Domingo-III-Pascua
B
DEMOCRACIA-GRACIA-POPULISMO-
Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz
No nos engañemos, a la democracia
la hemos considerado una especie de gracia santificante de la política, sin que
lo sea. Hay que advertir que hoy en día, los que aspiran a dirigir comunidades,
más que poner en práctica la democracia en sus quehaceres, se contentan con
hablar enfáticamente de ella, practicando, a la chita callando, el populismo.
No, no pretendo redactar un mini
ensayo político. El párrafo anterior deseaba ponernos en situación, mis
queridos lectores. Uno que ya es viejo, recuerda lo que creyó el populacho que
iban a ser los antibióticos, las sulfamidas o las prostaglandinas. Los medios,
prensa y radio, exclusivos por aquellos entonces, mencionaban dichas
substancias como un futuro curalotodo y, evidentemente, la humanidad continua
enfermando y muriendo. Sepamos ser modestos. Y paso al grano.
El discurso de Pedro, el fragmento
que corresponde a la misa de este domingo, ni proclama y elogia la democracia
espiritual, ni ofrece una religiosa poción mágica. Habla claro él y
probablemente ofende al auditorio. El Apóstol, como tantas veces he afirmado de
Jesucristo, ni es, ni pretende ser simpático. Él y ellos, sus compañeros de
misión, son coherentes, honrados y sinceros y en consecuencia, estimulan y
consiguen, primero la conversión y más tarde el nacimiento de una comunidad
cristiana. ¡anda ya, y que no es poco!.
Ha empezado su discurso
refiriéndose al pecado. Hoy tal palabra o concepto, es casi inexistente en los
coloquios populares y hasta en los selectos, pese a su importancia. No me
detendré hoy en ello, pues paso a comentar brevemente un párrafo de la segunda
lectura.
Con frecuencia escucha uno o lee,
que alguien dice, yo soy creyente y tan campante continua con su proceder, que
en nada se parece al enseñado por el Maestro. En la carta de Juan leemos:
Quien dice: Yo le
conozco y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está
en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha
llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece
en él, debe vivir como Él vivió.
Debemos hoy examinarnos. Es justo
que lo iniciemos analizando nuestra mente y las inclinaciones de nuestro
corazón, pero no debemos olvidar inspeccionar también nuestras costumbres,
nuestro obrar concreto, mañana, tarde y noche. En solitario y en relación con
los demás.
La humanidad física, orgánica y
funcional de Jesús de Nazaret, desapareció con su muerte y resurrección, pero
no dejó de existir lo fundamental, pese a que pueda haber accidentales
diferencias pues dice el mismo San Pablo: se siembra un cuerpo natural,
resucita un cuerpo espiritual (I Cor 15,44). Y entre
ambos, biológico e inmaterial, existe semejante similitud.
Jesús presente realmente en aquel
encuentro, aparición también llamamos, acude a un gesto muy propio de su época
físico-histórica y acomodándose a su mentalidad, para que se convenzan de que
no es un fantasma. Les pide alimento. Ellos de inmediato le ofrecen lo que
tienen a mano, pescado asado. En algunos manuscritos se dice que también le dieron
miel y no sería extraño, de acuerdo con las costumbres de aquel tiempo.
Si come, es buena prueba de que
vive, piensan ellos. Cuando uno pierde el apetito a es incapaz de tragar,
pensamos que su salud peligra. Una buena demostración de vida es sentir hambre.
Los apóstoles, ante esta vulgar prueba se convencen, puede el Maestro continuar
sus enseñanzas.
He conocido y conozco personas que
devoran libros en busca según dicen de fe religiosa y justifican su
incredulidad después afirmando que nada de lo que han leído les convence. La
Fe, no lo olvidemos, es un experiencia de amistad.
Tal vez la mediocridad frecuente
del amor matrimonial y la mísera aportación de amistad que dan a su vida
social, sea el motivo de que no estén preparados y por ello la asimilación de
la Fe les resulte tan difícil, por no decir imposible.
Que cada uno se examine. Si
carece de amigos intencionadamente, imposible le será creer en
Dios, aceptándole su Amor inseparable.