XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Lunes
San Lucas 12, 13-21
“¿ Para quién serán todos tus bienes ?”. El hombre vive contemporáneamente
en el mundo de los valores materiales y en el de los valores espirituales. En esta
relación la primacía corresponde a los valores espirituales, en consideración de la
naturaleza misma de estos valores, así como por motivos relacionados con el bien
del hombre. La primacía de los valores del espíritu define el significado propio y el
modo de servirse de los bienes terrenos y materiales.
Un hombre que centra su seguridad en sus posesiones y que no tiene en
cuenta la caducidad de esta vida sólo puede ser calificado de necio, poco
inteligente. La expresión usada por el Señor busca despertar y hacer salir de la
ilusión a quien cree que lo más importante es atesorar para sí, poner en los bienes
materiales y riquezas su gozo y confianza, cuando éstos son incapaces de
asegurarle la Vida eterna.
Es sabio quien pone su confianza en Dios y encuentra su seguridad en Él,
consciente de que la muerte le puede sobrevenir en cualquier momento. Para lo
que hay que estar preparados es para el encuentro final con Dios, que puede llegar
ese mismo día. Entonces cada uno se encontrará cara a cara ante Dios, y la riqueza
entonces no se medirá por los bienes temporales que uno haya acumulado en el
terreno peregrinar, sino por el amor y la caridad vivida en el compartir.
San Ambrosio enseña que “En vano amontona riquezas el que no sabe si
habrá de usar de ellas; ni tampoco son nuestras aquellas cosas que no podemos
llevar con nosotros. Sólo la virtud es la que acompaña a los difuntos. Únicamente
nos sigue la caridad, que obtiene la vida eterna a los que mueren”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)