XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Homilía de S.E. Cardenal Julio Terrazas. Domingo 9 de octubre de 2011
"LA VESTIDURA DE LA CARIDAD"
Cardenal Julio: "...por eso hay que estar listos con la única vestidura que le encanta a
Dios: la caridad. Caridad para todos los grupos humanos, especialmente para los
que sufren más, para quienes buscan un equilibrio de los ideales con la naturaleza
en las que están insertos; Caridad y comprensión para todos aquellos que tratan de
hacer algo para superar los problemas de una región o un país; Caridad y
comprensión para que más allá de las palabras y los gestos externos, se encuentre
con el ser humano. Y al ser humano hay que reverenciarlo por su dignidad. No
podemos seguir hablando de convivencia mientras se multiplican los asesinatos
morales y éticos con tantas personas y grupos".
Hom ilía
Amadísimos hermanos y hermanas, lo que estamos celebrando ya es una palabra que nos
compromete a todos en la Iglesia, tomar con mayor entusiasmo y también con
mayor audacia, los desafíos del reino de Dios. Han escuchado las palabras del
Señor Nuncio, también nos ha expresado el sentimiento del Santo Padre
animándonos a no quedarnos parados sino a seguir caminando y caminando con
nuestro pueblo en medio de las vicisitudes de cada día.
Esta fiesta no está asilada, mira con atención y dolor lo que pasa en nuestro país; mira
también con admiración el gesto de nuestros hermanos y hermanas del Tipnis que
siguen caminando para enseñarnos que hay que respetar la naturaleza, respetar la
creación y convertirla en un vergel para todos y no en un terreno para cultivos
dudosos.
Seguimos afligidos por esta gripe que ha llegado a tantos hogares, expresamos nuestra
solidaridad a nuestras autoridades del departamento, del comité cívico que como
Iglesia seguiremos pidiendo a nuestra gente que cumpla todas aquellas cosas que
pide la sanidad en nuestro departamento.
Nos unimos de corazón a los hermanos y hermanas discapacitados, los llevamos como
hermanos con quienes tenemos que compartir la mesa de la felicidad y de la vida.
Una vez más quiero decirle a Monseñor Sergio que con su ayuda y con su colaboración,
este pueblo seguirá marchando hacia adelante, seguirá siendo un pueblo que
amina, seguirá siendo el pueblo de Dios que a pesar de los problemas, confía en la
presencia del Señor. Gracias al Santo Padre por este nombramiento y gracias una
vez más a Monseñor Sergio por su aceptación.
Es en este ambiente que la palabra del Señor resuena con claridad. Jesús habló a los
sumos sacerdotes y los fariseos, eran los grupos más duros de corazón, eran los
grupos más endurecidos por el poder y sobre todo aquellos que maquinaban
contra la verdad de un Dios que es Padre, que es amor y que es entrega. A ellos les
hala, en parábolas y les dice: El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba
las boas de su hijo y envía entonces mensajeros a decirles a los invitados ´vengan
ya está todo listo` y los invitados no quisieron ir.
Interesante esta palabra “no quisieron ir”. Manda a un segundo grupo para que vuelva a
recordarles y uno tenía que ir al campo y otro tenía que hacer sus comercios y a los
otros los mataron, los amedrentaron, los torturaron y los mataron. Esto es lo que
causa esta rabia del rey que manda a sus tropas para terminar con los asesinos y
que destruyan su ciudad.
Ese Rey es nuestro Dios que invita, que llama “Vengan, la mesa de la vida está
preparada, vengan a comer, ya es hora, mi Hijo se va casar, dará un paso
importante en su vida y, las respuestas son negativas o están ocupados o se dejan
llevar por la violencia de corazones que están podridos por el odio y el rencor.
Nuestro Rey vuelve a insistir con otra llamada pero esta vez es a los cruces de los
caminos, a las calles para invitar a todos a que vengan porque la boda está
preparada. Se llenó el salón de invitados, lo ocupan los de calles, los despreciados,
los que tienen derecho a ingresar a los salones, ellos entran y le dan un tono
festivo al casamiento.
Llega el rey a saludar, entra y encuentra uno que no estaba debidamente vestido, le
pregunta ¿qué ha pasado? y la respuesta fue silencio, no habla, no explica ¿estará
avergonzado? ¿se dará cuenta de lo que eso significa? Quizás el no, pero aquellos
que escuchan, los sacerdotes, los fariseos si entendieron.
Lo que estaba reclamando el Señor no era que estrene un vestido externo que este a la
moda; lo que el Señor está pidiendo es que su alma esté lista, la vestidura de la
caridad, que sea alguien comprometido en hacer el bien, alguien que se pone en
manos de nuestro Dios con toda libertad pero también con entusiasmo. Eso
reclamaba el Señor nada más, por eso lo sacan del salón y lo echan.
La marcha de la Iglesia tiene que detenerse un momento y escuchar la invitación del
Señor que vale para nosotros también iglesia del siglo XXI. Vengan dice el Señor: la
mesa de la vida compartida con todos, con buenos y malos, la mesa de la vida
compartida y abierta a todos los que vienen, no cerrada para unos y privilegio para
otros.
¿Cuál es nuestra respuesta? De repente la misma de los invitados del evangelio, de
repente no quieren ir no les interesa no les parece bien estar en esto o están muy
ocupados, han ido a cuidar sus campos, los negocios o hay también los que
tienen envida y rabia porque saben que el Hijo del rey será el Salvador.
Iglesia de Santa Cruz y de Bolivia, hoy el Señor quiere una respuesta alegre, festiva; el
que viene a casarse con nosotros es el Hijo de Dios, el que viene a tomar relación
con nosotros, íntima y para siempre, es el Hijo de Dios, por eso hay que alegrarse,
por eso hay que sentirse felices, por eso hay que estar listos con la única vestidura
que le encanta a Dios: la caridad.
Caridad para todos los grupos humanos, especialmente para los que sufren más, para
quienes buscan un equilibrio de los ideales con la naturaleza en las que están
insertos. Caridad y comprensión para todos aquellos que tratan de hacer algo para
superar los problemas de una región o un país.
Caridad y comprensión para que más allá de las palabras, más allá de los gestos externos,
se encuentre con el ser humano y al ser humano hay que reverenciarlo por su
dignidad, hay que ponerlo en alto, no podemos seguir hablando de convivencia
mientras se multiplican los asesinatos morales y éticos con tantas personas y
grupos.
Hermanos y hermanas, esto es lo que nos pide el evangelio hoy, a todos los que
estamos presentes, obispos sacerdotes, religiosas, laicos, familias enteras,
seminaristas. Nosotros tenemos que ir revistiendo de aquel vestido que nos hace
capaces de participar en el banquete nupcial que prepara Dios, tenemos que
avanzar y aquí por supuesto que el Pastor de la iglesia nos invita a que
avancemos, les dice que vayamos adelante.
Le digo estas palabras de todo corazón a nuestro Arzobispo Coadjutor: La Iglesia de Santa
Cruz quiere seguir marchando hacia adelante para convertirse en el pueblo de Dios
que sigue cantando las maravillas de nuestro creador en medio de las vicisitudes.
La iglesia de Santa Cruz hoy, con sus pastores puede decir: Si Dios me protege que
podemos temer, si Dios camina con nosotros es que es posible ir adelante.
Hermanos y hermanas también de nuestros campos y ciudades, de nuestras selvas,
vamos al encuentro con Dios, un Dios que va a hacer una fiesta grande para todos
nosotros cuando lleguemos a sentarnos a su mesa.
Que Dios nos bendiga a todos y que la Virgen nuestra Madre, siga acompañando el
caminar de nuestra Iglesia. Amen.