XXXI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«En la Iglesia ante todo, la fraternidad»
I. LA PALABRA DE DIOS
Ml 1,14b-2.2b.8-10: «Os apartasteis del camino y habéis hecho tropezar
a muchos en la ley»
Sal 130,1.2.3.: «Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor»
1Ts 2,7b-9.13: «Deseábamos no sólo entregaros el Evangelio de Dios,
sino hasta nuestras propias personas»
Mt 23,1-12: «No hacen lo que dicen»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
La tercera consigna para la Iglesia (cf los dos Domingos anteriores) es la
fraternidad y el servicio, contrapuestos a la incoherencia y la vanidad de los que
mandan (cf 1ª Lect.). A los elegidos para establecer la Iglesia, Jesús dice que no
alardeen de sus puestos, porque «uno solo es vuestro maestro y todos vosotros
sois hermanos... el primero entre vosotros será vuestro servidor».
En nuestro tiempo, como en los primeros, tiene también lugar la tentación
correlativa: la ambición de los primeros puestos, por parte de los que no los
detentan (cf Mt 20,24-28).
Por fin, la crítica a los títulos de «maestro... padre... jefes» no se entiende
literalmente, pues el mismo NT utiliza esos términos.
III. SITUACIÓN HUMANA
La sencillez, la fraternidad, el servicio... son virtudes subrayadas en nuestro
tiempo. Proporcionan paz en este mundo tan competitivo. Bella oración la del salmo
responsorial: «Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor,... no pretendo
grandezas...»
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– «... Nadie se puede dar a sí mismo el mandato ni la misión de anunciar el
Evangelio... Eso supone ministros de la gracia, autorizados y habilitados por parte
de Cristo» (875).
– Para una mayor profundización en la constitución jerárquica de la Iglesia: 874-
879. 1536. 1546-1571.
La respuesta
– Por parte de la jerarquía, fidelidad al ministerio: «Ante la grandeza de la gracia y
del oficio sacerdotales, los santos doctores sintieron la urgente llamada a la
conversión con el fin de correponder... a aquel de quien el sacramento los
constituye ministros...» (1589). Y actitud de servicio: «El carácter de servicio del
ministerio eclesial está intrínsecamente ligado a la naturaleza sacramental...
dependiente de Cristo que da misión y autoridad, los ministros son verdaderamente
esclavos de Cristo... [y] esclavos de todos» (876).
– Para el desarrollo del ministerio: 888-896.
– Por parte de los fieles: No encerrarse en sí oponiendo «la conciencia personal y la
razón a la ley moral o al Magisterio de la Iglesia. Así puede desarrollarse entre los
cristianos un verdadero espíritu filial con respecto a la Iglesia. Es el desarrollo
normal de la gracia bautismal que nos engendraó en el seno de la Iglesia y nos hizo
miembros del Cuerpo de Cristo» (2039-2040).
– Sobre la personalidad cristiana de los laicos: 783-786. 871-873. 897-913.
El testimonio cristiano
– Los laicos «tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio
conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los pastores sagrados su
opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarla a los
demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe... la reverencia hacia los
pastores...(CIC can. 212, 3)» (907).
A la jerarquía se le pide fidelidad y actitud de servicio fraternal en el cumplimiento
de su misión. A los fieles se les pide espíritu de comunión eclesial.
Con permiso de Almudi.org