EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
San Simón y San Judas, apóstoles - Fiesta
Carta de San Pablo a los Efesios 2,19-22.
Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios.
Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos,
mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en
el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de
Dios en el Espíritu.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí
puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Lucas 6,12-19.
En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en
oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio
el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago,
Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y
una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la
región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban
atormentados por espíritus impuros quedaban curados;
y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Leer el comentario del Evangelio por
San Clemente de Roma, papa entre 90-100
Carta a los corintios, 42-44 (trad. F. Quéré)
La sucesión apostólica
Los apóstoles recibieron del Señor la buena nueva para trasmitirla a nosotros.
Jesucristo ha sido enviado por Dios. Por tanto, Cristo viene de Dios, los apóstoles
de Cristo. Estos dos envíos o misiones vienen nada menos que de la voluntad de
Dios. Los apóstoles, revestidos de la certeza de la resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, equipados con sus instrucciones, afianzados por la palabra de Dios, se
pusieron en camino, asistidos por el Espíritu Santo para anunciar que el Reino de
Dios está cerca. Predicaron en el campo y en las ciudades donde establecieron sus
primicias y donde discernían con la ayuda del Espíritu Santo quienes serían los
obispos y los diáconos de los futuros fieles. .. ¿Es de extrañar que aquellos hombres
que Dios proveyó de esta misión en Cristo, hayan establecido, a su vez, los
ministros que acabo de nombrar?...Nuestros apóstoles sabían, gracias a Nuestro
Señor Jesucristo, que los hombres discutirían sobre la función del obispo. Esta es la
razón por la que, en su presciencia perfecta, establecieron los ministros
mencionados más arriba e instituyeron que después de su muerte otros hombres,
debidamente probados, seguirían en la sucesión.
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