XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Jueves
San Lucas 12, 49-53
No he venido a traer paz, sino más bien división ”. En el evangelio, que hemos
escuchado hay una expresión de Jesús que siempre atrae nuestra atención y hace
falta comprenderla bien. Mientras va de camino hacia Jerusalén, donde le espera la
muerte en cruz, Cristo dice a sus discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer al
mundo paz? No, sino división”. Sin embargo, el evangelio de Cristo es un mensaje
de paz por excelencia; Jesús mismo, como escribe san Pablo, "es nuestra paz"
( Ef 2, 14), muerto y resucitado para derribar el muro de la enemistad e inaugurar
el reino de Dios, que es amor, alegría y paz.
Entonces, ¿A qué se refiere el Señor cuando dice que ha venido a traer la
“división”. Esta expresión de Cristo significa que la paz que vino a traer no es
sinónimo de simple ausencia de conflictos. Al contrario, la paz de Jesús es fruto de
una lucha constante contra el mal. El combate que Jesús está decidido a librar no
es contra hombres o poderes humanos, sino contra el enemigo de Dios y del
hombre, contra Satanás. Quien quiera resistir a este enemigo permaneciendo fiel a
Dios y al bien, debe afrontar necesariamente incomprensiones y a veces auténticas
persecuciones.
La paz que Jesús nos ha venido a traer no es una paz inconsistente y
aparente, sino real, buscada con valentía y tenacidad en el esfuerzo diario por
vencer el mal con el bien (cf. Rm 12, 21) y pagando personalmente el precio que
esto implica.
La Virgen María, Reina de la paz, interceda por nosotros para que nos ayude a
ser siempre testigos de la paz de Cristo, sin llegar jamás a componendas con el
mal.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)