“Ustedes, los fariseos, limpian por fuera el vaso y el plato, mientras por dentro están
llenos de robos y maldades.”
Lc 11, 37- 41
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
CONFIARSE A LA FICCIÓN DE UN PERFECCIONISMO EXTERIOR
Los diez mandamientos, las leyes y las prescripciones -incluidas las de la Iglesia-
tienen sentido y valor en la medida en que nos ponen en guardia contra las malas
inclinaciones, contra los instintos frecuentemente perversos que se ocultan en
nosotros. Sin embargo, no tienen que ser ellos los que determinen en cada uno de
nosotros el grado de realización del ideal de pureza al que nos invita y desea para
nosotros la santidad de Dios. La raíz originaria del pecado se desarrolla en lo íntimo
de nuestro espíritu, en nuestro corazón, aunque Dios nos ha hecho bellos por dentro
y por fuera, y así es como nos quiere.
No sirve, por tanto, de nada, e incluso es peligroso, confiarse a la ficción de un
perfeccionismo exterior. Si ponemos en movimiento “la fe que obra por medio de la
caridad”, si damos limosna desde nuestro interior, quemando en la caridad todo lo
que acabaría por pudrirse si lo dejamos fermentar en el egoísmo del corazón,
entonces “todo estará limpio”, entonces podremos esperar “de la fe la justificación
que esperamos”.
ORACION
Abre, Padre, mi corazón a la luz de tu verdad. Que yo no tenga miedo de dejarla
penetrar en mí para reconocer todo el bien que puedo poner a tu servicio y al del
prójimo. Que la franqueza y la sinceridad marquen mi pensamiento y mi acción, a fin
de que no caiga en la hipocresía disfrazándome de justicia y de perfección, hasta
creerme, yo mismo, justo y santo.
Padre, concédenos a mí y a toda tu Iglesia tu Espíritu de verdad, a fin de que la fe
produzca realmente obras de caridad y se realice sugestivamente ante el mundo
aquella libertad que Cristo nos dio “para que permanezcamos libres”.