TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XI B
(13-junio-2021)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Una
inspiradora imagen campesina
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Lecturas:
o
Profeta
Ezequiel 17, 22-24
o
II
Carta de san Pablo a los Corintios 5, 6-10
o
Marcos
4, 26-34
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La
liturgia de este domingo gira alrededor de la imagen de la semilla. Jesús, sabio pedagogo, utilizaba aquellos
ejemplos que hacían parte de la experiencia cotidiana de quienes lo seguían,
que eran, en su mayoría, campesinos. Como nos recuerda el Evangelio que acabamos
de escuchar, “con muchas parábolas como esas les predicaba, adaptándose a lo
que ellos podían entender; sin parábolas no les hablaba, pero en privado se lo explicaba
todo a sus discípulos”.
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La
imagen de la semilla era muy
potente, porque permitía explicar muchos aspectos del desarrollo del Reino: la iniciativa
de Dios; la necesidad de proteger esa semilla de los depredadores; las
condiciones para su desarrollo; la paciencia que requiere; los tiempos que deben
ser respetados, etc. Para este pueblo de campesinos y pastores, familiarizados
con las actividades del campo, este lenguaje del Maestro llegaba fácilmente a
la mente y al corazón.
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Empecemos
por el texto del profeta Ezequiel. Allí leemos: “Voy a tomar un cogollo de un
cedro; arrancaré un retoño tierno de la rama más alta, y lo plantaré en la cima
de un monte elevado”. Esta hermosa imagen nos ayuda a comprender el plan de
Dios que se realiza a través del pueblo de Israel y que continúa a través de la
Iglesia. Ese cogollo tierno nos invita a mirar atrás en el tiempo, cuando Dios
llama a Abrahán, un pastor nómada que vivía en un rincón desconocido del mundo,
en Ur de los Caldeos. Ese cogollo tierno se convirtió, con el paso de
los siglos, en un cedro magnífico que alcanza su plenitud en Jesucristo, revelador
del Padre.
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Leemos
en el profeta Ezequiel: “En él harán sus nidos aves de toda especie y
descansarán a la sombra de sus ramas”. Es una delicada metáfora para expresar
que el mensaje de salvación está dirigido a toda la humanidad, y acoge a todas
las culturas y tradiciones. Es un mensaje de universalidad e inclusión.
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El
Salmo 91 continúa con este lenguaje campesino para describir a quien cumple los
mandamientos del Señor y no se aparta del camino de la justicia: “El justo
crecerá como una palmera y se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la
casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios. En la vejez seguirá
dando fruto y estará lozano y frondoso”. Es un lenguaje muy visual para
expresar las bondades de una vida según los mandatos del Señor y los valores
espirituales.
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El
evangelista nos resume dos parábolas sobre el Reino de Dios que se inspiran en
la imagen de la semilla:
o
“Sucede
con el Reino de Dios como cuando un hombre planta la semilla en la tierra. Él
se acuesta a dormir y luego se levanta, pasan los días y las noches, y la
semilla germina, y crece la planta sin que él sepa cómo”.
o
“¿Con
qué podemos comparar el Reino de Dios? Sucede como con el grano de mostaza:
cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña de todas, pero
después de sembrada, crece la planta y se vuelve la mayor de la huerta”.
ü
Estas
dos parábolas sobre el Reino de Dios y la semilla contienen unos mensajes
profundamente inspiradores para nuestra meditación dominical:
o
El
sembrador por excelencia es Dios, que es quien planta en nuestro interior la
semilla de la fe y nos invita a compartir la vida divina. Es muy importante que
los evangelizadores tengamos total claridad sobre este punto. Se trata de la
obra de Dios. No es un proyecto humano que depende del dinero que invirtamos y
las campañas publicitarias que llevemos a cabo.
o
Nosotros
somos colaboradores, operarios que trabajamos en la viña del señor. A través de
la oración y de la vida sacramental nos iremos transformando en instrumentos
más dóciles a la acción del Espíritu. Dios ha querido invitarnos a colaborar en
esta tarea. Fue la misión que confió a sus discípulos poco antes de su Ascensión
gloriosa.
o
Es
muy sugestiva la referencia que hace Jesús al grano de mostaza: de una semilla muy
pequeña surge un arbusto frondoso. Esto nos invita a reflexionar sobre la
gradualidad del plan de Dios. Los grandes proyectos han tenido comienzos
modestos. Por ejemplo, la fundación de la Iglesia empieza con un puñado de
hombres rudos que acogieron el mensaje de Jesús y fueron transformados por el
Espíritu Santo.
o
La
historia de la Iglesia está llena de ejemplos de mujeres y hombres que respondieron
con total generosidad al llamado del Señor e iniciaron verdaderas revoluciones
espirituales: Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Catalina de Siena, Ignacio
de Loyola, Teresa de Ávila, Juan XXIII. Fueron instrumentos de Dios para
sembrar la semilla de la renovación en la vida de la Iglesia.
o
Los
agricultores necesitan mucha paciencia pues no pueden acelerar procesos y
alterar los ciclos de la naturaleza. Y también necesitan fortaleza para reconocer
que intervienen muchos otros factores que ellos no pueden controlar en su totalidad,
como son las plagas y los desastres naturales. Nunca sabremos qué suerte tendrá
la semilla de la Palabra que sembramos en una homilía, una conversación, un escrito,
un consejo. Es el Espíritu Santo quien actúa en lo profundo del corazón. Los
designios de Dios no coinciden con las agendas humanas.
ü
Al
terminar esta eucaristía dominical, dejemos que esta imagen de la semilla inspire nuestra oración. Es un potente símbolo
que nos habla de la acción del Espíritu en nuestro interior, nos abre a su
gracia, nos motiva a reflexionar sobre las condiciones que hay que favorecer
para que germine. Además, los tiempos de Dios son diferentes…