Jesús es nuestra señal
10 de Octubre de 2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a
decirles: «La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no
se le dará otra señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los
habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este
tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el
día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la
tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que
Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán
el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de
Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Oración introductoria
Así como Jonás fue enviado a anunciar la necesidad del arrepentimiento, yo
también he sido enviado para ser testigo de tu amor, por eso te suplico, ¡ven
Espíritu Santo!, llena mi corazón y enciende el fuego de tu amor para que este
momento de oración oriente mis actividades para la gloria del Reino de Dios.
Petición
Señor, que sea una señal para que otros busquen experimentar el gozo de tu amor.
Meditación
«En la historia de Lázaro vemos la respuesta de Jesús a la petición de signos por
parte de sus contemporáneos, estamos de acuerdo con la respuesta central que
Jesús da a esta exigencia. En Mateo se dice: “Esta generación perversa y adúltera
exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y
tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo, pues tres días y tres noches
estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra”. En Lucas leemos: “Esta
generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo
que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo
mismo será el Hijo del hombre para esta generación”. No necesitamos analizar aquí
las diferencias entre estas dos versiones. Una cosa está clara: la señal de Dios para
los hombres es el Hijo del hombre, Jesús mismo. Y lo es de manera profunda en su
misterio pascual, en el misterio de muerte y resurrección. Él mismo es el “signo de
Jonás”. Él, el crucificado y resucitado, es el verdadero Lázaro: creer en Él y
seguirlo, es el gran signo de Dios, es la invitación de la parábola, que es más que
una parábola. Ella habla de la realidad, de la realidad decisiva de la historia por
excelencia» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 89).
Reflexión apostólica
«Como señaló admirablemente el Papa Juan Pablo II, el hombre “permanece para sí
mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el
amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no
participa en él vivamente”» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi ,
n. 3).
Propósito
Rezar frecuentemente la jaculatoria: «Jesús, en ti confío».
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por este momento de intimidad en el cual puedo contemplar la
inmensidad de tu amor y lo mezquino que puedo convertir mi oración cuando me
atrevo no sólo a pedirte, sino a exigirte, tal o cual cosa. Dame la luz para saber
reconocer las innumerables señales que diariamente me muestran tu divina
Providencia. Que la angustia o el temor no me cieguen ni me roben la paz interior y
la confianza en mi trato personal contigo.
«Lo que nos corresponde a cada uno es tratar de descubrir el plan de Dios sobre
nosotros, el camino que Él nos señala, y estar dispuestos a recorrerlo»
( Cristo al centro, n. 2244).