TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO XV B
(11-febrero-2021)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Una
pregunta esencial: ¿Para qué estoy en este mundo?
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Lecturas:
o
Profeta
Amós 7, 12-15
o
Carta
de san Pablo a los Efesios 1, 3-14
o
Marcos
6, 7-13
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Las
lecturas de este domingo nos invitan a reflexionar sobre un tema teológico muy
existencial. Se trata de meditar sobre la misión o tarea que Dios nos ha
confiado.
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Los
creyentes afirmamos que la vida es un regalo de Dios y que los seres humanos no
somos un simple resultado del azar. Gracias a la muerte y resurrección del
Señor, somos hijos de Dios, sus herederos y coherederos con Cristo. Y hemos
recibido estos dones con un propósito de servicio y transformación. Profundicemos
en lo que significa esto para cada uno de nosotros. Y para ello, dejémonos
inspirar por los relatos de la misión que Dios asignó al profeta Amós, y la
misión que Jesús confió a esos líderes en formación, que constituían el grupo
de los Doce.
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Empecemos
por el relato del profeta Amós. Allí se contraponen dos relatos o lecturas
sobre la actividad que desarrollaba el profeta Amós:
o
En
la lectura que hace Amasías, sacerdote de Betel,
sobre el servicio profético de Amós, lo ve como una iniciativa personal del
profeta, algo así como un emprendimiento de tipo social. En consecuencia, si se
trata de una iniciativa personal, le recomienda trasladarse a otra ciudad por
los riesgos que estaba asumiendo: “Vidente, vete, escapa al territorio de Judá;
gánate allá la vida con tus profecías, pero en Betel no vuelvas a profetizar,
que es templo real y santuario nacional”.
o
Amós
corrige esta interpretación de Amasías y le dice con
firmeza que no se trata de un proyecto personal que pueda modificar a su
antojo. Se trata de una misión que le ha confiado Dios: “Yo no era profeta ni
vengo de una escuela de profetas; yo cuidaba ganado y recogía higos silvestres.
Pero el Señor me sacó de mi oficio y me dijo: Ve y profetízale a mi pueblo Israel”.
ü
¿Cuál
es la reflexión que nos invita a hacer la contraposición de estos dos relatos?
En la vida hay que distinguir cuáles son aquellos proyectos que yo puedo
modificar analizando las ventajas que me ofrecen; por ejemplo, abrir un
negocio, constituir una empresa o emprendimiento, vivir en una ciudad o en otra;
todas estas decisiones dependen de un frío análisis de costos y beneficios.
Pero hay otro tipo de proyectos que afectan lo más profundo de mi ser y que no pueden
ser modificados al ritmo de las conveniencias; por ejemplo, si soy padre o
madre de familia, no puedo escoger entre responsabilizarme de mis hijos o
dejarlos abandonados en manos de algún pariente; si soy un sacerdote, no puedo
escoger entre servir con espíritu generoso a la comunidad o aprovechar el
sacerdocio para hacer negocios.
ü
El
profeta Amós nos enseña a identificar, sin ambigüedades, cuál es el proyecto
que nos propone realizar Dios como colaboración en su plan de salvación y como
camino de felicidad, y asumir, hasta las últimas consecuencias, lo que esto significa.
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Hagamos
un alto en el camino: El primer punto de nuestra meditación ha sido la misión
que Dios confía al profeta Amós. El segundo punto de esta meditación es la
misión que Jesús confía a sus discípulos en formación. En este relato del evangelista
Marcos, identificamos cuatro momentos: el contexto, la misión, las instrucciones
y la evaluación.
o
¿Cuál
es el contexto? Jesús ha hecho un llamado a doce hombres honestos y generosos,
pero carentes de formación. Mediante un paciente trabajo pedagógico quiere transformarlos
en los anunciadores de la Buena Nueva de la salvación. La pedagogía que utiliza
el Maestro es experiencial: recorren juntos los caminos de Tierra Santa,
escuchan sus parábolas, son testigos de sus milagros, le hacen preguntas.
Cuando este proceso de formación ha alcanzado un cierto grado de madurez, Jesús
quiere evaluar lo que hoy llamamos resultados
de aprendizaje. Para ello les organiza un trabajo de campo.
o
¿Cuál
es la tarea que deben realizar? ¿Cuál es la misión que les asigna? Leamos las
palabras del evangelista Marcos: “En cierta ocasión, llamó Jesús a los Doce y
empezó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus malignos”.
Aunque a nosotros nos puede parecer que esta tarea era un poco imprecisa, Jesús
consideró que era suficiente.
o
¿Qué
instrucciones les da? Las instrucciones de Jesús nos sorprenden: “Les encargó
que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón; que no llevaran pan,
provisiones ni dinero. Que podían llevar sandalias, pero que no llevaran dos
túnicas”. Unas instrucciones muy rigurosas, que nos permiten suponer que se
trataba de un trabajo corto, quizás un fin de semana. ¿Cuál es el mensaje que
el Maestro quiere comunicar a sus discípulos en formación? El éxito de las
actividades apostólicas no depende de la abundancia de los recursos materiales;
la preparación más importante es la espiritual; hay que prepararse interiormente
para ser instrumentos de la gracia de Dios.
o
¿Qué
evaluación tuvo esta experiencia apostólica? “Los discípulos se fueron, y con
su predicación llamaron a todos a volver a Dios; expulsaban muchos demonios, y
ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”. Ciertamente, los resultados
positivos de esta experiencia apostólica motivaron fuertemente a estos
discípulos para seguir avanzando en su proceso de formación junto al Maestro.
ü
Vayamos
concluyendo nuestra meditación dominical. Hemos profundizado en la misión del
profeta Amós y en la misión que Jesús confió a sus discípulos en las primeras
etapas de su formación. A la luz de estos textos, preguntémonos si vemos con
claridad cuál es la misión que Dios nos ha confiado al llamarnos a la vida.
Quizás estamos tan distraídos en sacar adelante nuestros pequeños proyectos
personales de éxito y reconocimiento social, que hemos descuidado la pregunta
más importante de todas: ¿Para qué estoy en este mundo?