Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 28, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación? *
Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados
Textos para este día:
Romanos 4,1-8:
Hermanos: Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor según la carne. ¿Quedó
Abrahán justificado por sus obras? Si es así, tiene de qué estar orgulloso; pero, de
hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver, ¿qué dice la Escritura?: "Abrahán
creyó a Dios, y esto le valió la justificación." Pues bien, a uno que hace un trabajo
el jornal no se le cuenta como un favor, sino como algo debido; en cambio, a éste
que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se
le cuenta en su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga
la justificación, prescindiendo de sus obras: "Dichoso el hombre que está absuelto
de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el
Señor no le cuenta el pecado."
Lucas 12,1-7:
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a
otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con
la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no
llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que
digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se
pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero
no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene
poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo
yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida
Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis
miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones."
Homilía
Temas de las lecturas: Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación? *
Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados
1. No hay regalo más grande
1.1 La primera lectura de estos días nos invita a consdierar el misterio maravilloso
de la gracia.
1.2 La gracia santificante es un don personal sobrenatural y gratuito, que nos hace
verdaderos hijos de Dios y herederos del cielo. La gracia santificante es una
cualidad que hace subir de categoría al hombre dándole como una segunda
naturaleza superior. Es como una semilla de Dios. La comparación es de San Juan.
1.3 Desarrollándose en el alma produce una vida en cierto modo divina, como si
nos pusieran en las venas una inyección de sangre divina. La gracia santificante es
la vida sobrenatural del alma. Se llama también gracia de Dios. La gracia
santificante nos transforma de modo parecido al hierro candente que sin dejar de
ser hierro tiene las características del fuego.
1.4 La gracia de Dios es lo que más vale en este mundo. Nos hace participantes de
la naturaleza divina. Esto es una maravilla incomprensible, pero verdadera. Es
como un diamante oculto por el barro que lo cubre. El siglo pasado Van Wick
construyó con guijarros una casita en su granja de Dutoitspan (Sudáfrica). Un día,
después de una fuerte tormenta, descubrió que aquellos guijarros eran diamantes:
el agua caída los había limpiado del barro. Así se descubrió lo que hoy es una gran
mina de diamantes. La gracia es un diamante que no se ve a simple vista.
2. Las obras de la gracia
2.1 La gracia nos hace participantes de la naturaleza divina, pero no nos hace
hombres-dioses como Cristo que era Dios, porque su naturaleza humana
participaba de la personalidad divina, lo cual no ocurre en nosotros.
2.2 Dios al hacernos hijos suyos y participantes de su divinidad nos pone por
encima de todas las demás criaturas que también son obra de Dios, pero no
participan de su divinidad. La misma diferencia que hay entre la escultura que hace
un escultor y su propio hijo, a quien comunica su naturaleza.
2.3 Cuando vivimos en gracia santificante somos templos vivos del Espíritu Santo.
La gracia santificante es absolutamente necesaria a todos los hombres para
conseguir la vida eterna. La gracia se pierde por el pecado grave.
2.4 En pecado mortal no se puede merecer. Es como una losa caída en el campo.
Debajo de ella no crece la hierba. Para que crezca, primero hay que retirar la losa.
Estando en pecado mortal no se puede merecer nada.
2.5 Quien ha perdido la gracia santificante no puede vivir tranquilo, pues está en un
peligro inminente de condenarse. La gracia santificante se recobra con la confesión
bien hecha, o con un acto de contrición perfecta, con propósito de confesarse. El
perder la gracia santificante es la mayor de las desgracias, aunque no se vea a
simple vista. Sin la gracia de Dios toda nuestra vida es inútil para el cielo. Por fuera
sigue igual, pero por dentro no funciona: como una bombilla sin corriente eléctrica.
Dice San Agustín que como el ojo no puede ver sin el auxilio de la luz, el hombre no
puede obrar sobrenaturalmente sin el auxilio de la gracia divina.
2.6 En el orden sobrenatural hay esencialmente más diferencia entre un hombre en
pecado mortal y un hombre en gracia de Dios, que entre éste y uno que está en el
cielo. La única diferencia en el cielo está en que la vida de la gracia -allí en toda su
plenitud- produce una felicidad sobrehumana que en esta vida no podemos
alcanzar. Esta vida es el camino para la eternidad. Y la eternidad, para nosotros,
será el cielo o el infierno. Sigue el camino del cielo el que vive en gracia de Dios.
Sigue el camino del infierno el que vive en pecado mortal.
2.7 Si queremos ir al cielo, debemos seguir el camino del cielo. Querer ir al cielo y
seguir el camino del infierno, es una necedad. Sin embargo, en esta necedad
incurren, desgraciadamente, muchas personas. Algún día caerán en la cuenta de su
necedad, pero quizá sea ya demasiado tarde.
2.8 Esta reflexión es del P. Jorge Loring, SJ, aunque hemos adaptado la
numeración. Este texto se encuentra en el capítulo 42 de su maravillosa obra "Para
Salvarte", que puede comprarse en diversas librerías católicas y también leerse en
Internet. El enlace es: http://www.multimedios.org/docs/d000735/index.html