la pandemia.

 

“Homo homini lupus”, es una antigua locución latina que todavía se cita hoy. El hombre es  lobo para el hombre, es su significado en román paladino y en consecuencia, las autoridades competentes, con acertada capacidad nos indican que cubramos nuestra faz con una o dos mascarillas homologadas. Implícitamente, se nos va metiendo en nuestros adentros: “el hombre para el otro es un virus”. En consecuencia casi no se nos conocerá cuando pasemos a su lado y hasta hacia cualquiera que podamos con él cruzarnos, sentiremos cierta precaución. No gozaremos de la sonrisa de una chiquilla, ni de los ojazos curiosos de un niño que observa desde el escaparate el interior de una tienda de juguetes, o de “telefoninos”. Que ambas visiones son un placer. Poco a poco nos vamos convirtiendo en islas, comunicados como máximo, observando rostros, más o menos deformados, de cualquiera, por cercano o alejado que esté, pues el rostro más bello se deforma siguiendo tal procedimiento, adquiriendo contornos de melón.

  

 “El infierno son los otros” decía Jean-Paul Sartre”. Prohibidas las reuniones o encuentros de un colectivo y, si llega a ocurrir, no olvidar la protección personal y las distancias interpersonales, que siempre deberán ser superiores a 1,5m, dictan las mismas autoridades. Y tienen toda la razón. Y debemos por Caridad cumplirlas para no existan vehículos congruentes de propagación de la enfermedad que causa estragos.

 

Habréis observado que en ningún momento he juzgado inoportunas las medidas de precaución, meticulosamente descritas en la “órdenes de obligado cumplimiento”. Lo que sí lamento es que por parte de las autoridades de la Iglesia, no se hayan dado las oportunas y cristianas explicaciones con criterios profundamente cristianos. El Papa Francisco sí lo ha hecho.

 

Hoy más que nunca debemos blindarnos con la Fe y aceptar con valentía el misterio de la enfermedad. Tales virus son los más expresivos ejemplos sensoriales de lo que puede ser el diablo, sin casi tamaño, sin color, ni beneficio, todo en unos y otro es entera maldad.

 

Hoy más que nunca debemos cultivar con esmero la Esperanza, que es algo más que saber que ya pasarán los contagios, como en tantas otras ocasiones ocurrieron males parecidos y hoy sean solo historia pasada, pese a que ahora sea mayor su malignidad. La Esperanza se expresa en cumplir alegremente cada día, lo que Dios desea que hagamos. Me detengo yo un momento cuando rezo el Padrenuestro y mentalmente, me digo “haga yo tu voluntad hoy y aquí.. y prosigo recitándolo. La Caridad es la virtud peculiar de estas circunstancias.

 

Os confieso que satisfecho, observo que generalmente, el mundo cristiano  da buen testimonio. Desde Caritas, hasta cesión de locales de propiedad eclesiástica para que sirvan de hospitales de convalecencia, por citar los ejemplos más notorios. Las residencias de ancianos o incurables, regidas por “gente de misa”, son otro testimonio. Compararlas con las otras, sería justo hacerlo, pero tal vez no ejercicio evangélico.

 

Y no olvidar la plegaria, que muchos en tiempos semejantes se santificaron heroicamente.

 

Cambio de tercio y con él acabo.

 

A las lecturas que se proclaman en la misa de este domingo no puedo añadir explicaciones de lugares o tiempos en que sucedieron. Son reflexiones de las que cada uno deberá sacar sus consecuencias personales.

 

Sin que sea directamente lo que enseñan, permitidme que os recuerde que el discurso de Jesús que le ofrece a Nicodemo, está incluido en una larga entrevista nocturna, confidencial, rodeados de silencio y soledad. No puede uno imaginarse su contenido trasmitido de uno al Otro, mediante mensajes de whatsApp.

 

En tiempos pasados viví, en muchas ocasiones, reuniones de chicos y chicas que duraban toda la noche. En más de una ocasión se trataba de entrevistas personales de quien llegaba en el último tren de la jornada y acababan justo para poder tomar el primero del amanecer. ¡cuantos sinceros análisis o decisiones personales se fraguaron en tales momentos.

 

Observaréis que las autoridades civiles dictan permisos y prohibiciones para encuentros entre diversas “burbujas” o para los días de Semana Santa. En realidad, deberían expresarse con más exactitud y hablar de juergas y de vacaciones de primavera.

 

Pero para un cristiano es otra cosa.

 

En meditaciones de Getsemaní, en un bosque, bajo la luna que fue testigo del terrible suplicio espiritual del Señor, o en la celebración de la Vigilia Pascual, que litúrgicamente duraba cuatro horas y el resto de la noche,  cantando, danzando o de excursión, así se pasaba la del acontecer pascual, tan importante que uno no debía vivirla prosaicamente durmiendo.

 

El protagonista de la primera lectura, el portavoz de Dios, es el profeta Jeremías. Célibe, que vivió sin homenajes y murió en el destierro sin que nadie se preocupó de que se guardase siquiera memoria de su tumba.

 

Se acerca la Pascua, debemos preparar la decencia de nuestra interioridad. La segunda lectura nos advierte de lo que implica la llegada de Cristo Resucitado. Quitemos los estorbos y adornémonos de Fe, Esperanza y Caridad nuestra alma y espíritu.

 

El evangelio leedlo y releedlo, por si hubierais olvidado los contenidos sobrenaturales de la pasión, muerte y resurrección del Señor.

 

(por supuesto que agradeceré mucho vuestras comunicaciones, ideas y experiencias. Este artículo supongo lo leerán unos cuantos, pero quiero que sepáis que os lo he enviado a cada uno, teniéndoos presentes cuando marcaba vuestro nombre y a continuación clicaba y que cada noche le pido a Jesús sacramentado por vosotros)