XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
"Volverá el Señor y retribuirá a cada uno «según sus obras»"
I. LA PALABRA DE DIOS
Pr 31,10-13.19s.30s.: «Trabaja con la destreza de sus manos»
Sal 127,1s.3.4s.: «Dichoso el que teme al Señor»
1Ts 5,1-6: «El día del Señor llegará como un ladrón en la noche»
Mt 25,14-30: «Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
La segunda parábola sobre el retorno del Señor destaca el presente como garantía del
futuro, de la eternidad. El presente es productivo, como el dinero colocado a interés,
porque en el retorno del Señor, se dobla el capital para la eternidad. O se recibe la
sentencia de condenación, si no se ha colocado el capital, grande o pequeño, que es la
vida de cada uno.
La segunda Lectura destaca la imprevisión del retorno de Cristo para unos, para los
«asegurados» en este mundo de «tinieblas», donde no se ve. Y el deseo cumplido de
la venida del Señor para otros, para «los hijos de la luz», que viven despiertos,
vigilantes.
Si bien es cierto que la vida es ir recibiendo dones del Reino de Dios, hoy se nos dice
que al final el don es Dios.
III. SITUACIÓN HUMANA
Al hilo de la segunda Lectura, toda persona sensata no puede menos de experimentar
que las seguridades de este mundo se quiebran. Por eso, la llamada de atención para
el fin de esta vida, que es comienzo de la otra, no puede desatenderse. Lo único
sensato es vivir vigilante, continuar quizá buscando, mejor deseando el futuro.
Grande es la confianza de Dios en el hombre, a pesar de todo, porque le sigue
otorgando talentos para transformar y mejorar todo.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– «... El Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar... y para dar la vida que hay en
él... Es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí
mismo... es retribuído según sus obras... y puede incluso condenarse eternamente al
rechazar el Espíritu de amor...» (679).
La respuesta
– Preparemos el juicio eligiendo ahora el camino de Cristo: "El camino de Cristo «lleva
a la vida», un camino contrario «lleva a la perdición»... La parábola evangélica de los
dos caminos está siempre presente en la catequesis de la Iglesia. Significa la
importancia de las decisiones morales para nuestra salvación. «Hay dos caminos, el
uno de la vida, el otro de la muerte; pero entre los dos, una gran diferencia» (Didajé, 1,
1)" (1696).
– Adelantemos el juicio definitivo en el tribunal de misericordia de la Iglesia: En el
sacramento de la Penitencia, "el pecador, confiándose al juicio misericordioso de Dios,
anticipa... el juicio al que será sometido al fin de esta vida terrena. Porque es ahora, en
esta vida, cuando nos es ofrecida la elección entre la vida y la muerte, y sólo por el
camino de la conversión podemos entrar en el Reino del que el pecado grave nos
aparta... Convirtiéndose a Cristo por la penitencia y la fe, el pecador pasa de la muerte
a la vida «y no incurre en juicio»..." (1470).
El testimonio cristiano
– "Todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestra inteligencia, tras
haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los
encontramos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados
cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal. Dios será entonces «todo
en todos» (GS 39)" (1050).
– "Quiso Dios «dejar al hombre en manos de su propia decisión» (Si 15,14), de modo
que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la
plena y feliz perfección (GS 17)" (1730). El juicio de Dios se prepara (se instruye) en
este mundo. El juicio de Dios se adelanta en el juicio de misericordia del sacramento de
la Penitencia.
Con permiso de Almudi.org