Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 28, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza *
El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir
Textos para este día:
Romanos 4,13.16-18:
Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe,
la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está
asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal,
sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Así, dice la Escritura: "Te hago padre de muchos pueblos."
Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que
no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza,
que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: "Así
será tu descendencia."
Lucas 12,8-12:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si uno se pone de mi parte ante los
hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de
Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de
Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que
blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la
sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a
decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel
momento lo que tenéis que decir."
Homilía
Temas de las lecturas: Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza *
El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir
1. ¿Qué es la justificación?
1.1 Una palabra que nos encontramos con frecuencia en los escritos de San Pablo
es "justificación." Uno entiende que tiene una relación con "justicia" pero ¿qué
significa en realidad?
1.2 El idioma español nos puede ayudar si miramos la diferencia entre ajustar y
ajusticiar. Cuando san Pablo habla de que somos "justificados" por la fe, está
diciendo que alcanzamos la justicia. Mientras que el ajusticiado es alcanzado por la
justicia, el que es "justificado" en realidad está siendo "ajustado," es decir, se le
está acercando a lo que es justo, a lo que es o debe ser su propia forma de ser.
1.3 La justificación entonces indica que se hace justicia pero no en el sentido que
uno tiende a entenderlo, o sea, por vía de "ajusticiar," sino por vía de
transformación interna que nos hace próximos al querer de Dios, o sea, por vía de
"ajustar."
1.4 Así comprendemos por qué el apóstol insiste en la "justificación por la fe." La fe
nos abre al universo de Dios; nos permite entrar en la escala de magnitud de las
obras de Dios. Nosotros entramos en el ámbito de Dios, gracias a la fe porque es a
través de ella como le abrimos la puerta para que él entre en lo más profundo de
nuestros ámbitos y nos reforme y transforme como sólo él sabe, quiere y puede
hacerlo.
2. Las Opciones Tienen Consecuencias
2.1 Si te alejas de Cristo quedas lejos de él. Esta frase que parece de Perogrullo es
sólo un modo de leer el evangelio de hoy: tus opciones tienen consecuencias. Dios
respetará tu libertad: si dices que no eres de él, él dirá que no eres de los suyos.
2.2 Negar a Cristo puede parecer algo tan extremo que muchos pensaríamos que
jamás lo hemos hecho o lo haríamos. Para entender la seriedad de lo que está en
juego, conviene recordar el contexto en el que Cristo dijo estas palabras. No fue
con ocasión de una persecución en la que pusieron contra el paredón a algunos
cristianos para que dijeran que negaran su fe y así fueran acribillados. Fue en un
ambiente más cotidiano: sus obras maravillosas, sus milagros y exorcismos, no
eran reconocidos por sus enemigos, que llegaban incluso a decir que Cristo mismo
estaba poseído por algún demonio. Ellos estaban negando a Cristo porque se
resistían a aceptar su mensaje y la gracia que él ofrece. ¿Cuántas veces nos ha
pasado eso?
2.3 Luego está el tema difícil del pecado contra el Espíritu Santo. Es bueno aquí
simplemente recordar lo que nos enseña el Catecismo de Juan Pablo II, en el n.
1864: "No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega
deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento
rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo
(véase Dei Verbum, 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la
condenación final y a la perdición eterna."