La ciencia al servicio del hombre
13 de Octubre de 2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: «¡Ay de ustedes, que
les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con
eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos
los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los
matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la
sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo,
desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el
altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del
saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso».
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo
terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían
acusarlo con alguna de sus propias palabras. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, Tú derramas tu amor sin distinción, quieres que todos experimenten tu
cercanía y misericordia. ¡Ay de mí porque con mi pobre testimonio cristiano puedo
alejar a otros de tu cariño! Ilumina mi oración, ven y haz morada en mi corazón,
para que sea un auténtico testigo de tu amor.
Petición
Jesús, ayúdame a crecer en el amor y el servicio, hasta en los más pequeños
detalles de mi vida.
Meditación
«La cuestión de la Verdad y de lo Absoluto – la cuestión de Dios- no es una
investigación abstracta, divorciada de la realidad cotidiana, pero ahí está la
pregunta crucial, de la que depende radicalmente el descubrimiento del sentido del
mundo y de la vida. En el Evangelio se funda una concepción del mundo y del
hombre que no deja de liberar valores culturales, humanísticos y éticos. El saber de
la fe, por tanto, ilumina la búsqueda del hombre, la interpreta humanizándola, la
integra en proyectos de bien, arrancándola de la tentación del pensamiento
calculador, que instrumentaliza el saber y hace de los descubrimientos científicos,
medios de poder y de esclavitud del hombre. […] Sólo en el servicio al hombre, la
ciencia se desarrolla como un cultivo verdadero y custodia del universo. Y servir al
hombre es hacer la verdad en la caridad, es amar la vida, respetarla siempre,
comenzando por las situaciones en las que es más frágil e indefensa. Este es
nuestro deber, especialmente en los tiempos de crisis: la historia de la cultura
muestra como la dignidad del hombre es reconocida verdaderamente en su
integridad a la luz de la fe cristiana» (Benedicto XVI, 24 de mayo de 2011).
Reflexión apostólica
«Inspírense en Cristo, quien quiso someterse a la ley común del trabajo, como
ejemplo de dedicación y esfuerzo en el servicio a los demás. Tengan presentes no
sólo sus derechos, sino también sus deberes. Trabajen con responsabilidad,
competencia y honestidad. No permitan que intereses ajenos manipulen sus
actuaciones para otros fines, y regulen siempre sus relaciones con todos según la
justicia y la caridad cristianas» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 307).
Propósito
Esforzarme por conocer y vivir la doctrina de mi fe católica leyendo frecuentemente
el Catecismo.
Diálogo con Cristo
Ayúdame, Señor Jesús, a ver a los demás desde tu punto de vista, para que así
busque servirles con alegría y generosidad. Quiero crecer en el amor y quitar todo
lo que me aleje de Ti, Señor y Dios mío. Para agradarte durante el día, me
preguntaré varias veces: ¿cómo haría la Virgen María esto que hago? E intentaré
imitarla. Ése es el mejor camino que puedo seguir para crecer en la generosidad y
en el servicio a los demás.
«Cultiven el hábito de fijarse siempre en el lado positivo de las personas. Y aunque
la evidencia les muestre que tal o cual persona adolece de graves deficiencias,
ustedes pregúntense: ¿Y detrás de esto que veo, qué cualidades y virtudes
encerradas guarda esta persona?»
( Cristo al centro, n. 249).